Ya lo sé. Ya lo sabía. Pero hay ocasiones que parece como si no tuviéramos el control de nuestras acciones. Como si lo que pensamos no puede ir de la mano con lo que hacemos.
El viaje de retorno fue relativamente normal, Marc trataba de actuar como si no hubiese pasado nada. Pero yo notaba su incomodidad al cruzar miradas conmigo. Lo evitaba. Y tiene todo el derecho de sentirse así. Lo peor fue encontrar el momento para hablar, porque sabía que no lo quería. Apenas paramos para comprar unas cosas para el camino, Ethan me miró de reojo y se ofreció a ir a comprar, para que Marc y yo pudiéramos hablar. Pero al instante Marc dijo: ¡No, yo voy! y se fue corriendo. Me quedé con Ethan, los dos apoyados en al auto sintiendo el viento intenso que había junto a la carretera. Él sacó un cigarrillo y tardó varios intentos en encenderlo. Cuando pudo, el humo desapareció rápidamente sobre nosotros.
—¿Y? ¿Qué pasó? —preguntó.
—Lo besé. —respondí, él levantó las cejas moviendo sus gruesos lentes, (que por fin encontró).
—¿Y? Si no lo notaste, anoche yo también lo besé.
—Ya sé... ese no es el problema.
—¿Entonces?
—Es que lo usé. —Miré al cielo y suspiré—. Lo usé para olvidar a Jack.
—Ahh... bueno. —Antes de hablar rascó su nuca y se asomó hacia la gasolinería por sí venía Marc—. Supongo que le dolió porque te quiere demaaaasiado. Y le gustabas mucho. Quizá todavía, no sé.
Abrí los ojos y me tomé la cabeza con las manos mientras gritaba internamente.
—Debo pedirle perdón.
—Sí, bueno, te perdonará. No te preocupes demasiado. —miré sus ojos negros y sonreí.
—Gracias Ethan...
—En todo caso, me siento algo celoso. —Apagó el cigarrillo y lo lanzó a un basurero que se encontraba a un metro de nosotros.
—¿Qué? ¿De quién?
—De Marc. Puedes usarme a mí si quieres, no me molestaría. —al instante lo golpeé en el brazo y negué con la cabeza.
—Idiota.
Llegamos a Riverlight antes de que tuviera la oportunidad de hablar con él. Me sentía tan desesperada que estaba a punto de pedirle perdón frente a Ethan, de todas formas él ya sabía. Pero luego me pareció que se podía enojar o algo por el estilo, y es peligroso considerando que él manejaba. Los besé a los dos en la mejilla y me bajé del auto cuando paramos frente a mi casa. Marc me miró por la ventana con una sonrisa melancólica. Me despedí con la mano y entré por la puerta. Ese mismo día le envié un mensaje: Hablemos pls.
Eran casi las 11 de la noche. Y esperé sentada en el pasto con la vista en el río. Escuché unos pasos venir desde la calle, volteé y sonreí, a pesar de que no podía ver su rostro con las luces de los faroles.
—Que hay. —soltó sentándose a mi lado.
—Te vas el lunes Marc.
—Ethan también.
—Ya lo sé. —apreté mis puños y miré sus ojos pardos, con sus largas pestañas moviéndose de arriba a abajo—. Pero no quiero estar así contigo. Después no tendremos tiempo de arreglarlo. Ya sabes.
—No hay nada que arreglar. Nada se rompió. —me respondió sin mirarme. Apoyó sus brazos detrás de él y suspiró con una sonrisa hacia el cielo, donde comenzaban a verse algunas estrellas—. Fue mi culpa ilusionarme. Sabía que no significaba nada. Pero, no sé. No pude evitarlo.
—No es culpa tuya. Fue mía. Tenías razón... en todo lo que dijiste. Y lo siento. —intercambiamos miradas tristes y luego terminamos sonriendo—. Estoy mal, ya lo sé.
—Creo que deberías hablar con él. Ya sabes, arreglar eso que te sigue molestando. Si de verdad no haz podido sacártelo de la cabeza, quedan cosas que solucionar aún. Aprovecha que ahora puedes hacerlo.
—¿Y si es peor? ¿Y si termino enamorándome de nuevo? —se encogió de hombros ante mis preguntas.
—Si eso pasa, significa que debía ser. —desordenó su cabello ondulado y estiró los labios mostrando sus margaritas—. Y si no es así, sólo eran dudas que te quedaron. No es tarde para enfrentarlo Emma. Todavía puedes.
Sentí un confort enorme con sus palabras. Lo abracé con fuerzas y le agradecí por todo. Porque recordé esa noche oscura en que choqué contra él en la bodega. Ese día soleado en que fue por una pelota y terminó sentándose conmigo en la banca y hablándome. Fue mi primer amigo en esta ciudad. Por eso siempre le estaré agradecida.
El lunes llegó rápido. Así como nuestra despedida. Los abracé fuerte a los dos en el aeropuerto, tratando de evitar que mis ojos se humedecieran. Sonrieron y bromearon como siempre. Marc me rodeó con sus brazos, levantándome del piso y dando vueltas sobre nuestro eje. Cualquier cosa me avisas, que vuelvo enseguida. Susurró a mi oído. Luego besó mi mejilla y caminó hasta el embarque. Levanté mis brazos despidiéndome. Les deseé suerte en todo. Mantuve mi sonrisa hasta el final. Ellos eligieron su camino y lo están siguiendo. Yo debía hacer lo mismo.

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EMMA
RomanceSEGUNDA PARTE DE JACK CALLEN. * Emma es una joven de dieciocho años que está por empezar una nueva etapa en su vida. Desechar traumas y recuerdos nunca es fácil. Sobretodo cuando aquel boxeador profesional aparece de nuevo en su vida con una propues...