CAPITULO XIII "INTERMEDIARIA"

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Las fiestas en la casa de Berlín siempre eran un lujo, los mejores DJ's de la ciudad, la mejor bebida y las mejores mujeres también

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Las fiestas en la casa de Berlín siempre eran un lujo, los mejores DJ's de la ciudad, la mejor bebida y las mejores mujeres también. Debo aceptar que, a pesar de ya cargarme casi veintidós años, nunca me había dado la oportunidad para el amor, nada más de saberme la historia de mis viejos me dan ganas de arrancarme el corazón para nunca pasar lo que tuvo que pasar mi papá para enamorar a la divina madre que tengo.

— Hola Fabián.

— Hola Candy. – dejé de ponerle atención a Candy cuando vi a Sarah Corleone entrar a la torre portando un vestido con un escote violento. – Disculpa. – me levanté y caminé a ella, se encontraba de espalda pidiendo una bebida. – Sarah Melissa Corleone, ese escote es peligroso, podría hacer chocar a alguien y tener pase directo a la gloria. – tomé una bebida y la miré con disimulo.

— Hola, Alexis Fabián Rivas, tal vez alguna mujer quiera que choques con la gloria. – le sonreí. — ¿Cómo estás?

— Bien.

— ¿Sanas correctamente?

— Sí, tengo buenos médicos atendiendo mis heridas.

— ¿Solo médicos? – sonreí, vaya, esta mujer es ardiente.

— ¿Por qué no vamos después de la fiesta a hacer los deberes a un lugar cómodo? – susurré.

— No me voy a acostar contigo, Fabián.

— ¿Segura?

— Sí, no voy a ser una de tantas que portan el brazalete que les das después de tener una noche con ellas ¿Sabes a cuántas chicas les he visto ese brazalete?

— Es lindo, es exclusivo de los Vipers.

— No quiero ser parte de tu colección de brazaletes.

— Sarah, no bastará con que te resistas, porque tal vez lo hagas ahora, pero no será así siempre, la invitación está abierta para cuando quieras, cree cuando te digo a vos, que yo siempre voy a querer. – iba a invitar a Sarah a bailar cuando Hailee apareció mostrando un rostro que no me agradó.

— ¿Alex?

— ¿Qué pasa?

— Ghal está en el hospital. – contuve la respiración.

— ¿Dónde?

— Cerca de la catedral, vamos. – miré a Sarah, me tomó de la mano y salimos de la torre sin llamar a nadie más.

— Dame las llaves Fabián.

— ¿Qué?

— Dame las llaves, no vas a conducir así, estás nervioso, preocupado y distraído, así que dame las llaves, yo lo haré. – le di las llaves de mi auto. — ¿Quieres tener sexo ahora?

— No. – le dije.

— Dijiste que siempre estarías dispuesto. – puso en marcha el auto, conducía como una piloto de la fórmula uno y eso me gustó, llegamos al hospital y descendimos del auto. – Fabián.

✟ ɢᴀɴɢꜱᴛᴀ'ꜱ ʀᴏʏᴀʟᴛʏ ✟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora