Capítulo 14

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Dmitry

Seguimos en la misma posición desde hace unos minutos.

Ella solo me mira y busca mirar más allá. Por primera vez en mi vida no quiero que me sostenga la mirada, siento y tengo el presentimiento que ella puede ver más allá de lo que le permito a las personas y es algo que no me agrada en lo absoluto. Yo soy reservado, siempre me reservo para todo y con todos, pero con ella mantener esa barrera es casi imposible. Estoy odiando esto.

Me alejé los últimos días precisamente por lo mismo, después de aquel beso no pude estar tranquilo, siento que doy pasos hacia mi objetivo y a la vez que estoy en peligro cuando se trata de esta mujer y aunque, todo me grite aléjate, ella me atrae como un imán hacia su persona y es lo que odio, maldita mierda.

Incluso solo pensé que fue la calentura de la noche pasada que me dejó y que el enojo que tomé con ella disipó un poco, pero diablos que no.

Me acosté con unas mujeres, participe en una maldita orgía y Brianna Miller no salió de mi cabeza.

—Busco, busco y busco en las profundidades de sus ojos, averiguando algún indicio de que me esté mintiendo, pero no veo nada —susurra al final.

Se aleja de mí, lo agradezco y me molesta a la vez.

Intenta aguantar un quejido cuando se mueve. Su mano le sostiene el estómago. Sé que estos hijos de puta la golpearon feo, me alegra que estén muertos, si algo odio es la violencia contra las mujeres al menos que sean perras como las que se mueven en la mafia, esas que te dan ganas de estrangular. Brianna es poderosa sin tener nada y nadie a quién darle órdenes. A ella no me dan ganas de estrangular, sino de follar.

La dejo a un lado. No muestro que su estado deplorable y golpes alarman algo en mí, ella es fuerte y resistirá hasta que se le dé unos analgésicos.

Ya es tarde y no podrá ir a su empleo.

Tomo mi móvil y marco el número de Sergei que contesta inmediatamente, no le doy tiempo a hablar cuando ya estoy dictándole órdenes.

—Necesito que mandes tres hombres a la dirección que te voy a dictar —lo escucho moverse y le voy dictando la dirección —. Quiero todo limpio, ni rastro de lo que pasó aquí. Son sus hombres.

Cuelgo la llamada y me acerco a Brianna.

—Tengo preguntas, tantas que me van a romper la maldita cabeza —su mirada azul está en mí a cada momento, cada palabra que pronuncia lo hace mirándome a los ojos.

—Si tiene alguna para mí, puede hacerla cuando lleguemos a la casa. Ahora debemos irnos antes de que aparezca algún curioso y nos vea en este estado. Tire el arma.

Parece entender lo primero, sin embargo, me hace una mueca cuando le ordeno tirar el arma. No está acostumbrada a recibir órdenes, pero es mi maldito territorio y estoy salvando su precioso culo, ¿Qué se sentirá tenerlo entre mis manos sin nada de ropa?

Percibo un tirón en mi pantalón y me remuevo.

Abro la puerta para ella cuando camina al auto. Le está costando hacerlo, sin embargo, camina derecha sin torcerse a ningún lado. Ella es una mujer valiente, fuerte y dura de roer, hay que reconocerlo y yo lo reconozco.

Tomo mi lugar en el piloto y arranco el motor, para salir rápidamente de ahí.

En pocos segundos estoy en la interestatal.

—Sus cosas y el auto deben de estar llegando a la casa.

Hace un sonido de afirmación. Su cabeza está pegada a la ventanilla. La veo de reojo y no mira nada en específico.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora