Capítulo 50

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Dmitry.

Sergei ha llegado hace unos minutos, sus gritos de loco perforaron mis oídos, Mikhail de primer instante no lo ha recibido muy bien, ese pequeño está como el chicle pegado a mí todo el día.

—Escucha Sergei, voy a salir unas horas —miro mi reloj —. Brianna no ha de tardar en volver, hay leche en su habitación, son cuatro onzas.

Pestañea confundido.

— ¿Qué mierdas me quieres decir con eso?

Tapo su boca.

—Las malas palabras delante de mi hijo no están permitidas —corrijo y va en serio.

—No me digas.

No estoy para juegos, el tiempo es vital, tampoco quiero dejar a Brianna y Mikhail solos por mucho tiempo, las cosas están muy tensas en cuanto a los negocios del narcotráfico y los bandos opuestos, hay asaltos en las fronteras e incluso matanza, algo que no ha habido en mucho tiempo y no es que el caos no sea parte de nuestras vidas, que la muerte es lo seguro de día, que quien gana o llega a algo bueno es el más astuto, todo lo contrario, es lo que somos y lo que tenemos, pero ahora está todo mucho peor, el Pakhan tiene mujer e hijos.

Trataran de tomar al toro por los cuernos y el toro los atacará por las bolas.

—Te quedarás con Mikhail aquí en su habitación.

Escupe una uva que se robo de la cocina, Mikhail está sobre su alfombra afelpada, mordiendo cada juguete limpio que he puesto para él. Cuando se duerma, hay que volver a lavarlos.

— ¡No me jodas! Yo no sé cuidar a un niño.

Le doy un beso en la frente a mi hijo que me sonríe, con la mano en el bolsillo de mi fino traje empiezo a salir de la habitación.

—Yo tampoco sabía y me toca aprender.

—Pero...—revira tras de mí.

—Dijiste que eres su tío, hazte responsable de ese papel. Siéntete afortunado.

Debe sentirse como tal, yo no confío en nadie para que lo cuide, Mikhail solo está seguro con su madre y conmigo.

—Contrata a una nana, no sé hombre —sigue replicando.

—No Sergei, el hijo del Pakhan no puede atenderlo cualquiera, ahora vuelve con él, cuídalo, sino lo ves como una petición, tómalo como una orden.

Lo dejo parado en medio del pasillo.

Siento que hasta el aire que respiro está tenso en estos momentos.

Al salir antes de subir a mi auto, observo a mí alrededor todo está tranquilo.

Justo cuando tengo un pie dentro del auto, ruidos en la puerta llaman mi atención inmediatamente.

Me muevo a gran velocidad, no siento desde hace años, aún así han llegado personas especiales a mi vida que me han hecho sentir.

Me abro paso entre los hombros de seguridad, mi cara cambia en cuanto veo a un herido Vladimir casi agonizante.

—Vladimir, ¡¿Dónde está Brianna?!

No me doy cuenta de nada de lo que pasa a mi alrededor, solo sé que no puedo controlarme.

Algo amenaza por salir, es tan fuerte y poderoso que lo siento rigor en el pecho.

—No lo sé —responde con dificultad.

— ¡¿Dónde está Brianna, Vladimir?! ¡Dime dónde está! —lo tomo del cuello.

No estoy razonando.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora