Antepasados

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Valeria

Me sentía frustrada, recitaba una y otra vez el verso escrito por el hechicero y nada parecía hacer el efecto necesario para sacar la sangre de Naél del maldito manantial.

El corazón me palpitaba a un ritmo acelerado , a la vez que sentía el corazón de Naél latir más despacio.

El dolor y el miedo de perderle no me dejaban actuar , a pesar de aquella fuerza que mi bebé me transmitía.

Sentí como el corazón de Naél dejó de latir, y caí de rodillas al suelo sumergida en un inmenso e insoportable dolor. Y en ese momento, fue como si el tiempo se parara.

_Levanta _ Una poderosa y femenina voz me animó a levantarme.

Sorprendida me levanté, giré mi mirada hacia mis espaldas, encontrándome con algo que nunca pensé que vería.

_¿Abuela? _ Dije casi sin creermelo.

Su luz brillaba hasta casi cegarme con ella.
Hacía muchos años que mi abuela, la madre de mi padre, había fallecido, pero ahí estaba, frente a mí, animandome a seguir.

Me sonrió con ternura, a la vez que varias lágrimas de nostalgia asomaban por mis ojos.

_Vuelve a recitar las palabras _ Me animo con un tono de voz dulce y relajado, casi como si fueran notas de música que volarán sobre el aire.

Me giré y con el mismo tono pausado y calmado que ella, repetí el verso, una y otra vez, con los ojos cerrados, y sintiendo como mi poder y el de mi pequeño se unían en la misma oración.

Pero mi poder no quedó ahí, sentí más poder y más voces recitando el mismo verso que yo.

Sentí como a mi espalda no solo la luz de mi abuela fallecida recitaba el verso conmigo, sino cientos y cientos de luces más. Y nose como, pero lo supe, eran todos nuestros antepasados uniéndose a mí para ayudarme.

Nuestras voces eran unidas al unison, hasta que algo me hizo abrir los ojos...

Y lo vi, vi como una sangre roja levitaba del manantial, y se mantenía flotando en el aire.

_No puede ser... Lo he conseguido _ Dije alegre.

Me giré emocionada por lo que acababa de ocurrir, y mi abuela me miraba con esa tierna mirada de cariño.

_¿Como es posible? _ Pregunté, aún incrédula de que estuviera hablando con una persona que falleció hace tiempo.

_Nunca lo olvides, siempre estaremos contigo _ Me dijo con cariño, antes de que ella y los cientos de rostros, desaparecieran con ella.

Pitter

_¿Seguro que estáis bien? _ Pregunté ante la intensa preocupación que dominaba mis sentidos. Hasta que noté la misma preocupación en sus rostros. Ellos estaban cansados y heridos, pero nuestra preocupación no venía de los presentes.

En unos segundos sentí como mi alma se rompía, un intenso dolor se alojaba en mi corazón, había perdido lo más importante para la vida de un hombre... Su hijo.

Caí derrotado al suelo, varias lágrimas salieron sin remedio de mis ojos, ahora intensamente rojos...

Todos los chicos me miraban sin saber muy bien reaccionar. Alguno de ellos, como Marck y Junior también sintieron la misma pena que sentí yo ante la perdida de un ser querido, pero no se podía comparar al dolor que sentía yo y su madre, en estos momentos... Habíamos perdido a una parte de nosotros.

Gloria

Nose cuánto tiempo lloré sobre el cadáver de mi hijo, solo que quise ir con él, allá donde él había ido...

Hasta que derrepente sus ojos se abrieron de par en par. Sus pupilas eran rojo intenso, otra vez llenas de vida.

Paralizada observé como sus venas comenzaban a resaltarse. Gruñidos feroces salían de su boca.
Se reincorporó rápido, con toda la pose de un animal salvaje.
Me miró con sus intensas pupilas, parecía no reconocerme.
Estaba totalmente fuera de sí.
Porque era mi hijo, sino... Pensaría que era un monstruo.

Por momentos sentí miedo.

_Hijo.. Soy yo _ Mi voz temblaba.

Creí que me atacaría, pero solo se dió la vuelta y saltó por la ventana.

Parecía un animal salvaje pero totalmente atemorizado.

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