Brianna
Avanzamos en silencio por las casi solitarias calles de Moscú, ya casi no hay un alma y no es como que alguien tenga ganas de acercarse a dos personas llenas de sangre y que llevan al demonio en sus ojos, nadie al menos de que sea estúpido lo hará o que sea mucho más peor que nosotros dos o igual de locos.
Camino a la par de Petrov, no es bueno irte delante, como tampoco lo es quedarte atrás, ambos frentes son peligrosos, más en este mundo de mierda en el que vivimos ningún lugar es seguro, solo la fortaleza interna que construyes dentro de ti, guardando tus emociones y tus sentimientos, volviéndote un ser cerrado en sí mismo.
Las pequeñas piedrecillas agrietan mis pies, el petróleo bajo ellos se siente incómodo. Tengo las plantas de los pies herida, sin embargo, no me duele, hay dolores que son dulces, dulce dolor, más soportable que la tormenta que guardas en tu interior. ¿Quién me entiende? Solo yo me entiendo en esta vida y es más que suficiente, no creo que nadie pueda entenderme.
Son pasadas la una de la madrugada.
Petrov camina a mi lado en un gran silencio. Su cara varonil y atractiva no deja nada entre ver, pero yo sé que algo lo perturba, ha cambiado su semblante desde que miró su reloj hace unos segundos.
—Viene de matar a alguien o a más de una persona —afirmo tratando de romper el tenso e incómodo silencio que se ha forjado entre los dos.
No olvido que he aceptado ir a vivir a la casa de alguien que no conozco en lo absoluto. Más a mí me da más miedo quizá, irme con un conocido que conoce tus debilidades que un desconocido que no las conoces. Ambos somos desconocidos, pero en el fondo sabemos de lo que somos capaces.
Marie conoce mis debilidades, mi maldito y asqueroso pasado, aun así, me hizo esto, le creyó a quién la folla y a mí no porque no tengo un pene entre las piernas, sino una vagina.
Lo recuerdo y me da voluntad de volver y acabar con lo que empecé, le cortaría las manos y le sacaría los ojos, no volvería a ver a nadie y tampoco usaría sus manos. Eso suena muy bien, Brianna. Él me subestimó y ese fue su error.
Petrov continúa en silencio unos instantes más. He de confesar que el tipo me agrada, él no me subestima y yo tampoco. No confía en mí y yo menos. Así estamos bien.
—Puedo responderle con la misma pregunta —contesta y sus manos manchadas de sangre van a sus bolsillos.
Al parecer no le preocupa salir de este modo a la carretera. No me sorprende, desde que lo vi noches anteriores, supe que este tipo no es nada normal. Él es más de lo que aparenta.
Su vida de maestro es solo una pantalla.
—Buena respuesta —apremio y pateo una lata que hay por dónde vamos caminando. Escucho las olas del mar —. Pero no me sorprende, usted no es un simple maestro.
—Y usted, Miller, no es un ángel como lo aparenta su cara o tal vez si, un ángel demonio.
Ahora soy yo la que se queda en silencio. Ha dado justo en el clavo. Yo tampoco soy lo que aparento.
Mi atención se queda fija cuando doblamos una calle y vamos bajando. Esto parece un muelle y hay personas gritando órdenes. Está rodeado discretamente, más no para mis ojos, me he dado cuenta a donde me ha traído.
A Petrov no le importa al parecer dejarse ver en su doble vida conmigo. Eso es un buen punto.
Veo un Porsche negro estacionado y lujo en un lado del muelle. Es el auto de Petrov.
Cuando notan su presencia, todo se queda en silencio, exceptuando a un hombre que parece no temblar como lo hacen los demás al ver a su jefe. Porque si, él es un jefe de la mafia, lo que no sé es hasta donde llega el poder de Petrov. Nada de esta mierda me sorprende realmente.
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ALÉJATE © [Corrigiendo]
Ficción GeneralÉl es destrucción, Tóxico. Y ella es su única salvación. +21 NO COPIAR. ES DE MI AUTORÍA.