Rivalidades de infancia

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Había llegado el día de la pelea. Fui con Jack a la arena, era la más grande de Berlín, y a pesar de ser en otro país, era como si estuviésemos caminando por los mismo pasillos de siempre. Pero los hombres que nos rodeaban no eran los de antes. El staff entero había cambiado, y era ciertamente incómodo que me mirasen como si no tuviesen idea de quién era.

—Charlotte está en el palco. —me dijo, antes de detenerse en la habitación que tenía su nombre escrito en una placa dorada. Asentí. Jack me miró unos segundos. Los del staff habían entrado a la habitación y lo estaban esperando.

—Señor Callen. —le dijeron.

—Un segundo. —respondió, sin quitar sus ojos de los míos. Se encogió de hombros como si le pesaran. Sin duda era distinto. Nuestra cercanía ya no era la misma. Yo era el problema y sin embargo él estaba tan concentrado en su pelea que no le daba importancia—. Voy a ganar. —dijo con seguridad.

—Lo sé... —solté como suspiro. No esperaba algo distinto. Entendí en ese segundo que era todo lo que veía. Todo lo que había en esos ojos cafés llenos de pasión era eso: Boxeo. Por eso me enamoré de él en primer lugar. Admiré tanto ese brillo que emanaba, ese, que yo no tenía. ¿Acaso esperaba que fuese a cambiar? Que tal vez, yo podría provocar una mirada parecida. Que tal vez, yo podría tener ese brillo en los ojos por él.

Se dio vuelta sin más. Quizá esperé algún beso corto. Su mano posada en mi cabeza como lo hacía antes. Una leve sonrisa, algo. Pero la puerta se cerró. Y me quedé allí sola en el pasillo. El bullicio de al fondo se incrementó. La pelea de inicio estaba comenzando. Debía ir y encontrarme con Charlotte. Pero mis pasos se volvieron pesados. Me detuve a metros de entrar. La luz iluminó mis zapatos. Y los gritos se convirtieron en nostalgia sobre mi piel erizada. ¿Por qué debía ser boxeo? Jack, Ryan, ¿Por qué? incluso Mía que cambió su vida por amor, al final terminó sufriendo. 

Mi celular comenzó a sonar. Era Charlotte. Deslicé mi dedo por la pantalla luego de unos segundos. —¿Emma? ¿Dónde estás?

—Voy subiendo las escaleras.

El balcón contaba con algunos sillones ostentosos, pero Charlotte estaba sola y de pie en frente. Sonrió al verme. Se veía maravillosa y su emoción se notaba desde lejos. Teníamos la mejor vista del ring. Podíamos ver todo desde arriba y ambas pantallas gigantes a los lados. La luz me abrumó nuevamente. Recordé ese Jack que dio miedo en la pelea contra el ex campeón y tuve que tragar saliva.

—Qué emoción ¿No? —comentó Charlotte. Asentí con torpeza—. Ya ni me acuerdo la cantidad de peleas que he visto y sin embargo todavía me pongo nerviosa por Alex.

Yo también sentía eso. El corazón apretado cada vez que Jack subía al ring. Mis manos temblando, mis gritos que salían solos de mi boca. ¿En qué momento eso cambió? debía estar concentrada en el ahora, pero mi cabeza seguía pensando que mañana era mi vuelo a Sidney. Por fin, por fin de vuelta. Era todo lo que quería. Lo siento Jack... debería ser una novia buena como Charlotte, maquillarme lindo para la cámara y sonreír. Demostrar lo mucho que te amo con mi apoyo. Pero ahora no podía. No me salía.

La primera pelea terminó. Y las luces del público se apagaron. Meine Damen und Herren, der Titelkampf beginnt gleich! Había olvidado que estamos en Alemania, y que ni siquiera podría entender las palabras de los anfitriones. Suspiré con pesadez.

Luego de una larga oración, lo único que entendí fue el nombre, y en segundos entró Jack por el pasillo. Lo seguían los hombres de su staff, todos con unas chaquetas negras con las letras "Callen" escritas en dorado. Subió al ring, se quitó su capa y saludó al público con un gesto serio. Los aplausos se sintieron retumbaron en toda la arena, a pesar de que la mayoría ahí apoyaría al campeón de su país, Alex. Mis ojos se posaron en él hasta perderse. De nuevo, se sentía tan lejano. Siendo que lo tengo a mi lado todas las noches, verlo ahora en el ring se ha vuelto muy distante. 

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