Capítulo 72

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Dmitry.

Sus rostros demacrados, sucio de sangre seca, las moscas revoleteando alrededor de su cuerpos malolientes, han tenido que hacerse sobre lo que alguna vez fueron sus ropas de diseñador.

—Hijo...—cómo me taladra esa maldita palabra proveniente de un gusarapo como este sucio bastardo.

—No me llames así, no soy tu hijo, mucho menos somos iguales.

El árabe de mierda permanece dormido, ese asqueroso y yo tenemos grandes cuentas pendientes. Si bien el principal responsable del estado de mi hermana es Nikolai, la vendió cuando solo era una bebé, este gusano se encargó de comprarla, hacer de su vida miserable.

Puedo asegurar que las marcas que adornan su cuerpo, fueron causadas por este viejo asqueroso.

—Fedor.

Escucho los pasos de quien ocupa ahora el cargo que alguna vez fue de Vladimir.

Demonios, tengo tanto por hacer que me emociona.

—A sus órdenes señor —dispone el hombre.

—Agua fría para los señores, necesitan un baño con urgencia, pero muy fría.

Sergei por su parte enciende un puro, ignorando por su parte mi advertencia. Da unas cuantas caladas a la nicótica, llega hasta estar frente de nuestros rehenes, exhala el humo en sus caras.

—A Dmitry no les gusta que fue, lo olvidé. Voy a apagarlo, de acuerdo.

Me divierte su forma de hacer las cosas sanguinarias.

La punta encendida del puro, es aplastada en el medio de sus frentes, donde yacen deletreados mi nombre en carne viva, profunda.

—Hiciste un lindo trabajo Sergei, tenías toda la razón al decir que me iba a gustar.

El aludido sonríe, las quejas de nuestros rehenes solo me divierten, diversión es la que me daré.

Tengo todo un plan grabado, sin duda que el que más va a sufrir es Nikolai, le tengo un odio más especial.

Marrash se ha ganado parte, tengo una idea increíble antes de mandarlos al otro mundo.

—Gracias por eso, incluso supe dividir en decimales —se jacta.

Finjo sorpresa.

Me quito del camino cuando dos hombres ingresan con lo que son tres cubetas de agua con hielo.

Sufrirán pulmonía a este paso, el frío en esta parte de la ciudad es más pesado, el bosque nos rodea por lo que provoca el viento de los árboles, la caseta donde están no es la mejor construcción, pegadas a los límites del terreno, sus ropas son apenas gruesas, tela de lino que es fácil de traspasar el frío, su poca alimentación, los castigos que ya comenzaron, una muerte lenta, digna de infelices que destruyeron vidas sin reparar en nada.

Haré justicia por cada una de esas vidas marchitas.

—Adelante.

Sergei deja su diversión, se hace a un lado.

Ambos disfrutamos sin comenzar el show, solo que esta parte ya me corresponde a mí, puede distraerse con Vladimir, si lo pienso ese perro casi lo mata, aunque yo también quiero hacerle unas cositas.

Hablando del rey de Roma.

Cuando el agua cae de lleno en sus cuerpos, llena de hielos que se esparcen por el viejo y agrietado suelo, sus cuerpos se sacuden por el frío tan repentino, los bellos durmiente despiertan de verdad. Jadean por aire que parece haber abandonado sus pulmones.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora