Enmendemos

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Corrí hasta sus brazos sorprendiéndolo. Me afirmó fuerte de la cintura dando vueltas, quiso pronunciar mi nombre, pero se lo impedí besando sus labios. Un beso largo y profundo, ese que ya conocemos, pero al mismo tiempo se sintió como algo nuevo. Me separé de él y vi sus ojos brillando, con una inevitable sonrisa inocente. Qué bien se veía. Qué lindo es. Pensé, pegando mi rostro en su pecho. Entrelacé mis dedos apenas detrás de su gran espalda. Él acarició mi cabello.

—¿Cómo has estado? —preguntó. Lo miré molesta y él abrió los ojos confundido.

—¿Por qué no me dijiste que venías? ¿Qué pasó, no encontraste al campeón de ruso?

—No, sí lo encontré. Íbamos a entrenar, pero le dije que me me tomaría una semana. Tenía algo importante que hacer en mi país primero.

—¿Y qué es? —pregunté curiosa. Se acercó a mi rostro y sonrió.

—Estar con mi novia.

Observé sus ojos cafés que me miraban con dulzura y tomé su rostro entre mis manos. Lo besé de nuevo y sonreí.

—Eres un idiota.

Subimos hasta el departamento para encontrarnos al parcito, esperándonos con una sonrisa forzada.

—¡Holaa! —exclamó Marc, dándole unos golpecitos en el brazo con temor.

—Hola. —dijo Ethan sin emoción. Lo fulminé con la mirada enseguida. ¿Qué no se arreglaron la última vez?

—Perdón por venir así. —soltó Jack.

—¡No te preocupes! pasa, pasa. —Marc lo empujó por la espalda dentro del departamento, mientras Ethan me tomaba de la muñeca arrastrándome hacia el pasillo.

—¿Qué te pasa ahora? —susurré molesta. Se acercó a mi rostro y nos tapó con su mano, mientras los demás conversaban en el sillón.

—¿Que qué me pasa? ¡Ahora siento lástima por Callen!

—¿Qué dices? ¡Antes lo odiabas!

—¡Sí pero antes a ti no te gustaba otro! —lo golpeé en el brazo y miré detrás suyo por si nos habían escuchado.

—¿Qué quieres que haga? ¡No sabía de esto!

—¡Pues dile la verdad rápido!

—¡De qué verdad me estás hablando!

—¡No te hagas! ¡A ti te gusta Ryan! ¡Debes decirlo!

—¡¿Por qué haría eso?! ¡No quiero herirlo más!

—¡Pues ya es tarde! —Nuestra guerra de susurros terminó cuando Marc le pidió a Et que fuera por bebidas. Achicó sus ojos acusante y me señaló con el dedo—. Esto no termina aquí.

Rodé los ojos. ¿Qué se cree? ¿Por qué tengo que decirle que me gusta Ryan? nada cambiaría con contarle, sólo lo deprimiría más. Yo no veré más al rubio, y pronto olvidaría lo que siento por él. (O eso espero).

Fui hasta la sala donde estaba Jack y Marc conversando. Maya estaba muy instalada en las piernas de Jack moviendo la cola. Ah... está feliz la perra ¿eh? Me senté a su lado y sonreí.

—¿De qué hablaban? —pregunté.

—De su pelea contra el campeón alemán. —respondió Marc.

—Ah, Alex.

—¿Lo conoces?

—Sí, a él y su novia Charlotte. ¿No les conté? —Marc se tomó la cabeza apenas dije eso.

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora