Capítulo 74

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Dmitry.

Me encuentro más relajado después de asesinar, esa parte enferma, sádica de mí es como único logra tranquilizarme, llevo días sin tomar los fármacos por la ansiedad, el resultado es algo peligroso.

Ella sumada a la venganza, las facturas que debo cobrar, la traición que Vladimir me debía, es igual al detonante perfecto de violencia para una muerte cruel y sádica.

Al llegar a la casa voy directo a un baño de abajo, contaminar de sangre, de inmundicia el espacio donde duermen mis bebés no entra en mis planes y menos en discusión.

Tengo una secuencia de torturas, mañana otra mano, un artilugio que no uso desde años lo emplearé.

Esos dos sujetos que quedan vivos hicieron mellas en nuestras vidas, no durará mucho tiempo respirando.

Aplicaré la ley de ojo por ojo, diente por diente.

La ropa termina inservible en el contenedor de basura, el olor de la sangre me toma bastante tiempo retirarlo, pero vamos, a Brianna no se le puede esconder nada, no es como que puedo o quiera hacerlo en cuanto a esto.

Ella me complementa, no me va a pelear por ser un asesino, ella puede tomar un arma, una navaja y defendernos a ambos, puede unir su puño al mío sin pensarlo, destrozar junto a mí, Brianna me suma, no me resta.

Soy consciente más que nunca, que ninguna otra mujer podría estar a mi lado, ambos somos el complemento perfecto.

Lo primero que encuentro al llegar a nuestra habitación es a Mikhail despierto con un biberón siendo agarrado por el mismo, está en el lado de mi cama, sus piernas abarcando todo lo que puede, muy junto a su madre que da pecho a mi pequeña Irina.

—Iba en serio eso de ser celoso hijo —apenas escucha mi voz, se sienta. Su boca curvada dejando ver rastros de leche —. Incluso me echas de mi propia cama.

Finjo un poco de tristeza solo para ver su reacción.

Es tarde y este torbellino está despierto.

—Mamá —acto seguido su cabeza descansa contra el brazo de su madre, una pierna encima de la de Brianna.

Arqueo mi ceja.

—Vamos campeón, dale espacio también a papá.

Busco un bóxer que ponerme, aquí está caldeada la habitación. He vivido toda mi vida aquí por lo que el frío no es un problema para mí.

—No —contesta tomando de nuevo su biberón sin soltar a Brianna.

Joder.

Ya lo veo más grande corriendo el riesgo de que a media noche me tumbe de mi propia cama.

—Dejen de pelearse, mamá es de los dos, ¿Verdad mi pequeño?

Mikhail frunce el entrecejo, endereza su pequeña espalda sentándose.

Su vista pasa de su madre a mí.

—No —al parecer esa es su palabra favorita —. Mamá mi.

Voy a subir sobre la cama, el mimado me deja lejos de los tres, porque él vuelve sobre Brianna.

Alguien llama nuestra atención al hacer un pequeño ruido con su boquita.

—Si ves, como tú me apartas de tu madre, Irina si quiere a papá —ya vestido y más caliente, voy por mi pequeña niña.

Es tan hermosa que me estremece, grandes ojos de colores, sospecho que será igual de hermosa que la madre, lo cual es un problema para mí.

Todo es un problema para mí, Amanda tiene 18 años, es una mujer, Leyla 16 años, es preciosa y Lara, Lara será igual de hermosa, tiene 11 años, el tiempo pasa demasiado rápido, filas de buenos para nada detrás de ellos.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora