ALÉJATE © [Corrigiendo]

Capítulo 30

Brianna.

El guía en mis manos es el receptor de toda mi furia, lo aprieto con tanta fuerza que mis nudillos están blancos debido a que no circula por mis dedos ni una gira de sangre. La fuerza empleada no lo permite.

— ¡Estúpido! —freno en semáforo y escucho los pitidos de otros y las mímicas que hacen al insultarme —. ¡Chúpensela!

Ojala me escucharán. Sus estúpidos autos no se comparan a este bebé. Si Petrov piensa que se lo devolveré está equivocado.

Arranco cuando la luz cambia a verde y giro justo en la principal por donde vivía, por aquí no hay tanto tránsito a esta hora y se me hará más fácil llegar.

—Piensas tratarme como basura Dmitry Petrov, pues yo te trataré como la mierda —paso cambio y acelero —. Debí patear sus bolas por estúpido.

Enserio piensa que me quedaré puritana cuando el acuerdo termine. No, claro que no y no porque desee acostarme con otro, porque aunque me cueste aceptarlo no deseo otro hombre más que Dmitry Petrov entre mis piernas, aún así, con tal de hacerle la maldad, soy capaz hasta de ir al infierno.

Parece estar lidiando una batalla interior, tiene un duro caparazón que parece imposible de romper.

Cuando mencioné a su madre, todo cambió y es como si a la vez todo tiene sentido, su madre tiene que ver en toda su actitud o él simplemente es así y vi cosas que no son, donde no las hay.

Dmitry me confunde, cala algo en mí, me siento cómoda y a la vez como si él es mi constante peligro, escucho mi voz interna cada vez que estoy con él gritarme que me aleje, que no siga, pero yo soy terca y sigo, me gusta lo que siento, el placer que obtengo, su presencia me da poder, es una maldita pelea interna que siempre tengo.

Anoche cuando mostró y marcó territorio conmigo me sentí bien, no me sentí incómoda, muy al contrario me sentí poderosa, inalcanzable, satisfecha.

Todo cambió después de la sección, el simplemente se marchó, pensé que se quedaría como la primera noche y esta mañana me trata o intenta tratarme de oportunista. Quise romper su nariz y su perfecta boca.

El semáforo cambia a rojo y casi me la paso por estar pensando en él. Realmente Dmitry es una distracción muy grande y peligrosa en todos los sentidos para mí.

Algo capta mi atención cuando miro por el espejo para ver la distancia de los autos, algo sospechoso, lo normal, cuando vives esta vida debes de siempre estar alerta. Cargo a mi fiel acompañante nada más.

Veo a una mujer cubierta con una bufanda al estilo árabe y unos grandes lentes de sol, no, esos son enormes.

Está tan cubierta que parece imposible reconocerla, para mí no, la conozco desde hace muchos años, es Marie. Trajo a Arabia Saudita a Rusia, que patético. Se me revuelve el estómago de recordar lo que me hizo.

Retomo la marcha con la amarga sensación en mi boca, tengo un peso en el pecho y no me gusta, siento la estúpida necesidad de volver a dónde viví con Marie, pero no quiero imaginar verle la cara a su amante, creo que hasta ella llevaría sus golpes.

Dejo de pensar cuando diviso la universidad, detengo el auto bajando al instante del mismo. Mi aspecto llama la atención de la población masculina del colegio, no me gusta ser el centro de atención, pero voy aprendiendo a manejarlo.

Cuelgo la mochila en el hombro y busco alguna música que poner en mis audífonos en el reproductor de mi móvil.

Diviso por el rabillo del ojo a Dmitry con su cara dura, la misma que carga todo el tiempo. Hago de cuenta que no noto su presencia.