¿Ósea cómo? ¿Escuché bien? ¿Quería invitarnos a mí y ahora también a Jack a sus vacaciones con Ryan? ¿Acaso tenía sentido? esta rubia definitivamente estaba planeando algo malvado, y no quiero ser parte de ello.
Terminamos los cuatro sentados en la pequeña mesa de madera, intercambiando miradas disgustadas con la situación. De alguna forma Mía había logrado sentarnos para conversar sobre su loca idea como si fuese posible. Hasta el momento Jack no ha dicho ni una sola palabra, y la rubia lo miraba tan fijo que comencé a patearla por debajo de la mesa.
—¿Qué? —preguntó molesta. Achiqué los ojos. Ella sabía perfectamente a lo que me refería. Posó sus ojos -de nuevo- en mi novio y sonrió—. Sólo lo miraba. —Entrelazó los dedos de sus manos sobre la mesa y apoyó su cabeza en ella, quedando más cerca de él, quién se sentó justo en frente (y al lado de Ryan, cof, cof)—. Y debo admitir que eres más guapo que en televisión. —Abrí los ojos indignada. Ryan se encogió de hombros. ¿Acaso le parecía normal? la rubia se apoyó en la silla y cruzó los brazos—. Sip. Pero no. Mi Ryan es mucho mejor. En TODO sentido.
—¿Qué quieres decir con eso? —escupí molesta. Ella sonreía, me miró y ladeó la cabeza con una expresión de lástima.
—Ya sabes, TOOOOOOODO. —me guiñó un ojo al decirlo y eso provocó que me ardiera más la cabeza. Ryan se tapó el rostro con las manos. Y Jack, para variar, ni le importó. No debía seguirle el juego, si no yo también quedaría como una pendeja. Eso pensé, pero mi nariz se arrugó al hablar de todas formas.
—No lo creo. —bufé, cruzándome de brazos. Mía se rio. Se acercó a mí y separó sus manos en el aire señalando un gran espacio imaginario entre ellas. Movió los labios lentamente: "Así" pronunció con un gesto de victoria. Mi rostro se ruborizó enseguida al entender la referencia.
—¡Mía! —gruñó Ryan avergonzado—. No inventes cosas raras.
La rubia cruzó sus brazos en su cintura, sin quitar su expresión orgullosa. Sentí mis orejas arder.
—¡Jack la tiene mucho más...! —me detuve al hablar cuando sentí su mirada penetrante sobre mí. Su expresión me lo dijo todo. No podía creer lo que estaba por decir. Bajé la cabeza avergonzada. Mía abrió la boca sorprendida y luego comenzó a reírse estruendosamente. Golpeó mi brazo y sonrió.
—Me caes bien Emma.
La miré incrédula. Esta mujer estaba loca y por su culpa casi digo una tontería. Levanté la cabeza despacio y vi que Jack tenía las orejas rojas del bochorno.
—Bueno, bueno. —habló Mía tratando de calmar la situación—. Entonces, nos vamos los cuatro a la nieve.
—Ya hay nieve aquí. —murmuró Ryan.
—¡Iremos a un centro de esquí! ¡No es lo mismo!
—¿Por qué debo ir yo? —preguntó Jack, dejándonos sorprendidos a todos porque era la primera vez que habló desde que llegó.
—Será mejor que vayas. —explicó ella—. Porque Emma irá y no querrás dejarla sola...
—Yo no voy ir. —dije, y fui rápidamente ignorada, porque la rubia siguió hablando.
—No me digas que tienes que entrenar, y que Emma se debe quedar contigo. —achicó los ojos al decirlo y ladeó la cabeza en negación—. Porque mierda, eso es muy egoísta. —todos nos quedamos en silencio. Jack la miraba atento, Ryan bajó la cabeza, de seguro pensaba igual—. La niña es joven, se quiere divertir. Y la dejas sola en un país lejano sin conocer a nadie. Claro que se aburriría. ¿No te parece?
—Eso no... —quise intervenir, pero no sabía qué decir. ¿Enserio estaba defendiéndome? ¿Será porque le gané en la batalla del vino?
—Está bien. —accedió Jack. Lo miré sorprendida. ¿Era enserio?—. Vamos.
Mía sonrió orgullosa.
—¡Bien! ¡Está decidido!
Ryan bajó la cabeza apenas cruzamos miradas. No podía creerlo. ¿Nosotros cuatro juntos? parecía el peor de los planes y estamos todos involucrados. Incluso yo podía ver el futuro de esto: Sería un desastre.
Observé a Jack ir y venir con su ropa para luego ponerla en un bolso. Jugué con la patita de Maya mientras dormía en nuestra cama. Alex y Charlotte vendrían a cuidarla. Es que no podía creerlo. ¿Enserio iríamos? ¿Lo hará por mí? quizá las palabras de Mía le afectaron de alguna forma. Para mi fue igual. ¿Enserio quería agradecerme por ayudar a Ryan?
Me levanté de la cama y caminé hasta la cocina por un vaso de agua. Necesitaba pensar con claridad. Solo imaginar que pasaría varios días con Ryan me hacían sentir ansiosa. No sé si es miedo por recordar la última vez que nos encontramos en vacaciones, o por la culpa de estar allí con Jack sin decirle que intenté besar a su enemigo. Tenía que enfriar la cabeza, Ryan estaría con Mía y yo con Jack. No pasará nada raro. Y por si las moscas, evitaré cualquier contacto con esos ojitos verdes. Por el bien de todos.
Devolví mis pasos por el pasillo y vi a Jack con sus manos apoyadas en la cama y con la cabeza baja. Maya se había levantado y le lamía las manos mientras agitaba su cola de un lado a otro.
—¿Jack? —pregunté despacio. Enseguida se puso de pie. Vi como giró los ojos en un intento de enfocar la vista—. ¿Estás bien?
—Sí, sí. Sólo es un dolor de cabeza. —Apenas respondió se fue por el pasillo. Lo seguí por detrás.
—¿Quieres tomar una pastilla?
De detuvo frente al ventanal. Llovía estruendosamente afuera.
—No es necesario. Ya se me pasará.
Maya llegó a nuestro lado y se sentó en los pies de Jack. Solté una risita al verla. Ya era una costumbre que había adquirido. Jack la tomó en brazos y jugueteó con ella. La perra era la más feliz del mundo cuando estaba entre esos tríceps de campeón(Créanme, la entiendo).
Esa misma noche, después de terminar de hacer los bolsos, Jack salió a trotar, aún con esa intensa lluvia, porque estaría toda una semana sin entrenar, o algo así. Tomé nuestros bolsos y los llevé hasta la sala. Al ponerlos en el sillón, el de Jack rodó y cayó al piso. Mientras lo levantaba, una caja de remedios había quedado sobre la alfombra. Un nombre complicado aparecía en el envase, y varias de las tabletas estaban usadas. ¿Y esto qué es? Jack normalmente no usa medicamentos, ni siquiera cuando se resfría. ¿Será por el dolor de cabeza? dijo que no era necesario. Mi celular comenzó a sonar desde la habitación. Devolví la caja al bolso y fui por él. Marc...
Mierda, llegó la hora.
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EMMA
RomanceSEGUNDA PARTE DE JACK CALLEN. * Emma es una joven de dieciocho años que está por empezar una nueva etapa en su vida. Desechar traumas y recuerdos nunca es fácil. Sobretodo cuando aquel boxeador profesional aparece de nuevo en su vida con una propues...