Capítulo 51

7.1K 561 235
                                    

Brianna.

Estoy sumida en un agujero profundo, el cuerpo pesado, mareada.

Empiezo a despertar rememorando los últimos acontecimientos, mi hijo, Dmitry, la persecución.

Todo me da vueltas cuando abro los ojos, tengo malestar de estómago, voluntad de vomitar. Me siento bastante mal ahora mismo.

—Dmitry —susurro débilmente.

Mi visión empieza a aclararse poco a poco.

—Despertó la bella durmiente —escucho una irritante voz en algún rincón de la habitación austera donde me encuentro, por alguna razón lógica y hasta ahora desconocida, dicha voz no me parece para nada desconocida —. Mi hijo no podrá salvarte ahora mismo.

Mi pecho empieza a acelerarse y las ganas de vomitar son cada vez más fuerte.

Lo sabía o me hacía a una idea, este miserable de Nikolai Petrov es el responsable de todo.

—Al parecer está un poco aturdida la mula —es otro tono que me parece haber escuchado.

El tiroteo en el hotel.

Voy reconociendo a cada uno.

Aclaro mi visión. Sostengo mi cabeza, algo húmedo y pesado me hace mirar mis dedos, sangre, el olor metálico con el que estoy tan familiarizada y ansío derramar más que nunca.

— ¿Qué se supone que han hecho? —inquiero levantándome, de inmediato sostienen mis brazos.

Vaya perros si creen que son rivales, quizás estoy en desventaja, con un golpe en la cabeza por el cual estoy mareada y con los sesos a punto de reventarme. No tengo armas es obvio, sin embargo soy más inteligente yo no ando desamparada.

Sé a lo que puedo enfrentarme y terminar muerta, lo primero que me harán es abusar de mí si doy un movimiento en falso.

—Es obvio —tengo la mano del viejo repugnante en mi mentón. Me permito evaluarlo, de cabello castaño con canas abundantes, ya es gris, ojos azules que reflejan muerte, sí, eso y una demencia enorme que es capaz de doblegarte, pero a mí no lo hará, vengo del infierno, agradezco en estos momentos que Sophia me haya enseñado a manejar mis emociones y lo más importante, soy la mujer del Pakhan —. Eres más bonita que en las fotos.

Sus malditos ojos me evalúan con nada más que codicia, lascivia y perversidad absoluta.

—Lo soy, pero también soy inteligente Nikolai alias el vejete.

Contengo la respiración cuando su mano impacta en mi cara. La carne de mi pómulo se abre, la sangre caliente baja por mi mejilla.

—Cuida como hablas mula o puede que adelante tu entrenamiento —suena rudo.

¿Trata de intimidarme? Si es así es en vano.

Me preocupa mi hijo y mi hombre, pero morir no, aunque sé que no puedo dejarme morir, tengo un hijo, Dmitry al fin decidió dar un paso conmigo, se abrió a una persona y lucharé para que si vida no vuelva a ser una mierda.

—Eres retadora, altanera, eres una bestia —un aliento tras mi cuello me alerta, es el tipo, el bastardo que engendró a mi hijo, Ruslan Popov —. Me la pones dura con ser así.

La arcada que me sube junto a la bilis desde mi estómago me cuesta retenerla cuando presiona su erección en mis nalgas.

Asco, nada más que eso siento.

No son suficientes las sujeciones del viejo, las caricias para nada tranquilas e inocentes de las dos bestias que sostienen mis brazos, ahora esto.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora