Fue una mala idea

2.3K 157 8
                                    

—¿Cómo convenciste a Jack? —pregunté, tratando de no pestañear mientras Mía me delineaba.

—No fue tan difícil en realidad. Sólo le dije que tu querías ir.

—Qué mentira. —se alejó de mí y me miró atenta. Sacó una paleta de highlight de su estuche y comenzó a palpar con una brocha.

—¿No quieres entonces?

—No lo digo por eso... —murmuré. Deslizó la brocha en mis pómulos y asintió orgullosa.

—Perfecta. Vamos a divertirnos.

Lo más raro de esto no era que me maquillara para salir cuando nunca lo hago, ni tampoco que mi ex enemiga se ofreciera, además de prestarme ropa y darme consejos como ex modelo. Sino que nosotros cuatro iríamos a bailar juntos. ¿Podía ser más raro que eso? sigo sin acostumbrarme, y de no ser por Jack y Ryan, podríamos ser todos amigos y ser estas unas vacaciones normales. Pero no era así, nos relacionábamos de maneras pocos usuales e incluso algo tóxicas. Teníamos un pasado: yo, Ryan, Mía. E incluso Jack. Hubo odio, amor, celos y ahora una paz completamente inestable. Sólo deseaba poder terminar la noche sin problemas.

Me detuve algo confundida al ver el espejo. ¿Esa soy yo? mis pestañas eran mucho más largas de lo que recordaba. Mi blanca piel brillaba, haciendo resaltar mis labios rojos. Nunca en mi vida había estado así de maquillada. Y debo admitir que me veía increíble. Mía tiene experiencia, se nota. La blusa negra ajustada que me había prestado hacía ver mi cintura diminuta y con los jeans mis curvas se marcaban como una s perfecta. Llegó detrás de mí y posó sus manos en mis hombros. Ella llevaba su largo cabello rubio en una cola alta y unos aros de argollas enormes. Más una blusa dorada con escote y unos jeans negros. Se veía hermosa. Su maquillaje le alargaban la mirada, y sus cejas arqueadas parecían no terminar en su pequeño rostro.

—¿Por qué me miras así? —preguntó, pasando sus manos por mi cabello.

—Te ves muy linda. —admití. Bajó los brazos y ladeó la cabeza.

—Tu también. —deslizó un mechón de pelo detrás de mi oreja y sonrió—. Eres preciosa Emma. Así no pongas esa expresión de perro mojado. Debes tener más confianza y aprovechar todo lo que tienes. Las dos somos las putas reinas de acá. Y vamos a hacer que esos boxeadores se mojen los pantalones al vernos. ¿Okey?

Solté una risita con sus palabras. Luego enderecé mis hombros y asentí.

—Vamos.

Me tomó de la mano mientras caminábamos por el pasillo. Recordé los ojos de Jack cuando llegaron con Mía del esquí. Ryan estaba a mi lado de nuevo. Habíamos entrado a tomar un café luego de mojarnos con la nieve. Pero esta vez pareció no importarle. Sonreía mientras hablaba con Mía. El risco de la muerte había sido muy divertido al parecer.

Llegamos hasta la sala donde nos esperaban los hombres. Jack estaba sentado en el sillón con sus manos entrelazadas debajo de su mentón. Y Ryan apoyado en la puerta de brazos cruzados. Ambos con camisa, simple, pero sin duda guapos. Parecía que estuviesen esperando los resultados de una operación por la seriedad en sus rostros. De seguro los dos ni siquiera habían intercambiado palabras mientras nosotras nos arreglábamos. Ryan fue el primero en vernos, enseguida Jack se levantó. Sus ojos se agrandaron. Recorrió mi cuerpo y luego se detuvo en mi rostro. Sonrió con ternura. Estaba por decir algo, pero el rubio saltó primero.

—¡Se ven bellísimas! —exclamó emocionado.

—¡Lo sé! —gritó Mía de vuelta. Soltó mi mano para tomar el brazo de Ryan—. ¿Nos vamos?

El camino era exactamente lo mismo que al principio. Nieve y árboles. La diferencia era que esta vez no había tormenta. Miré por la ventana esperando encontrar alguna señal de vida no vegetal. Parecía un broma que hubiese una disco cerca de aquí.

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora