FACULTAD DE MÚSICA Y ARTES.
Nunca me había importado ser el único que no quiso meterse con problemas ajenos, adoraba la facultad, la música, el arte, la pintura y todas esas cosas que le gustan a los tipos de mi estirpe, estaba por cambiar de clase cuando del cuarto de limpieza tiraron de mi con fuerza desmedida, mi espalda terminó chocando con la pared y después de eso, placer. Los labios de Minerva Del Bosque chocaron con los míos, la senté en la pequeña mesa que había y me aprisionó con sus piernas, mientras nos besábamos me desabrochó el pantalón.
— ¿Estás loca? ¿Qué haces aquí?
— Estoy viniendo a buscar lo que no me ha llamado desde la fiesta en casa.
— No fue una fiesta que me dejara un buen sabor de boca al final, aunque cabe destacar que disfruté mucho a la anfitriona.
— El dios egipcio está aprendiendo bien, pero debiste llamar.
— No soy de los que llaman, amiga.
— ¿Somos amigos?
— Cogemos, creo que amigos no es la palabra que nos define.
— Claro que sí, solo cojo con mis amigas. — me golpea.
— ¿Cuántas tienes?
— Una, tú.
— He quitado la tanga y la dejaré en tu bolsillo para que recuerdes este momento el resto del día. — me susurró, acaricié sus muslos antes de entrar en ella. — Fuerte. — la mesa terminó por desbaratarse, así que tuve que azotarla en la pared una y otra vez, le besé para evitar que sus gemidos se extendieran por toda la facultad, lloriqueaba y jadeaba mientras estábamos en el acto, llegó al orgasmo y sentí que se desmayaría en cualquier momento, se sacudió con fuerza y clavó sus afiladas uñas en mi espalda, gruñó fuerte y acto seguido, llegué al orgasmo yo, apoyó su frente en mi pecho, por lo que a mí concierne, me temblaban las piernas como maldita gelatina pero me mantuve a flote como un buen guerrero azteca que soy, me volvió a besar y me miré directo a los ojos.
— Me acabas de dar la cogida de mi vida Radamel Palacios.
— Para que te acuerdes de mí siempre.
— No dejo de pensar en ti desde la primera vez ¿Qué será de mí ahora? ¿Estarás libre ésta noche?
— No lo sé, tal vez tenga tarea o que ir a limarme las uñas.
— No se dice así, tonto, te harás la manicura, así se llama.
— Esa madre. — agité la cadera mientras aún permanecía dentro de ella, gimió un par de veces.
— Ya basta, garañón.
— Tengo que ir a clase, ¿Me das mi premio? — metió la tanga en mi bolsillo, la volví a besar.
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✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟
Novela JuvenilHace cerca de veinte años la historia de los Palacios parece no haber terminado del todo bien, en realidad, nada bien. Eiden Palacios había logrado darle un golpe mortal a Albert Briar, pero el precio que había pagado por ello, era demasiado alto, t...