Naél En El Reyno Vampiro

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Naél

Caminaba del brazo de Jona, a pasos lentos por las largas alfombras color vino, observando cada detalle de los inmensos pasillos del reino Vampiro.
Sus paredes eran de un rojo intenso, acompañada de cuadros con siglos de antigüedad, y candelabros encima de los pequeños muebles decorativos, que alumbraban nuestro paso, aunque no era necesaria la luz para nuestra visión híbrida.

Mi mirada fría observaba cada pequeño detalle con entendimiento y conocimiento de su historia. La raza vampira, la especie más antigua de los tiempos, que dieron sus primeros pasos a la vez que la raza humana.

Sentí casi la misma admiración, como la sentí por mi propia especie híbrida.

Pequeños escalones daban pie a una gran escalera de un material antiguo y resistente.
Los tacones de Jona resonaban mientras ambos bajábamos por ella. Agarrada a la manga de mi americana negra, Jona me miraba sonriente. Mientras que yo seguía con el mismo rostro neutro y mirada fría.

Se sentía el frío olor de los vampiros por cada espacio de la estancia. Podía percibir su sed se sangre en alguno de ellos, y en otros los años que cargaban en sus pálidas carnes.

No nos cruzamos con ninguno de ellos. Pero podía olerlos a metros de distancia.

Al fin cruzamos unas grandes puertas que abrieron paso a una enorme y espaciosa sala.
Altas estanterías llenas de libros, se encontraban dentro de la sala que parecía ser una biblioteca. Aprecié el polvo de éstas sin tocar, ni siquiera dignarme a mirarlas.

Al final de la inmensa sala, otra puerta nos dio paso. Al entrar en ese lugar peculiar y distinto, observé la oscuridad del lugar.
No había ventanas, ni luz que traspasaba . Aún así pude apreciar cada rincón del lugar y la vampirica belleza en la decoración.

Caminé junto a Jona por la alfombra roja que nos guiaba hasta el final de la sala alargada.
Al llegar, un trono, se notaba a simple vista lo lujoso del objeto que ahora se mantenía vacio y desocupado.

_¿Te gusta el trono? _ Una poderosa voz resonó por el lugar. Haciendo presente a un viejo vampiro que conservaba su juventud. Enmaba poder, astucia, elegancia y peligrosidad...

_Es.. Valioso _ Dije, y aunque su material así lo era, ambos sabíamos que no hablábamos de él, sino de lo que ese trono significaba.. Significaba poder, liderazgo, autoridad sobre todos los vampiros de la tierra. Y respeto hacia todo tipo de especie.

_¿Puede ser tuyo si quieres? _ Me ofreció.

_Solo tienes que ser fiel y ayudarnos a cumplir nuestra obra _ Dijo acercandose a mí.
_Te esperábamos desde hace muchos siglos _ Declaró.

______________

Una sala, llena de vampiros en silencio observando lo que ocurría. El lugar era oscuro, lleno de velas y candelabros encendidos.
Una ceremonia, un ritual vampirico y yo de rodillas, era aceptado en el reino vampiro, otorgandome poder y autoridad sobre todos ellos..

_¿Juras lealtad hacia nuestra especie?. ¿Juras llevarnos hasta la victoria, olvidándote de tu vida anterior y todo lo que te rodeaba, incluso tu propia especie?.

_Lo juro. _ El rey vampiro, colocó una corona sobre mi cabeza, tras mis palabras.

_Eres aceptado, y nombrado líder de éste Reyno y futuro heredero del trono vampiro._ Dijo antes de ordenar que me levantara y así lo hice.

Una vampira de largos vestidos y melena rizada, se acercó a mí, con un cuchillo entre sus manos.

Me quejé cuando ésta cortó parte de mi muñeca y la sangre comenzó a derramarse.
La sangre que corría oscura por mi brazo fue derramada en un manantial de agua cristalina.

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