Extra 3: final

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—Nos invitaron a la boda de Emma.

Alcé las cejas, apartando mi celular un segundo para mirarlo. Por alguna razón se veía feliz el maldito estúpido.

—Supongo que con Jackson.

—Claro que con Jack. —bufó, sentándose a mi lado en el sillón—. Con quién más.

Lo miré unos segundos, sus ojos verdes se agrandaron en pregunta.

—¿Con quién dejamos a Tom? —indagué.

—Llevémoslo con nosotros.

—No amor, mami quiere embriagarse.

Ryan soltó una risita y se apoyó la cabeza en mi hombro.

—Está bien, le diré a algún amigo.

—¿Tienes amigos?

Se alejó de mí con mirada seria. Le robé un beso en los labios y me levanté.

—¡Tendré que comprarme un vestido! ¡Qué pereza ser mujer!

Sentí una sensación rara al enterarme de que Emma se casaría. Esa Emma, la pendeja indecisa que se atrevía a discutir conmigo. Vaya ironía. Parece que el tiempo ha pasado para todos, y para mí fue ayer cuando tuvimos nuestra batalla de vino. (Que por cierto, yo gané en definitiva porque -al menos- no vomité en la calle).

Ya era la tercera vez en el año en que nos encontramos con estos chicos por aquí en Sídney. Pero vaya coincidencia que fuera porque todos estábamos viendo trajes para la boda de la niña y el aburrido.

—Te queda mal. —dije, bastante convencida al ver un terno entero de blanco con una cinta roja. Él alzó las cejas indignado, elevando sus lentes junto con él. Enseguida el ruliento entrometido saltó a la escena, rodeándolo con los brazos por la espalda y mirándome feo.

—¿Algún problema con mi prometido?

Bufé. Ryan llegó a mi lado con una sonrisa.

—¿Se van a casar?

—¡Sip! Ya estamos viendo los preparativos. —sonrió Marc, avergonzando al chico entre sus brazos.

—¡Felicidades!

—Sí, como sea. ¿Habrá barra libre? —cuestioné yo.

—¿Acaso dije que te invitaría anciana? —gruñó el ruliento. Ethan se rio y yo miré a Ryan que ni se inmutó ante el comentario.

—¡A quién le dices anciana futbolista de tercera!

—¡Para tú información estamos en primera división!

Tom vino corriendo hasta los brazos de Ryan, preguntando por qué mami estaba discutiendo otra vez. Ethan se distrajo con el niño, porque cuando dejamos de gritarnos y nos dimos cuenta que se había ido, lo encontramos con Ryan sentados en una banca en la tienda y jugando con él con mucha ternura. Tom se reía, y es algo que no hace con cualquiera.

Le di unos golpes en la espalda a Marc y me acerqué a su oído.

—Creo que alguien quiere ser mamá.

—Cállate.

Vaya mierda fue cuando me enteré de que su boda sería en Riverdale, o como se llame. El problema es que el pueblo quedaba a horas de Sidney y debíamos quedarnos a dormir allá, (lo cuál no era tan malo si pienso que podría estar una noche a solas con Ryan) me sentía mal por Tom, el niño nos extraña con solo ir al jardín por unas horas y sería la primera vez que nos iríamos por todo un fin de semana. ¿Valía la pena tanto sacrificio por el cóctel?

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora