Nikolai Petrov

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Contenido +18. Si lees es bajo tu responsabilidad, lenguaje vulgar, violencia, trata de blancas (menores en específico).
Que quede claro que yo no promuevo la violencia y nada de esto, muy al contrario, solo lo escribo por ficción
No acepto comentarios hirientes hacia mi persona.

Aclarado todo espero les guste esta partecita.

Escucho algunos gritos por alguna parte de la casa, mis soldados se han de estar cogiendo a alguna mula.

Les he dicho que no se resistan, mientras más lo hacen, más dura se las ponen, luego no pueden moverse y tampoco caminar, no es problema mío si es así.

Sus labores de putas son aparte, mientras cumplan con sus obligaciones, no les toca castigo y sus sucias familias o lo que tengan de pariente no terminan en algún burdel, vendidas o mueren mientras me las cojo con ayuda.

El bastón de oro en mis manos hace eco por el caro piso de mármol, si bien estoy impaciente porque ese trofeo llegue.

La mula de mi hijo estará aquí cuanto antes según lo que han dicho mis hombres.

Mi hijo: Dmitry Petrov, le hace honor a su apellido, es un hombre hermoso, parecido en más de una simple cualidad a mí, tiene un cuerpo estupendo, es inteligente, astuto y letal, digno hijo mío.

He esperado paciente para que esté a mi lado, para que manejemos al mundo juntos, el niño que adoptó puede ser moldeado a mi semejanza, un asesino a sueldo, quiero que sea un robot a mi servicio, doblegaré a mi hijo con las dos personas que más les importa.

Yo no lo eduqué para esto, no quería que esa chiquilla se metiera en su vida, lo prefiero solo, roto y herido, sin sentimientos, no quiero a nadie a su lado, mi pequeño Dmitry es solo mío, mi hijo me pertenece, apartaré cada estorbo de su lado.

He dejado que se haga fuerte cada vez más, quiero tener no a un débil a mi lado, cuando era niño sus lloriqueos no le sirvieron de nada, tampoco los de su madre, yo ganaba dinero por ellos, cubrían mis necesidades, las básicas pero no todas.

Irina era linda, tal cual porcelana tienes de más fija, valiosa y cara en la vida, era huérfana, no tenía a nadie, yo fui el príncipe que necesitó desde un principio, le arrebaté la sucia virginidad, soñó que sería lindo, no imaginó que la estrenaría con alguien más.

El dinero, ese mueve a las personas al son que quieres tocar, yo lo necesitaba.

La cuide los primeros meses, luego decidí tenerla como mi propia puta persona, mi mula, necesitaba un varón, un niño con sus ojos que me encantaban al tener tanto colores juntos.

Quedó embarazada, pero no nació un varón, sino nació una niña a la que le arranque de su lado y vendí a un comprador de esclavos árabes; hoy en día sigue viva, la he visto en unos de mis negocios, es quién entrena a las mulas para su señor, no sabe que soy su padre, pero me la he cogido, su coño húmedo y apretado, caliente y tenso lo recuerdo, es el vivo retrato de su madre, si Dmitry tiene características tan similares a su madre y muchas a mí, ella es idéntica, Ninet como le llaman incluso heredo los mismos movimientos de su madre.

El placer que me embargo al sentir a mi propia hija no tiene igualitario, se siente mágico, apasionado.

Recuerdo bien como mi pene entraba una y otra vez en su coño, contrayéndose, quise seguirla follando, pero su amo la necesitaba, solo fue un la cogida rápida que hubiera pagado para que se dilatará más, era como estar follando a la misma Irina.

Mi mula esposa ha de estar revolcándose en su tumba, vivió el resto de su vida sufriendo por Ninet, nunca supo donde lleve la niña, no soy misericordioso, por lo mismo no le inventé la vana mentira que había muerto cuando la niña la vendí, fue criada para servir como mula.

ALÉJATE © [Corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora