Malicia

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La noche es joven y nosotros también. Terminamos bebiendo alcohol como nunca lo habíamos hecho juntos. Sobrepasamos todos los niveles de los cuales nos creíamos capaces. De repente todo nos importó una mierda y encontramos más diversión en nosotros mismos. En no hacer nada y reírnos sin sentido. Ethan sobre la mesa bailando me sorprendió mucho. Es más juguetón de lo que parece.

—¡Por qué te sacas la camiseta Et! —gritó Marc mirándolo desde el sillón. Su amigo de lentes, (quien los había perdido por la casa al primer vaso) tomó la botella de ron y le dio un sorbo tambaleándose.

—¡Pues porque después de esto tendré que ir a la universidad bro! ¡No podremos hacer estas cosas!

Marc se levantó de repente y aplaudió.

—¡Toda la razón amigo mío! —lo siguiente que vi fueron las abdominales de Marc, (las cuales al lado de cierto boxeador que conozco, me parecieron tiernas) se subió a la mesa junto con Ethan y le quitó la botella. Trató de beber pero gran parte del alcohol se escurrió por su torso desnudo. —¡Hey mierda! ¡No compramos ron para que te bañes! —se quejó Ethan. Los dos me miraron curiosos. Yo me reía de sus estupideces mientras sentía la habitación moverse de un lado a otro—. ¡Emma ven aquí!

Me levanté con dificultad y deslicé mi blusa por mis brazos. Enseguida los dos vociferaron un fuerte: ¡Uhhhhh! la lancé lejos y acomodé mi brallet negro (por si las moscas), di vueltas para luego subirme a la mesa junto con ellos. Lo cual —porsupuesto— fue una mala idea. Me mareé y caí de vuelta en el sillón. Mientras ellos se burlaban de mí, la música cambiaba a una romántica. Entonces Ethan rodeó a Marc entre sus brazos y lo miró a los ojos coqueto. Lo siguiente se puso tan interesante, que mantuve mis ojos desorientados lo más concentrados que pude en ellos dos.

—¿Te había dicho lo guapo que te ves a la luz de la oscuridad? —preguntó pestañeando varias veces mientras acariciaba su cabello. Marc soltó una carcajada y rodeó la cintura de su amigo con sus manos.

—¡Eso no tiene sentido Ethan!

—Nada tiene sentido Marc...

Me tapé las manos con la boca mientras veía como Ethan acercaba su boca al cuello de su mejor amigo y lo besaba suavemente.

—¡Dios Ethan qué haces! —exclamó el crespo entre risas.

—¿Qué? ¿Sólo mujeres? ¿Tan aburrido eres? —Marc ladeó la cabeza y se quedó unos minutos mirando al techo. Su amigo no dejaba de mirarle los labios y mojar constantemente los suyos con su lengua.

—¡No tengo idea! —exclamó. Al instante Ethan lo estaba besando con fuerzas. Grité como cabra loca mientras apreciaba el intenso momento. Dieron vueltas por la mesa juntando sus cuerpos desnudos como si fuese una pintura del siglo 19. (Pero más homo, osea mejor) Marc me miró de reojo confundido. Yo aplaudí y le grité que lo besara. Entonces cerró los ojos y se besaron apasionadamente hasta que la canción terminó. Aquella escena provocó algo inolvidable en mí. Me reí, grité y me excité sin saber si aquello era normal o permitido. Al instante me dio lo mismo, tomé mi vaso de alcohol y me lo acabé para luego cerrar los ojos en el sillón.

—Emma. ¿No tienes frío? —me desperté con la voz de Marc a mi lado. Ya no había música y resonaba en mis oídos un permanente timbre restante. Me moví en el sillón y estiré los brazos por sobre mi cabeza. Estaba con jeans sueltos y sostén. Observé que Marc continuaba sin camiseta—. Ve a dormir a la cama, que te resfriaras. —Estiré mis brazos hacia él.

—Llévame. —pedí. Él soltó una risita y deslizó su mano por mis muslos y la otra por mi espalda. Sin quejarse más, me llevó como princesa hasta la cama de dos plazas de la cabaña en la que dormían él y Ethan. Luego de ver lo que vi, me imaginé todo tipo de películas de ellos dos—. ¿Y Ethan? —pregunté con voz adormilada.

—Vomitó todo y luego se fue a domir a tu cama.

—Iu...

Marc me dejó con delicadeza y luego me tapó con una manta peluda que había a los pies de la cama. Cerré los ojos y escuché su voz en susurro diciendo que iría a dormir al sillón.

—No seas estúpido, duerme aquí. —dije. Marc se detuvo en la puerta y me miró sorprendido.

—¿Segura?

Asentí varias veces con una sonrisita. Me parecía adorable que sea tan correcto y educado. Caminó tímido alrededor de la cama y se acostó al otro lado con su vista hacia el ventanal dándome la espalda.

—Buenas noches. —susurró. Yo admiré durante largos segundos como sus músculos se tensaban y relajaban con cada respiración. Giré hacia él y apoyé mi cabeza en su espalda. Al tocarlo con mis manos heladas él se crispó del susto—. ¿Todo bien?

—Marc... ¿y si le gustas a Ethan? —pregunté.

—¿Estás loca? claro que no.

Deslicé mi mano por su brazo haciendo que él se diera vuelta a mirarme. Vi como sus ojos recorrieron mis pechos y cada espacio de mi rostro. Se detuvo en mis labios cuando empecé a hablar.

—Sentí algo de celos. Al verlos... —murmuré. En mi cabeza tenía una pelea interna con todas mis personalidades. ¿Qué mierda estaba diciendo? no era verdad. ¿Qué quería en realidad? no tenía idea. De repente mi rostro se acercó demasiado al suyo, reduciendo nuestra distancia a centímetros. Marc pestañeó varias veces. Deslicé mis dedos por sus mejillas y él me besó de repente. Como si no pudiese soportarlo más. Puso su cuerpo sobre el mío, deslizando sus manos sobre mi abdomen y mi rostro. Abrió mis labios con su lengua y me beso despacio. Tomé entre mis dedos su cabello ondulado y lo atraje hacia mí con fuerzas. No estaba pensando en nada, sólo lo quería cerca.

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora