Capítulo 27

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Dmitry.

La cara atónita de todos es un poema épico digno de sacar una foto. Gabrielle Rossi líder de la mafia en Florencia está blanco como mi culo, incluso no se da cuenta cuando deja la mano de Millers y da un paso atrás.

—Esto no es posible, es una broma —incluso se ríe incrédulo.

Brianna mantiene su cara de perra empoderada y su boca permanece en una sonrisa torcida sin dientes. Se ve malditamente sexy y el labial en sus labios los hace ver más llenos. Carajo, es lo que quiere cuando le conviene, a mi solo vive todo el puto tiempo llevándome la contraria.

—Es nada más que la pura verdad, ella es nieta de Michaelle Brown —sostengo a Millers de la cintura y la pego a mi cuerpo posesivo, ella es mía, los otros socios o peones de Gabrielle Rossi la miran como carne fresca.

—Señores —se gira hacia sus compañeros, se ven los músculos tensos de su cuerpo por encima de su esmoquin —. Creo que mejor nos marchamos, es obvio que Petrov quiere vernos la cara.

Su palabrería me hace hervir la sangre.

— ¿Acaso crees que yo soy como ustedes? Mi palabra no tiene precio y no precisamente por hablador —asevero sin una pizca de tolerancia.

—Señor Petrov...—argumenta iracundo. Mis palabras lo han molestado y pretende responderme con grosería. Al parecer van olvidando que están en mi territorio y yo soy el maldito amo. Deberían besar mi culo.

—Señores por favor —interviene Millers dándole un suave toque a mi mano —. No creo que haya la necesidad de llegar a la violencia cuando podemos hablar civilizadamente como personas —le da una morada fría a los opuestos y ella misma toma asiento antes de que alguien más jale su silla o la invite.

—No tenemos nada que hablar con usted señorita Millers —espeta con tono despectivo Rossi y ya me empieza a tocar las bolas.

—Está hablando por todos Rossi —me siento al lado de Millers y con una seña llamo a una camarera —. Tráeme lo de siempre —ordeno y miro al resto —. Para todos —fijo mis ojos en Rossi, tamborileo sobre la mesa de póker y fondo verde, las cartas no están y tampoco los dados. Quiero jugar, jugar todo a mi manera.

—Ellos están por debajo de mi y deben acatar lo que yo digo —responde con suficiencia.

—No debería de dirigirse así a sus súbditos Rossi —masculla Brianna y mira sus uñas de color rojo como si es lo más interesante que tiene por hacer —. Nadie sabe qué puede pasar nunca. El destino es incierto —y finalmente levanta la mirada.

El silencio se prolonga, escucho de fondo la música, esta es un área un poco reservada, aún no tiene el honor de entrar al área más reservada que tengo en mi casino, ellos no se lo han ganado.

— ¿Me amenaza? —interroga con sorna —. Mantenga su lugar señorita, no me haga hacerla mantenerse en él.

Oh, oh, oh. Este perro cree que la intimida. No me gusta como le habla.

—No me hagas tu a mi —enfatizo señalándonos a ambos —. Mantenerte en tu lugar.

Millers sisea entre dientes algo.

—Nosotros nos marchamos —se dirige seguro por donde vino, los otros e miran entre sí y veo la curiosidad.

—No me interesa si se larga o se queda, usted es el único que sale perdiendo, Rossi —Millers lo detiene con sus palabras —. Encontraré a otras personas que si estén dispuestas a aceptar lo que tenemos para ofrecerle.

Ella no sabe ni siquiera que mierda tengo en mente para ofrecerle, pero se muestra segura, incluso yo me creo que sabe todo y tiene un gran plan para negociar. Ella nació para esto.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora