Capítulo 15

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Brianna

Jugaba con mi hermano en el patio trasero de la casa. Un lugar hermoso, pasto verde y bien podado, las rosas y flores le daban un toque especial, un lugar lleno de luz y paz, un lugar único donde amaba pasar el tiempo con mi pequeño hermanito de tres años.

Él con sus cochecitos los paseaba de arriba hacia abajo por el pasto, haciendo pequeños ruidos con su pequeña boca en forma de sonidos de motores. Sus piernas estaban en indio y es muy tierno mi hermanito.

Yo jugaba con mi muñeca favorita entre todas, es muy parecida a mí, tiene ojos azules y cabello castaño como yo. Le hacía dos coletas como las mías. Mamá me había peinado luego de bañarnos a mi hermanito y a mí. Ella y papá andan muy extraños hoy, parecen nerviosos. Tengo cinco años y por más que digan que soy peque para entender algunas cosas me doy cuenta de muchas cosas.

Mi muñeca la preparaba para ir a una cita con el soldado de mi hermanito. Muy guapo, incluso le había puesto un traje. Ella llevaría un vestido rojo y se verían hermosos y es cuando pensé que no debería hacerle dos coletas sino soltar su pelo.

Le iba a preguntar a mi hermanito cómo se veía mejor, cuando de pronto algo más llamó mi atención.

Se escuchaban gritos en la calle, los vecinos al parecer huían y se trancaban en su casa rápidamente. Las llantas de autos se escuchaban resonar contra el pavimento con fuerza.

Mi hermanito Oliver empezó a llorar y soltó su cochecito para venir a abrazar.

Dentro de la casa escucha a mamá girar a papá que debíamos irnos.

—¡Nikolai...! —no logré escuchar bien su apellido —. ¡Él nos ha encontrado! ¡Debemos irnos!

Ante lo que lograba escuchar mi pequeño corazón se había acelerado, yo estaba muy asustada y abrazaba con fuerza contra mi pecho a mi hermanito que no dejaba de llorar.

—No llores, todo va a estar bien —susurré besando su cabello igual que el mío.

Vi a papá correr hacia nosotros y levantarnos en sus fuertes brazos. Dejando nuestros juguetes ahí.

—Mis juguetes papá —señalé la parte trasera.

—¡Sophia! —llamó papá a mamá a gritos, ella apareció rápidamente —. Toma sus juguetes.

Mamá corrió y como pudo los cogió, eran los juguetes más preciados que teníamos, además de que no teníamos mucho, nos cambiábamos de casa muy seguido y a mí de jardín.

Corrimos hacia adentro, cada vez más se escuchaban más cerca las llantas, incluso como rebuscaban casa por casa de los vecinos.

—¿A lonle vamos? —la pequeña voz de mi hermanito se escuchaba hipando. Él estaba muy asustado.

—No tengas miedo hijo, mamá y papá los pondrán a salvo —susurró mamá y ambos miramos a papá —. ¿No es cierto, Henry? —preguntó hacia papá.

—Sí, así será hijos —papá besó nuestras frentes, pero yo podía ver a través de sus ojos el nerviosismo.

Nos subieron a la parte trasera del auto y abrocharon nuestros cinturones.

Traté de que Oliver no viera las armas que vi en el auto, abrazándolo lo más que pude y a pesar de que solo tenía cinco años, yo sabía que los malos andaban detrás de nosotros.

Papá arrancó con fuerza el auto y salimos del vecindario donde vivíamos a una gran velocidad.

Unos asuntos nos empezaron a seguir papá manejaba como un loco, incluso nos dispararon, pero yo no entendía porque no rompían el cristal.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora