Dmitry
Puedo ver la duda en sus ojos, ellos no ignoran que soy ruso y por su expresión es lógico que les temen a los rusos, tal vez no a todos, pero sí a unos en específico y me hago perfectamente a una idea de quiénes son y quién los lidera.
Sigo haciéndome la víctima. Ahora estoy sentado en la oficina del restaurante y la señora que hace unos minutos escuche al señor Henry llamar Sophia está curando mis heridas con agua oxigenada. Hago algunas muecas cada vez que toca alguna herida, pero todo no es más que una buena actuación de mi parte, deberían de darme todos los putos óscar.
—No debió de andar solo por estos lugares a esta hora. Manhattan ya no es un lugar seguro como antes, ¿Cuál es su nombre?
Ella realmente me está dando consejo sobre el peligro, cuando el peligroso soy yo, pero no hay que sacarla de su inocencia. No aún.
—Dmitry. No pensé que me sucedería algo —me quejo un poco cuando limpia mi labio roto. Eres buen actor Dmitry. Me doy una palmadita mentalmente en el hombro —. Solo venía por algo de cenar a este lugar. En las calles hablan muy bien de aquí y el café que tomé en la mañana, exquisito.
Mentalmente pongo los ojos en blanco, estoy hablando mucha mierda, un hombre que no acostumbra a hablar mucho ahora le toca y también dar elogios y apremiar. Bah, si no fuera porque necesito todo este teatro, ya hubiera bufado de lo aburrido que estoy con todo esto.
—Tenemos servicio a domicilio —refuta —. Lo dice al frente. Oliver pudo llevar su cena y así no le hubiese pasado esto. Oliver es mi hijo y Henry mi esposo.
Casi arrugo la nariz y echo una maldición. Esta señora habla y refuta demasiado, realmente en eso ni parece la madre de Miller, a ella no le gusta hablar tanto, pero si llevarme la contraria, algo que si tiene la mujer.
—No vi que tenían a domicilio —respondo un poco bordes. Ya me valió.
No contesta y tampoco articula con ninguna cosa. Quiero mirar a cada lado y buscar en cada cosa que tengo a mi alcance, sin embargo, no puedo hacerlo con ella aquí y sus ojos sobre mí.
Termina de curar mis golpes y de ponerles un tipo de curita.
—¿Tiene algún golpe en otro lado? —inquiere mirándome aún con desconfianza.
Me preparo para suavizar mi voz y que no suene como el maldito matón que soy.
—En las costillas, muchas gracias, señora, solo necesitaré una buena liga —mi cara debe de ser la de un ángel es solo que yo tengo cuernos y cola —. Si me permite, me gustaría encontrar un teléfono y llamar a mi chofer para que venga por mí, no quiero causarle más molestias.
Distingo la duda de aceptar que me marche o no y también la batalla que tiene entre lo que le gustaría y su educación. A veces la moral nos juega más fuerte que otro valor.
—De ninguna manera —niega luego de unos treinta segundos. Tarde para ocultar que solo quiere que me marche, más yo tengo el don de jugar con las personas y eso no será posible —. No permitiremos mi marido e hijo que se marche de aquí en ese estado, además es muy tarde y el pobre hombre se arriesgará a que le suceda lo mismo.
Finjo terror ante lo que dice, sin embargo, por dentro estoy sonriendo, Viktor lo que puede es volarle los sesos al primero que se le cruce en frente.
—Oh no, no deseo eso para él, realmente estos tipos son peligrosos —musito como si yo no tengo una escondida en mi cuerpo.
La señora parece comprender y una mano cálida se posa en mi brazo, su toque me trae un recuerdo. Me recuerda a mi madre.
Cierro los ojos por inercia, no quiero recordarla ahora o esto podría arruinarse. Ahora no, mamá.
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ALÉJATE © [Corrigiendo]
Fiction généraleÉl es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA.