Brianna.
La adrenalina no tarda en inyectarse por mi sistema circulatorio, incluso reemplaza al dolor de músculos que tengo y el ardor en mi trasero. Solo estoy centrada en lo que dice y a mi socio y amante que se encuentra de cuclillas evaluándome con concentración y diversión en su bello rostro. Sus ojos deambulan por mi cara con un brillo peligroso y de acción. Han despertado algo en él primitivo.
— ¿Cómo haremos eso? —pregunto con absoluta ansiedad.
Mierda, si hasta siento que me ha cambiado el paladar, ahora trago delicioso. ¡Qué mierda Brianna! Si no has probado bocado desde ayer.
—Fácil —simplifica encogiéndose de hombros. Me extiende la mano para ayudarme a incorporarme. Parecemos dos personas normales cuando no lo somos realmente, somos dos malditos psicópatas que si les tocas los cojones como mínimo sales ileso son con un miembro menos de tu cuerpo.
—Dmitry —lo veo suspirar con aprobación cuando digo su nombre y sostiene una de mis nalgas. Joder, que me arde —. Explícate.
Él es él y nunca cambia. No deja mi culo en paz. Tiene fascinación por el mismo.
—Iremos a un casino el Khristal'nyy Tigr el mejor casino de Moscú y posteriormente de Rusia —me explica y por el tono de voz en el cual lo dice me hace sospechar que es suyo.
—Y es tuyo —afirmo.
Hace un gesto restándole importancia.
—Sip —acepta.
Estoy realmente extrañada, el sexo a Dmitry le sienta al parecer demasiado bien, él hoy está de un humor más pasable.
—Entonces, ¿Qué haremos ahí en sí? Porque si no me aclaras mi cabeza seguirá pensando en mil cosas juntas —Insisto más pensativa aún.
Se detiene en la cocina y ni cuenta me di de como entramos en ella, ando demasiada pensativa en este asunto.
Me lanza una botella de agua que sostengo en el aire para luego destaparla y tomar un largo sorbo. Estoy sedienta.
—Digamos que por casualidad de la vida —abre la nevera mientras habla y saca lo que veo que es ingredientes para cocinar. Yo mientras lo escucho y evalúo su gran figura. Espalda ancha y más que todo con esa camiseta adherida por el sudor me deja alucinando y su culo, ¡Ay su culo! Me tiene mal —. Deja de mirarme el culo y escúchame.
Me regaña y pestañeo.
—No hacía nada de eso —me defiendo balbuceando un poco, estoy segura que mi cara está roja como un tomate. Levanta una ceja inquisitiva —. Solo esperaba que continuaras hablando.
Me levanto ignorando su mirada acusadora sobre mí.
—Y yo lo tengo pequeño —se agarra el pene que sobre sale abultado sobre el pantalón deportivo.
—Sabes que no —tomo un cuchillo para ayudarlo con los vegetales.
—Eso es bueno, para que te hagas a una idea de lo que te voy a meter por todos lados —me estremezco cuando lo escuche y el brillo de satisfacción en sus ojos me hace querer golpearlo —. Como sea. El fin es que entraremos en mi casino como nada, las casualidades no existen y yo sé todo de lo que me pertenece —otro escalofrío, creo que eso tiene doble sentido —. Llegaremos como nada, no me rechazaran, están en mi territorio y por lo tanto están bajo mis alas, jugaremos partidas de Póker mientras surge la conversación, es todo muy fácil.
La forma en la que lo explica me hace entender que si, no obstante me preocupan ciertas cosas.
— ¿Cómo haremos para que confíen en mí? —tengo una vaga idea, pero aquí el puto experto es él no yo.
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ALÉJATE © [Corrigiendo]
Ficción GeneralÉl es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA.