Brianna
Confieso que cuando el maestro Petrov mencionó mi nombre completo hace unos segundos, sentí un escalofrío que me recorrió desde las puntas de los dedos de los pies, atravesó mi columna vertebral y llegó hasta las hebras de mi cabeza. Es como si en simples palabras algo hubiera tras de ello.
Sigo delante suyo porque veo que se ha quedado mirándome y mucho menos me ha mandado a mi asiento. Su mirada azulada va de su cuaderno persona a mi persona y me tiene bajo su escrutinio. Su expresión no demuestra nada, más sé que hay algo tras de ella, en su cabeza puedo jurar que va a mil por horas, más no tengo ni la pregunta ni la respuesta.
Solo sé que algo en mi ha llamado fervientemente su atención. El mundo es un puto pañuelo.
—¿De dónde es señorita? —inquiere, mientras plasma en su cuaderno una nota, veinte de veinte, muy bien, Brianna, empezaste bien.
Me doy una palmada en el hombro mentalmente, antes de prestar atención a su pregunta y analizarlo a él y lo que ha dicho o preguntado por igual.
Dmitry Petrov ha lanzado una pregunta que es demasiado extraño para mí y ha utilizado la nota para tratar de persuadirme. No, no Petrov, conmigo eso no va, conozco esta mierda y no funciona al menos de que esté lo suficientemente lejos de la realidad metida en mi maldito pasado o la oscuridad que hay en mí. Sin embargo, el maestro Petrov hoy no está de suerte, estoy lúcida.
—Creo que eso no es de su incumbencia, maestro —contesto simple y llanamente.
No me importa que sea mi profesor y más de la materia que es la base de la especialidad, estudié lo mismo que él y por eso estoy en esta clase, sin embargo, ese hecho no me detiene a responder como estoy acostumbrada, es mi puta vida y me vale mierda quién sea, no doy detalles sobre mi persona.
Será porque tu familia tampoco lo hace.
Trato de no ponerle la maldita atención a la voz en mi cabeza, siempre aparece más para joderme que para ayudarme y la detesto, esa parte de la conciencia amaría descuartizarla.
Ahora no, Brianna, no vengas con tu demencia asesina.
—No tiene que ponerse a la defensiva —lo escucho decir en tono bajo, mis ojos se fijan en los azules de él que ahora me miran fijamente. He notado que no es el típico profesor que anda elevando la voz —. Solo fue simple curiosidad.
Alzo una ceja ante su respuesta, es una certera y que puede hacer a cualquiera salirse de lo central del tema, menos a mí.
—La curiosidad mató al gato, dicen por ahí —contesto a cambio y giro dándole la espalda dispuesta a irme a mi lugar.
El día de hoy se me ha hecho de lo más tedioso y lento. El señor Petrov es el culpable de que no pueda dormir y ahora me quiere envuelta en que yo no sé diablo.
—Pero murió sabiendo —logro escuchar que responde a cambio antes de que me aleje de él y vuelva a mi butaca.
Por alguna razón presiento que hay algo más detrás de todo esto.
No sé si es paranoia, pero mi familia nunca habla de nosotros, a ningún desconocido le da información nuestra y casi nadie donde vivía con ellos sabe nada de nosotros, solo lo que mamá y papá dejan entre ver.
Familia; no sé si a ellos se le pueda llamar así, me abandonaron a mi suerte, me dieron la espalda cuando mi vida se vino abajo y me encerré en mi misma, me desheredaron cuando decidí venir aquí, no les importó mis motivos, se cegaron.
No quiero tener que recordar aquello, pero cada día de mi vida lo tengo grabado en mi mente, ellos me dejaron sola en este mundo. Soy yo; Brianna Miller contra todos y todo. No se sabe si termine muerta por eso, pero intentaré sobrevivir lo que más pueda.
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ALÉJATE © [Corrigiendo]
General FictionÉl es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA.