Capítulo 4

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Dmitry

Detengo mi escribir en la blanca pizarra al escuchar lo que mi hombre de investigación me dice, mi respiración inevitablemente se acelera al tener claramente en mi cabeza lo que sus palabras significan, es de suma importancia lo que ha logrado.

Podré acorralarlo, tenerlo en la palma de mis manos lo que siempre he querido y deseado, si tengo éxito. Me pagará todas y cada una de las cosas que me ha hecho. Pagará caro el haber destruido mi vida sin miramiento alguno, sin pensar que solo era un niño, sin destrozarme el alma de la peor forma que existe.

Él creó a ésta persona sin alma, sin corazón, que solo es una persona déspota, destructor, tóxico. Yo soy la pura toxina en el aire.

Uso las cosas como juego de póker, soy el rey, pero esta vez no el que va por la acompañante, yo voy por la dama, la cabeza del juego, voy por las ases.

Destruiré todo a mi paso si así logro mi venganza.

—Dame cinco minutos.

Cuelgo la llamada y con suma rapidez y tratando de aparentar tranquilidad copio cosas básicas en la pizarra.

Expectativas para la materia, las clases, que saben realmente de ella, ejemplo padre de la biología, qué es la biología, en qué se basa, cuál es su objetivo de estudio. Son cosas básicas que ellos como estudiantes deben de saber. Están haciendo una especialidad y no es para menos, se supone que ya son profesionales. Es algo suave, solo una probada, me gusta la paz para luego armar el caos.

Mientras escribo siento de vez en cuando miradas sobre mí, murmullos, puedo decir con exactitud lo que puede que estén hablando, mi vida delictiva me ha hecho un hombre que no solo mantiene sus habilidades alerta, sino también los oídos, en la mafia no puedes tener nada apagado.

No obstante, entre el tumulto de mirada y persona, su mirada la siento, la señorita Miller está igual de curiosa que yo por saber de mi persona.

Sí, estoy curioso por descubrir que hay tras aquella reina de hielo, es igual a las ases del tablero de póker, una dama hermosa, pero peligrosa.

—Bien, jóvenes —me giro e inmediatamente el silencio vuelve, mi presencia infringe respecto —. Saldré unos minutos, cuando vuelva espero que tengan todo eso.

Mi vista se pasea por toda la clase nuevamente. Veo sus rostros de asombro e incredulidad ante lo que digo, simplemente no me importa si les parece injusto que no les diga en cuanto vuelvo. Deben aprender que el tiempo es valioso y si no lo aprovechas vendrá otro y te acabará.

Brianna Miller no parece sorprendida cuando la descubrí mirándome, ella no se inmuta, ni siquiera pestañea, quiero saber que hay tras esa capa de ojos azules, siento eso, más no lo haré, no quiero aventurarme en algo así, mi vida ya ha sido la suficientemente mierda como para que alguien más me perturbe.

Camino entre la clase ignorando las quejas y las preguntas de cuánto tiempo disponen y mis ojos azules no dejan de mirar a la señorita Miller y ella tampoco pretende alejar su mirada, hasta que se rompe el contacto cuando salgo por las puertas, mi expresión es la misma de siempre y ella no parece tenerme miedo como todas las personas a mi alrededor.

Me alejo lo más posible a pasos agigantados, en el pasillo me topo con todo tipo de personas y chiquillas que, si supieran lo que es estar, aunque sea una noche con un hombre como yo, no se insinuarían, no tienen material para mí.

Me pierdo entre los pasillos hasta llegar al estacionamiento y entrar en mi auto en cuanto estoy a su lado.

De mi impecable chaqueta negra saco mi móvil y en menos de dos segundos estoy llamando al investigador, quién contesta al primer tono.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora