Adiós, perdón

1.7K 133 18
                                    

Pegué mi cabeza a la ventana para observar las nubes en el atardecer. En la pantalla aparecían las 20 horas del vuelo directo que acababa de comenzar. Cerré mis ojos con la esperanza de poder dormir un poco, un poco y estaría bien. Han pasado ya varias noches en vela, empezaba a preocupar a todos a mi alrededor. La situación se me fue de las manos, y ya no sabía qué hacer.

—Emma. —La voz adormilada de Ryan me llamó. Se despertó apenas, y se movió por las sábanas para apoyar su cabeza sobre su mano y observarme atento—. Vete.

Abrí mis ojos confundida. Vi su mirada seria y me acomodé en la cama.

—¿Qué?

—Ve con él. —insistió. Pasó su mano por su cabello y la dejó caer sobre la cama rendido—. Eso es lo que quieres, ¿No?

—Por qué dices eso...

—Emma, llevas días sin dormir. Apenas comes. Ya no sonríes. Sé que estás pensando en él cada minuto, y que no te quedarás tranquila hasta que lo veas. —Bajé la cabeza despacio. Ryan suspiró—. Yo ya no sé qué hacer para hacerte feliz. Y odio verte así.

—Ryan...

—Te amo.

Mis ojos ardieron. Pasé mis manos por ellos tratando de evitar las lágrimas, pero fue imposible. Él deslizó su mano por mi brazo, acercándome a su pecho para abrazarme.

—Lo sabes, ¿Cierto? —preguntó con una risita. Moví mi cabeza y lloré amargamente con mis manos estrujando su camiseta—. Sé que me quieres también, pero no has podido olvidarlo. —Sus manos acariciaban mi espalda con ternura. Apoyó su barbilla en mi hombro y soltó aire pesado, como si estuviese aguantando a duras penas no ponerse a llorar—. Gracias por darme una oportunidad Emmabella... enserio. Tú me salvaste. Ahora estoy bien así que, ya es suficiente. Quiero que seas feliz. Nunca olvidaré estos meses.

Me separé de él sorbeteandome los mocos. Me miró sonriente, con sus ojos brillando en la oscuridad.

—No digas eso... —murmuré con dificultad. Él pasó su mano por mi rostro y acarició mis mejillas.

—Está bien... enserio. Ryma y yo estaremos bien. —Los dos soltamos una risita mezclada con llanto, un completo desastre. Las patitas de Ryma se escucharon por el pasillo, abrió la puerta con la cabeza y nos miró con su lengua afuera sonriente—. Mira, la despertamos.

Pasé mis manos por mis ojos y sonreí. A pesar de que él me daba las gracias, yo era la que se sentía agradecida. Aunque fue un tiempo corto, aprendí mucho estando con él. Me ayudó a conocerme un poco más también. Y ahora, a pesar de que no sabía qué esperar, iría a descubrirlo.

Nunca entenderé por qué me vuelvo tan melancólica cuando viajo sola en avión. Sólo intento dormir, pero los recuerdos me atacan impidiéndomelo. Aún quedaban 16 horas para llegar a Nueva York. Miré al señor de al lado roncando audazmente, y suspiré.

Era 10 de junio. 3 días después de la pelea.

Mi celular comenzó a sonar desde la sala. Ryma me miró sonriente como siempre, mientras agitaba su colita de un lado a otro. Vi el número de Marc y contesté.

—¿Aló?

—¡EMMA FELIZ CUMPLEAÑOS! —Gritó del otro lado, haciendo que tuviera que apartar la pantalla de mi oído.

—Gracias Marc... —suspiré, asomándome por el balcón.

—Ahora eres la más vieja de los tres.

—Cierto. Luego viene Ethan en octubre y tú en diciembre. Hagamos algo a fin de año todos juntos.

—¿No harás nada hoy con Ryan?

EMMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora