Capítulo 48

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Dmitry.

Muy en el fondo imaginaba algo similar, pero me ha sorprendido, el abuelo de Brianna era mucho más inteligente de lo que yo mismo he llegado a imaginar, crear una bomba con ácido de cianuro es algo riesgoso, magnánimo.

Estoy eufórico, empiezo a sentir la ansiedad que me recorre al dar un paso más cerca de mi victoria o de mi muerte, porque si, es algo probable que quien salga más que muerto sea yo. Correré el riesgo, ahora no soy solo yo, acabarán con los que me importan, sino lucho aunque lleve mi vida en el proceso, ellos morirán, no lo puedo permitir.

—Espero no sea una trampa Sophia —masculla Brianna llamando nuestra atención —. Porque si es así, yo misma arrancaré sus cabezas.

— ¿Cómo te atreves? —el hermano de Brianna, Oliver alza la voz en su dirección.

No me agrada, no es quién para hacerlo, menos delante de mí.

—Cuida tu boca muchachito, Brianna no es tu sirviente y mucho menos, como para que le hables como te venga en gana —hay pánico cuando me dirijo a él —. A la próxima, haré que te arrodilla delante de ella.

Mantiene su compostura, se encoge en su lugar, no vuelve a mirar a nada más que el vaso de agua que descansa en su mano. Tiene temblores en las manos, puede ser a consecuencia de la falta de ingesta de drogas.

—Acabemos con esto de una vez, Sophia —habla Henry —. Dale lo que piden, así se marchan de inmediato —hay una mueca de desagrado en su boca.

Me siento como el rey de la casa en mi asiento, mi tobillo descansa en mi rodilla, Mikhail deja caer una gota de baba en mi zapato.

No creí que nada de esto me estaría pasando nunca, esta mañana incluso mojo mi cama de baba y también meo la misma cuando Brianna lo cambiaba.

—Nos largaremos cuando lo decida —aprovecho para llamar a una de las empleadas —. Trae algo de comer —la chica se pierde por donde vino —. Es mi casa y Rusia es mi territorio, acatan mis órdenes aquí.

Habla bajo echando maldiciones supongo, no me interesa si les agrado o no.

—Ya es suficiente. Henry por favor —Sophia toca la mano de su marido —. Le daré lo que quiere, yo misma iré con ustedes.

Es una pareja peculiar, en momento crees que él tiene la familia controlada y a otro te da la impresión que quién tiene bajo mando absolutamente es la señora presente.

—Yo iré con usted —aclaro.

Brianna levanta la cabeza para darme una mirada interrogante.

—Creí que me llevarías.

Me gusta ella tal cual, es una mujer de acción, pero no es prudente llevarla en estas circunstancias.

— ¿Quién cuidará de Mikhail? —el pequeño se ha adaptado a su nombre, alza su pequeña cabeza y me sonríe.

Es tierno e inocente, ha aumentado desde la primera vez que lo vi, pero aún le falta por aumentar.

Brianna ve la realidad.

—Tienes razón, no confío en nadie y tampoco tenemos quien cuide de él.

Corto la conversación, no quiero que esta gente meta sus narices en mi vida privada.

—A más tardar la noche, la llevarán al punto de encuentro conmigo —Sophia Brown está embelesada con Mikhail —. Si algo falla, encontrará los cadáveres de su marido e hijo descuartizados —pronuncio despacio cada letra.

Se hace el silencio, la bandeja de comida llega a nosotros.

—Espero no seas estúpida para estar mintiendo Sophia —señala Brianna.

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