Siempre supe que llegaría el momento de contarles. Era obvio, no podíamos pasar más meses intercambiando palabras insignificantes por nuestro chat grupal. Todos sabemos que hay sucesos más importantes en nuestra vida, sobre todo si nos vamos a vivir lejos con nuestro novio famoso.
—¿Emma?
—Marc... hola.
Escuchar su voz se convirtió en algo muy reconfortante para mi. Como volver a casa luego de unas muy largas vacaciones. Y fue precisamente en un momento vulnerable, en que me sentía confundida y extraña. Pensando en todas esas cosas que podría (o no) estar escondiéndome Jack.
—¿Cómo estás? —preguntó. Enseguida sentí un nudo subir de mi estómago hasta mi garganta. Mierda, le diría. Le tengo que decir todo y no se me ocurría cómo empezar. Suspiré y abrí la boca:
—¿Te acuerdas que les conté que vi cómo atropellaban a una persona justo frente a mí?
—¿Si?
—Bien, pues esa persona era Ryan Nolan.
Bueno, sí. No tenía mucho tacto, lo sé. Y es que mis amigos fueron mi apoyo cuando todo eso sucedió, y odiaron a Ryan como si lo conocieran por años. Me insistieron para que fuera un psicólogo, y Marc, precisamente, era al que más le dolía. Porque vivió el machismo y lo peligroso que es, con su hermana pequeña. Sé que no supo qué responder, así que comencé a contarle la historia completa. No sé qué habrá pensado, porque no me dijo nada hasta que termine.
—Ethan se va a enfadar. —concluyó.
—Lo sé. Y tu deberás contarle. —Lo oí suspirar y luego el sonido de la puerta del hotel abrirse. Jack había vuelto—. Marc debo cortar. Te llamo otro día.
Bajé mi celular y Jack apareció en la puerta con el cabello mojado.
—¿Pasó algo? —preguntó.
—No, nada. —respondí rápidamente. No sé por qué de repente me incomodaba verlo a los ojos. Él asintió sin decir nada más, y se fue al baño para tomar una ducha. Quería que esta vibra que nos rodea termine pronto. Hace un tiempo que ya no es lo mismo, y seguía preguntándome si era sólo cosa mía, si él realmente me estaba escondiendo cosas, o si tal vez, —sólo tal vez— la llegada de aquel rubio está alborotando nuestra paz. Por el momento no lo sabía, pero ciertamente había un aire, que aunque no pesado, era vacío. Como si estuviésemos dolidos por algo que no sabemos del otro. Como si supiéramos que un fin se aproxima y nos queda poco tiempo. De sólo pensarlo sentía un dolor en el pecho que no se calmaba con facilidad.
Jack no es de naturaleza cariñosa, a veces siento que se obliga a sí mismo por actuar como "novio". Tal vez eso es lo que cree que yo deseo, aunque no lo sé. Al parecer no tiene mucha experiencia en relaciones, y yo menos. Pero aún así, cansado o misterioso, si me acerco a él siempre me rodea con sus brazos y me besa en la cabeza. Sin decir nada me tranquiliza su presencia. Su olor, tu toque. Sólo sus ojos me dicen: "todo va a estar bien" o por lo menos eso es lo que siento.
Esa noche me urgían las ganas de apoyarme en su pecho. Besar sus labios y dormir en su brazo. Pero aquella caja de pastillas seguía perturbando mi mente. Y me odiaba a mi misma por no recordar ese complicado nombre para poder googlearlo. Pensé en ir a buscarla mientras él dormía. ¿Pero no era lo mismo que revisar su celular? la curiosidad me estaba matando. De nuevo, podría no ser nada, pero me carcomía sola pensando en mil posibilidades. Siempre horribles y exageradas.
Luego de una larga noche era la hora de partir. Jack (el único con auto) pasaría a buscar a Ryan y Mía. Los dos parecíamos resignados con la situación. El desastroso viaje de vacaciones se haría, todo a petición de la rubia esa. Claro que pensé que sería mejor sólo con Jack, de habérselo pedido directamente quizá habría accedido a descansar una semana de su entrenamiento por mi. Pero simplemente no se me ocurrió. Y ahora iríamos con otras dos personas, y bastante problemáticas. Me preparé mentalmente para discutir con Mía y que no me ridiculice. Pero a quién quiero engañar... mi verdadero problema ahí es Nolan.
Mía subió las cosas al auto junto con Ryan, ambos en los asientos de atrás y yo al copiloto al lado de Jack. De suerte paró de llover, lo cual facilitó el camino por la carretera.
—¿Qué lugares has visitado Emma? —me preguntó Mía de repente. Tuve que bajarle un poco el volumen a la música para responderle.
—No muy lejos de Berlín, la verdad.
—¿Qué? ¡Qué aburrido! Alemania es muy hermoso. ¡Qué tacaño eres Jackson! —se quejó. Me dio risa su forma de llamarlo.
—No es eso. —respondí yo—. llegamos hace dos meses apenas, y Jack ha estado ocupado con su entrenamiento.
—¡Bueno pero entonces ve tú sola a pasear! —gruñó molesta. Y ahora que lo pienso, he salido sola, pero no muy lejos en realidad—. No me digas que te quedas en casa todo el día a esperar a que vuelva. No estamos en el siglo dieciocho. —Me moví inquieta en el asiento porque sabía que tenía razón. Y no es que sea culpa de Jack. Él nunca me hecho sentir atrapada ni nada parecido. Era más bien yo la que decidía quedarse allí. Estaba por contestarle, cuando cambió su atención a la ventana—. ¡Jackson para ahí! ¡Para ahí! —pidió apresurada. Jack giró el auto para entrar a una gasolinería.
—¿Baño? —le preguntó Ryan. La rubia negó con la cabeza y abrió la puerta.
—Voy por golosinas. ¡Vuelvo enseguida!
Nos quedamos los tres en silencio tras su entusiasmo. Jack apagó el auto y suspiró.
—Iré por un café. —afirmó, luego me miró a mí—. ¿Quieres uno?
—¿Te acompaño?
—No es necesario. —se bajó rápidamente del auto dejándonos al rubio y a mi solos y en silencio. Mierda, justo lo que no quería. Moví mis piernas inquieta, quise encender la radio, pero Jack se había llevado las llaves. Oí que Nolan tarareaba una canción, lo miré por el espejo retrovisor. Llevaba unos jeans oscuros con unos botines negros. Y un chaleco de cuello en v, que dejaba a la vista parte de su pecho. Tenía su cabeza apoyada en la ventana y agitaba su pierna derecha de la ansiedad, igual que yo. Sostuve mis rodillas para quedarme quieta. Apoyé mi cabeza en mi mano con la vista contraria a la que él tenía. Ante el silencio, el primer recuerdo que vino a mi fue el de él agachándose para quedar a mi altura y decirme: Está bien. Pero yo no lo olvidaré. ¡AHHHG! ¡POR QUÉ NO QUIERE OLVIDARLO! ¡Él tiene al lado una hermosa psicoterapeuta que lo ayuda en todo! ¿Por qué le importaría en lo más mínimo que una niña se le acerque ebria y le coquetee en la cara? ¿Acaso tiene sentido?
—Emma. —me llamó con una voz suave que casi me hizo atorarme con aire. Me despejé la garganta y volteé levemente mi cabeza para verlo en los asientos de atrás. Me miró serio, quería decirme algo y yo no tenía idea de qué podría ser. Pero sea lo que sea me daba miedo escucharlo. Estaba por hablar cuando mi celular comenzó a sonar.
Ethan.
Saqué el teléfono torpemente de mi bolsillo para contestar. Él me miraba atentamente, lo cual solo me puso más nerviosa. ¿Aló?
—¡EMMA CÓMO SE TE OCURRE! ¡DEBES ESTAR LOCA ENSERIO! —alejé el celular de mi oreja al oír los gritos de Ethan. Incluso Ryan podía escucharlos. Tapé el teléfono con mi otra mano y susurré:
—Ethan. Ethan. Sé que me quieres gritar pero es un pésimo momento, créeme.
—¡Claro que te quiero gritar! ¡Dime una razón cuerda por la que alguien se acercaría a su ex casi violador! ¡¿Ah?!
—Sí, sí. Te entiendo. Hablaremos de esto, pero no ahora, perdón. Tengo que cortar.
—¡Qué dices! No me digas... ¡¿Acaso estás con él?! —colgué la llamada aún cuando seguía gritándome. Mierda Marc, ¿Qué no podías decirle unos días después? puse el celular en vibración y suspiré cansada. Ryan seguía mirándome con una sonrisita divertida.
—Que interesantes amigos tienes. —comentó levantando las cejas. Me di vuelta para mirarlo con desprecio. Supiera que él es la razón de mis regaños. De repente entró Mía al auto con los brazos llenos de galletas, chocolates y gomitas. Y en lo que Ryan y Mía discutían la importancia de consumir azúcar, entró Jack al auto. Me entregó el café a mi y se dio vuelta para ver a los niños de atrás.
—¿Ahora si? —preguntó—. No más paradas hasta llegar.
—¡Okey! —respondieron los rubios al unísono. Tomé un sorbo de café y me apoyé con la vista a la ventana. Será un viaje largo...
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EMMA
RomanceSEGUNDA PARTE DE JACK CALLEN. * Emma es una joven de dieciocho años que está por empezar una nueva etapa en su vida. Desechar traumas y recuerdos nunca es fácil. Sobretodo cuando aquel boxeador profesional aparece de nuevo en su vida con una propues...