De cero

4.8K 288 31
                                    

Hablar de nosotros nunca fue nuestro punto fuerte. Los momentos realmente libres y felices fueron pocos. Me pregunté qué tanto valía la pena en ellos como para olvidar todos los malos. Pero eso no importaba ahora. Ya que empezamos de cero.

Me encontré con él en el río. Como de costumbre, esta vez, de ropa casual. Sin toalla detrás de la nuca. Sonrió al verme y caminó con sus manos en sus bolsillos hasta quedar enfrente. Hacía más viento que otros días, y tuve que mover el cabello de mi rostro varias veces mientras hablábamos. De repente sugirió ir a un café. Tal vez notó que estaba muy desabrigada para la ocasión. Mientras caminábamos temí que alguien fuera a reconocerlo. Más bien, ¿Cómo no? era el tesoro de esta ciudad. Sobretodo ahora que fue al extranjero.

 El local era más pequeño de lo que imaginé. Subimos unas estrechas escaleras hasta un segundo piso iluminado con luces de colores. Había solo una pareja más además de nosotros. Nos sentamos en una mesa pegada al ventanal para ver la vista. El atardecer en Riverlight es simplemente hermoso. De mis cosas favoritas de esta ciudad. Pedimos cafés, que llegaron con espuma y canela en la superficie.

—Pienso estudiar en la universidad de aquí. —anuncié. Levantó las cejas y sonrió.

—¿Y qué te gusta? —preguntó, tomando un sorbo más de café y mirándome atento.

—Kinesiología.

—¿Enserio? eso es genial.

—Sí. Aunque igual tengo mis dudas todavía. Pensé también en enfermería o hasta veterinaria. Ethan va a estudiar medicina en la universidad de Sidney. —Moví la espuma que quedó en el fondo de mi taza y apoyé mi cabeza en mi otra mano—. Increíble ¿No? y eso que estudiábamos juntos. —Jack negó con la cabeza y yo me enderecé en la silla—. ¿Pero sabes? elegí la universidad de aquí porque amo esta ciudad. Aunque me costó un poco al principio...

Noté que su expresión se volvió algo seria luego de decir esto. Quise preguntar por él, pero sugirió irnos antes de que pudiese. Ya estaba oscuro cuando salimos. Me acompañó camino a casa, más callado que al principio. Tenía mis manos heladas, por lo que pensé tomar las suyas, pero las mantuvo en sus bolsillos durante todo el trayecto.

Nos despedimos con una sonrisa en el portón de mi casa. Y amé lo considerado que fue durante todo el día. Esos nervios que sentí realmente parecían de la primera vez. Fui feliz de poder estar así con él nuevamente. Apenas llegué a mi casa las noticias sonaban desde la sala. Estaba mi mamá sentada viendo la televisión.

—¡Mamá! ¿Cuándo llegaste? —pregunté, dejando mi cartera a un lado.

—¡Emma! mi amor, ven. Mira. —apuntó con su dedo hacia la pantalla. Me senté en el sillón a su lado y abrí grandes los ojos—. Es tu ex novio ¿no? —las imágenes de él me sorprendieron. Jack Callen, ex campeón de peso crucero de Riverlight estará enfrentándose el próximo 27 de febrero al campeón nacional de pesos pesados, Liam Ross. La pelea se llevará a cabo en Sidney, en una arena que promete ser llenada con 21 mil fanáticos... me levanté y corrí por el pasillo junto con mi celular—. ¡¿Emma?!

Había guardado su número mientras estábamos en el café. Lo busqué entre mis contactos: Jack. Enseguida le envié un mensaje por Whatsapp. —¿Tienes una pelea en un mes y no me dices? lo envié y luego me arrepentí. Al instante se conectó y el mensaje cambió a visto. Me senté en mi cama y esperé diez segundos que se me hicieron eternos hasta que apareció arriba escribiendo... luego se detuvo. ¡¿Que mierda?! de repente la pantalla se tornó en un: Jack llamando... No sé por que me asusté tanto, pero di un brinco en mi cama, con el corazón en la garganta.

—¿Aló? —respondí nerviosa.

—Así que ya te enteraste...

—¡Claro que sí! ¡Estás en todas las noticias!

—Te lo iba a decir, pero en realidad yo también lo supe hace poco.

—¿Qué?

—¿Irás a verme?

—Supongo...

—Porque te necesito ahí.

Mordí mi labio recordando la primera vez que me dijo eso. ¿Acaso me acaba de cambiar de tema? Volví a sentarme en la cama y suspiré.

—De qué hablas. Triunfaste en los Estados Unidos sin mi. —no sé por qué las palabras salieron de mi boca con tal facilidad. Aun cuando yo fui la que dijo que empezáramos de cero, no puedo evitar recordar estas cosas. Su silencio me hizo arrepentirme—. Olvídalo.

—Emma. Juntémonos mañana en el río. Tengo algo que decirte.

Su tono serio me dejó pensando durante la noche. Mi comentario fue infantil, sin duda. ¿Es que aún siento rabia? pensé que todo estaba superado, pensé en intentarlo de nuevo para dejar ir todo eso que me molestaba. ¿Será peor? Descargaré todo en él, ¿Y luego qué? no quedará nada. No volverá a ser lo mismo. Sin importar cuánto lo intentemos.

Luego de dormir horriblemente, arreglé mi rostro como pude, y me encaminé hacia nuestro encuentro. Vi su silueta apenas llegué al río. Me acerqué hacia él con el corazón en la garganta. Podía no ser nada, pero me sentía ansiosa e incómoda. Volteó a verme y sonrió casi instantáneo. Pronunció mi nombre, y yo me apoyé en la reja a su lado con vista al río. Tenía miedo de lo diría. ¿Se enojó por lo de ayer? ¿Yo debería enojarme?

—Emma mírame. —pidió. Se erizó mi piel al escucharlo. Me giré despacio y levanté la cabeza para encontrarme con sus ojos cafés. Estuvo unos segundos en silencio observándome con una sonrisa—. Tengo miedo de decir esto.

—¿Por qué? —pregunté en voz baja.

—Porque si lo digo quizá salgas corriendo. Quizá me odies. Me da miedo eso. —admitió. Quise decir que no sería así, pero me visualicé a mi misma escapando como la cobarde que soy.

—¿Qué es? —pregunté. Ya no aguantaba la tensión. Me miró a los ojos unos segundos más y asintió.

—Te amo. —soltó. Mi cuerpo y mente se congelaron en ese momento. Ni siquiera pude pestañear para demostrarle que seguía viva—. Te sigo amando Emma. —se agachó acercando su rostro al mío—. ¿Te sientes bien?

Retrocedí y asentí varias veces con la cabeza. ¿ME LLAMÓ PARA DECIRME ESO? ¡ESTÁ LOCO! terminó sonriendo ante mi reacción. Maldito.

—Aún no termino. —anunció. Y tuve que poner mi mano en mi pecho para ver si podría aguantar algo más. ¿Qué acaso me quería pedir matrimonio también?—. Me iré del país.

—¿Q-qué? 

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora