⚘『Jardinero de almas』⚘ ✦TaeKook✦

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Jeon caminaba por los pasillos de aquella biblioteca mientras sus ojos paseaban por los grandes estantes de madera repletos de libros, recorriendo con la mirada el título de cada uno desde el lomo de aquellos en busca de uno que lograse despertar su atención.

Pasó la yema de sus dedos sobre uno de aquellos títulos que le traía bastante nostalgia a todo su ser.

"El principito".

Inevitablemente una sonrisa se dibujó en su rostro recordando como si fuera apenas ayer cuando tenía diez años y hubiera leído la obra... la podría describir como fascinante e incluso, mágica.

Siguió su camino cuando finalmente se detuvo en uno que despertó su atención al instante haciendo que lo sacara de su lugar para pasar su mano por la portada y quitarle un poco el polvo que lo cubría.

"Las mil y una noches"

Jeon había escuchado hablar antes de aquel libro pero por alguna razón nunca lo había buscado, y pensaba que ahora que lo tenía entre sus manos era una buena hora para leerlo.

Se encaminó a una de las sillas de aquel lugar con un peculiar aroma a café y galletas de avena con candelabros que colgaban de los techos para darle un toque de las épocas pasadas con mesas rústicas y sillones suaves.

Al sentarse abrió el libro preparándose mentalmente para lo que le esperaba mientras leía el prólogo escrito con letras pequeñas tratando de concentrarse sin mirar a nada ni nadie que no fueran las páginas frente a él.

Pero un aroma conocido a menta y frescura llegó a sus sentidos y la curiosidad fue más para él decidiendo a echar con disimulo un vistazo a la persona, (o más bien a el libro de la persona) frente a él.

Sus ojos se abrieron como platos levantando la comisura de sus labios para sonreír al ver aquel libro que hablaba de un pequeño príncipe y su rosa, pero la sorpresa fue más al ver a TaeHyung sosteniendolo entre sus manos quien ya le estaba viendo desde antes de que JungKook si quiera notara su prescencia.

—El principito... estás leyendo uno de los mejores libros en mi punto de vista —Jeon habló sin apartar la mirada de la obra escrita.

—Las mil y una noches, fue el primero que leí cuando tenía ocho años —TaeHyung susurró para no interrumpir la lectura de los demás, inclinandose hacia adelante para quedar más de cerca al castaño. —Sus historias son fascinantes, es un cuento bien contado —Le guiño un ojo.

—¿Cómo lo describirías? —JungKook le habló en el mismo tono bajando el libro para ver a el azabache.

—Sin duda alguna, increíble, hace que te imagines cada escenario de sus historias y son detalladas con un encanto único —Junto sus dedos índice y pulgar para llevarlos a sus labios como si degustara de la comida más deliciosa para después apartarlos mientras trataba de esconder sus ligeras risas. —¿Cómo lo harías con el principito?

—Fascinante... mágico, una historia diferente a las demás en aquellos tiempos, Antoine tenía una forma perfecta para redactar y describir a sus personajes... aunque fue un libro escrito antes de que él muriera —La emoción en las palabras de el castaño eran palpables hasta que se detuvo en el último detalle.

—¿A qué edad lo leíste? —TaeHyung se centró por completo en el chico frente a él.

—Tenía diez años, lo había encontrado entre uno de los cajones de mi casa donde había más jueguetes... me llamó la atención por la portada, era un boceto —Se encogió de hombros con una ligera sonrisa. —¿Y a ti?... con las mil y una noches claro

—Oh bueno, lo vi en uno de los tantos estantes, llamó mi atención porque era acerca de cuentos y relatos... ya sabes, lo típico que llamaría la atención en un niño —Sus dedos fueron a la barbilla de el castaño con suavidad para levantarla un poco y que se miraran.

Los segundos no se sintieron en el momento en que sus ojos se conectaron y como ya era costumbre, el rostro de Jeon se tornó completamente de carmín.

Parezco un completo idiota...

Pensó al no lograr controlar sus impulsos alejándose suavemente con una sonrisa.

—¿Has probado el chocolate y las galletas de avena de este lugar? —Peinó un mechón de su cabello detrás de su oreja encogiendose de hombros.

—Si, algunas veces me quedo hasta tarde cuando estudio y busco información así que esa es mi merienda y puedo asegurarte que están riquísimas —Hizo una leve pausa. —¿Ya las has probado?

—Si... me encanta comerlas cuando llueve mientras leo y estoy aquí, es relajante aunque suene "básico" —Habló con suavidad en sus palabras. —¿Vienes seguido?

—Cuando necesito un libro o a estudiar... diría que un dos de tres dependiendo de la situación, ¿Tú? —Kim se cruzó de brazos en la mesa.

—La verdad es que no mucho, la mayoría de las veces compro libros virtuales o en tiendas... —Era la mentira más grande, JungKook rara vez compraba un libro virtual.

Con "leer en internet" se refería a pasarse las tardes libres enteras metido en su biblioteca bl de wattpad leyendo "sus marranadas" como le llamaba SeokJin, o buscando un nuevo fanfic.

—¿Te gusta leer libros en internet?... —Tae se interesó aún más. —¿Qué clase de libros?

—De todo tipo, lo que sea me llama la atención —Trató de sonar completamente normal para que no sospechara de las novelas de contenido "para mayores de dieciocho" que escondía. —Aunque tengo algo de dificultad para entender los de mitología griega y romana...

—¿Qué se te hace difícil?, es fácil y algo que domino a la perfección... si quieres puedo enseñarte un día con más calma... —TaeHyung habló con total confianza, un experto en el tema al ser hijo de dioses de la mitología romana.

—Bueno, leí que cuando la cultura romana tomó algunas cosas propias de la griega tuvieron algo así como una mezcla de dioses... pero me es complicado aprendermelo del todo... —Tomó el libro de las mil y una noches algo avergonzado.

—Es un poco confuso si no se tiene el conocimiento base, pero nada de el otro mundo —El azabache volvió a su silla sentandose de forma correcta, llevando sus manos a su nuca. —Seré tu maestro privado, ¿Quieres? —Tae río sin dejar de mirarlo.

JungKook le respondió de la misma manera levantando nuevamente el libro dispuesto a leerlo.

—Claro, TaeHyung sunbae...

El susodicho lo miró reprimiendo una pequeña risa mientras tomaba de nuevo el pequeño libro para abrirlo en la página que quería, perdiéndose ambos en su lectura, mirándose de vez en cuando con una sonrisa.

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