No te reconozco

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Me fui caminando al hotel, que de suerte quedaba cerca del estadio. Me detuve a ver el paisaje a momentos, sin enfocar ningún lugar en particular. Seguía en shock por todo lo ocurrido en la pelea.

Las redes sociales estaban en llamas. "Jack Callen" era tendencias número uno a nivel mundial. ¿Cómo es posible que acabe la pelea con tal facilidad contra el tercer boxeador más fuerte del mundo? los comentarios estaban divididos entre los mismos fans. Aquellos que lo apoyaban y celebraban su victoria, y esos otros que decían no reconocer a su ídolo, y sentirse avergonzados de la forma en la que sacaron al campeón ruso inconsciente del cuadrilátero.

Yo estaba dentro del segundo grupo.

Luego de una caminata innecesariamente larga comparada con el trayecto, llegué al hotel. Subí el ascensor hasta nuestra habitación. Las luces estaban apagadas, pero Jack estaba ahí. Sentado en el sillón con la cabeza baja. Ni siquiera me miró cuando pase a su lado, y yo tampoco tenía ganas de verlo a los ojos. Fui hasta la habitación y arrastré mi maleta conmigo hasta la sala.

—¿Te irás? —preguntó. Con una voz apagada, sin esperar nada.

—Sí.

—Ya veo.

Mi cabeza ardió al escuchar su respuesta. ¿No le interesa saber cuándo volveré? ¿O si acaso volveré? me fui por el pasillo otra vez y cerré la puerta de la habitación. No sé quién es. Esa persona que está allí, no la conozco. No es Jack. No es mi novio. Escuché la puerta principal cerrarse y enseguida suspiré de alivio. No sé a dónde fue, tampoco me lo dice, pero no era un buen momento para estar juntos.

Me tomé la cabeza abrumada, me dolía horriblemente. Sentí mi pecho apretado y mis manos temblaban de un miedo que no entendía.

Tomé mi celular y busqué torpemente entre mis contactos. Marqué entonces un número por primera vez: Pelota de tenis.

No sabía que sería tan difícil estar con un boxeador. Son seres complicados, y de alguna manera parecían más complejos que cualquier otro deportista. Decían que el boxeo ha perdido su generación dorada. A la gente ya no le gusta, lo encuentran muy agresivo. Pronto desaparecerá, al igual que todos esos deportes violentos. Eso dicen, eso sabemos todos. Y sin embargo llegó a mi vida alguien semejante a un héroe. Que le gustan los animales y la música clásica. Tranquilo, paciente y considerado. Jamás te imaginarías a alguien como él masacrando el rostro de otra persona con sus puños. ¡Es vegano maldición, quién lo diría! pero ahí estaba. Esa misma persona que habla de su deporte como si fuera una religión. Con sus ojos brillando de tanta pasión acumulada en su cuerpo. Y de repente se convierte en eso otro. Solo ver las fotos de la pelea te causaban repulsión. Miedo. Y yo estuve ahí viéndola, durmiendo con esa persona a mi lado todas las noches.

Ya no sé qué pensar.

—¿Aló?

Su voz fue como escuchar un ángel hablar en ese momento. Limpié rápidamente mis lágrimas.

—¿Aló? —repitió.

—Hola, Ryan... perdón por llamar así. Ni siquiera revisé la diferencia de horario.

—E-Emma. No, no importa. Tú, ¿Estás bien?

Su voz sonaba como si no pudiera creerlo. Sonreí de la nostalgia y tomé aire, para evitar echarme a llorar como una niña mientras hablaba con él.

—Yo, sí. Estoy bien.

—No suenas nada bien. —cerré los ojos y alejé el celular. Tenía que calmarme antes de hablar con él—. ¿Fuiste a la pelea?

—Sí.

—No la vi, estaba trabajando, pero noté que fue bastante intensa. Está en todas las noticias.

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