Capítulo 70

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Brianna.

Está aquí.

Mi hermoso hombre está de vuelta en casa, con nosotros.

Muy herido, pero vivo, lo demás no importa, lo cuidaré para que se recupere, Irina está conociendo a su papá.

He de creer que aún tengo las hormonas activa, no hago otra cosa más que derramar lágrimas silenciosas.

Dmitry no había llorado delante de mí, es la primera vez, no se controla, la presencia de ese médico le vale nada, Irina es todo lo que gira a su alrededor.

Mikhail gatea hacia él, demostrando así cuanto lo ha extrañado.

—Listo señores, esta es la prescripción médica, cuanto antes empiecen a tratarlo, mucho mejor será —interrumpe el médico, con dedos nerviosos tomo entre mis manos la delicada hoja.

— ¿Estará bien doctor? ¿Cuál es el procedimiento?

Aparto otra lágrima, secando por completo mi cara me hago a un lado para hablar con el médico.

—Lo estará, solo necesita limpiar con agua tibia, secar con un paño caliente por igual, encima o al borde de las heridas colocará un poco del polvillo, en las más profundas un poco más adentro, sin dejar de tomarse las pastillas.

Grabo todo en mi memoria, sentí que lo perdí por unos instantes donde mi alma sufrió estragos, no supe de mí las siguientes horas, ahora haré todo para verlo aquí conmigo.

—Por supuesto, estaremos en contacto, el señor Ivanov tiene su pago, tenga buen día.

Lo desoído urgentemente, me urge un espacio familiar, luego solo con él.

La faja para mi operación me ayuda a balacearme de un lado a otro con facilidad, no es molesta, es cómoda.

— ¿Qué te pasó en la espalda? —lo aborda Lara una vez más.

—Me quemé princesa —irrumpo en su conversación —. ¿Puedo tenerla cerca? Levanten a Mikhail.

El dejo de desesperación que hay en él es suficiente motivo.

Abro el cajón par guardar la prescripción médica, volviendo a mi lugar, posteriormente me encargo de desinfectar mis manís con alcohol, tal como indicaron las enfermeras, saco a nuestros milagro.

Está más despierta que los últimos cuatro días, aunque por el momento está muy pequeña, siguen creyendo estar dentro de mi vientre.

Su ropita huele tan delicioso, ella y Mikhail son los que huelen más hermoso de todos.

—Duerme cada día entero —se queja Lara.

Mikhail es feliz al dejar al lado de su papá, no duda en darle besos, repitiendo mi pequeño una y otra vez papá. Mi bebé añoraba verlo.

Ley la toma la iniciativa de apartar el carrito de la incubadora, entre ella y Amanda me ayudan a acostarme del otro lado inverso, con Irina en medio.

Pasan a Mikhail en el mismo lugar, es solo que mi bebé se queda sentadito.

Estoy educándolo para el tacto con el bebé, él es pequeño, puede llegar a creer que ella jugará, no mide sus actos.

—Aquí está, mírala —pido lleno de besos la barriguita de Irina, es un modo para que despierte.

Dmitry es gigante en comparación, Mikhail e Irina lucen pequeñitos.

No se queja cuando vuelve a girar la cara hacia nosotros, deduzco el esfuerzo. La rabia al instante se precipita oír mis venas quemando como fuego a su paso.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora