Capítulo 58

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Brianna.

Aún no confío, soy capaz de lo que sea para mantener mi embarazo, es un milagro que lo haya logrado, por lo tanto lo cuidaré con mi vida. No olvido a mi hermoso bebito Mikhail.

—Dame el arma —pide Dmitry extendiendo su brazo.

Meneo mi cabeza para indicar que no.

—No lo haré —retrocedo para subir lentamente a la cama —. Si alguno de ustedes intenta algo, los destruiré sin pensarlo.

No logro intimidarlo como es previsto, pero por mucho que yo tenga ahora una dependencia de él, los hijos están primero.

Me fusila con su penetrante mirada colorida, antes de asentir hacia la médica que se esconde tras de su espalda como mosca entre un vaso de leche.

Si no se aleja, tiraré de su bonito cabello rizo.

—Puede acercarse, ella no le hará nada.

La doctora temblorosa llega hasta donde han instalado unos monitores.

Los chicos que subieron desaparecen ante un ademán de su jefe.

Quiero sacarle los ojos y luego volver a ponérselos, son hermosos, estoy enojada con él, no me quita lo razonable.

Se ha portado como un verdadero imbécil patán desde anoche.

—Debe quitarse la ropa —informa la doctora que mira del arma a mi mano a mí —. Preferiblemente las inferiores.

Sé este procedimiento, no deja de ser vergonzoso aún. Es extraño descubrir parte de tu cuerpo a un extraño.

Soy sorprendida cuando el mismo Dmitry se encarga él mismo de bajar lo que tengo puesto.

Por suerte me he bañado antes.

No hay nada sensual cuando termina de desnudarme en esa parte, extiende una sábana sobre mí y vuelve al lugar que tomó desde que me acosté sobre la camilla.

La médica rasga la envoltura de un preservativo, yo nunca he tenido ese maldito plástico dentro.

Alza una cámara que más bien parece un pene.

— ¿Es necesario que introduzca eso en su cuerpo? —señala Dmitry el aparato.

En otro momento me reiría de su cara llena de consternación al ver semejante aparato, ahora solo estoy nerviosa por saber un diagnóstico.

—Si señor Petrov, las primeras ecografías deben ser vaginal, es más fácil detectar tanto peso como tamaño y riesgos del embarazo.

A pesar de saber de lo que habla, tiene toda mi observación en ella.

El ceño fruncido de Dmitry aumenta.

—No me agrada la verdad que metan eso en su cuerpo —cruza con dificultad sus brazos.

Salió cavernícola el idiota patán.

—Es por el bien de mi bebé Dmitry —gruño ya cansada de su intimidante mirar a la cámara.

Me mira mal de nuevo, lanzándome un cierra la boca.

—No lo hiciste sola, es nuestro.

Un saltito da mi corazón al escucharlo, no es de hielo, también siente y sé que amará a nuestro bebé tanto como yo.

La doctora jala la maquina hasta colocarla a un costado de mi pierna y ella situarse en su silla giratoria frente a mi entrepierna.

Tenso todo el cuerpo cuando descubre mi parte baja y siento la punta de esa cámara sobre mi hendidura.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora