Recuérdame ~ Shawn Mendes

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narra Shawn.

Después del cumpleaños de mi hermanita, por la noche unos amigos organizaron una fiesta. Camila quería ir y divertirse, así que llamé a Tina y a Christian, quienes aceptaron con gusto. Parecía que entre ellos dos ya había más química.

Horas más tarde, ya estábamos en la fiesta. Me separé un poco de mi novia, que estaba sentada en algún sofá con algunas de sus conocidas, mientras Tina estaba con su novio por ahí, y yo me encontraba en la cocina con Cameron.

— Hermano, te noto abrumado. ¿Qué ocurre? —negué.

— Nada —refregué mis ojos—, solo estoy cansado —respondí.

— Oye, si en verdad no querías venir, nadie te obligaba —contestó él.

— No, no es eso. Estoy cansado de las discusiones —contesté.

— Uhh, ¿discusiones con Camila? —suspiré.

— Últimamente está celosa, celosa de Tina, y ya no puedo más —tomé un sorbo de cerveza.

— Hola chicos —entró Amelie a la cocina.

— Hola —contesté amablemente.

— No vengo a molestarlos, solo vengo a buscar una bebida y me largo —contestó, y nos reímos. Esperamos a que se marchara para seguir hablando.

Narra Amelie.

Agarré una botella de cerveza del refrigerador y me dirigí hacia donde se celebraba la fiesta. Sin embargo, al darme cuenta de que olvidé mi cartera en la cocina, me frustré y volví rápidamente para recuperarla.

Al entrar de nuevo en la cocina, vi a los chicos de espaldas, mirando hacia el patio trasero de la casa de Cameron. Sin prestarles atención, agarré mi bolso. Estaba a punto de salir cuando escuché parte de su conversación.

—Si, pero no hay motivos para que Camila se ponga así —dijo Cameron. Fruncí el ceño y me escondí detrás de un armario, esperando la respuesta de Shawn.

—Es que... es extraño ¿sabes? —contestó él.

—¿Qué cosa? —preguntó Cameron.

—Confío en ti, que no se lo dirás a nadie —habló Shawn.

—Soy tu hermano, recuérdalo —respondió Cameron. Estaba desesperada por escuchar lo que Shawn iba a decir.

Hubo un silencio que me estresaba.

—Joder Mendes, dilo —murmuré.

—En cierto punto, me gusta Martina —abrí mis ojos como platos y me llevé las manos a la boca para no soltar ningún sonido.

—¡¿Pero qué dices?! —contestó Cameron—. Ambos están en pareja.

—Lo sé, pero mi idea desde un principio era conocerla, y si era como yo pensaba que sería, terminaría con Camila para estar con ella —no podía más de la emoción, quería ir corriendo a contárselo a Mar.

—No te creo, estás borracho —dijo Cameron, y ahogué una risa.

—Escucha, he soñado con ella, y todo lo que viví con ella, para mí fue realidad. Me había enamorado de ella en aquel sueño.

—¿Y Camila, qué? —cuestionó el rubio, quedando callado.

—No sé —se oyó un suspiro—. Igualmente, se fue todo a la mierda. Tina tiene pareja, y yo también. No quiero vivir un déjà vu de nuevo. Haré todo para olvidarla. Ella me ve como su mejor amigo, y no quiero hacerle sentir mal con mis estúpidas emociones.

Me levanté como pude y, sin que me vieran, salí de la cocina y comencé a buscar desesperadamente a Martina. La encontré sentada abrazada a su novio y me acerqué.

—¡Martina, ven! —hablé desesperadamente. Ella frunció el ceño sin entender nada.

—¿Qué... qué sucede? —preguntó ella separándose de su novio.

—Ven —agarré su mano y la levanté. Su novio me observó sin entender nada—. Lo lamento, querido, es la menopausia. En un instante te la devuelvo —agarré a Martina y la llevé al segundo piso, encerrándonos en el baño.

—¿Menopausia? —dijo ella riéndose.

—¡Shh! Tengo algo que contarte —estaba emocionada.

—¿Y es necesario, en el baño? —me miró sin entender, intentando abrir la puerta del baño, y la empujé para cerrarla.

—¡Está ocupado! —grité—. Es sobre Shawn —comenté.

—¿Qué? ¿Qué le sucedió? —preguntó ella frunciendo las cejas.

—Fui a la cocina a buscar una cerveza, y se encontraba Shawn con Cameron hablando, pero al verme se callaron.

—Ajá, ¿Y? —me miró ella.

—Yo, luego de agarrar una cerveza, me fui de allí, pero luego me di cuenta de que olvidé mi cartera...—tocaron la puerta.

—¡Oh, por favor, estoy en medio de una charla importante! —hablé enojada y Martina se rió—. Bueno, a lo que iba... volví allí en busca de mi bolso, y ellos se encontraban a unos metros del jardín de espaldas hablando.

—¿Puedes ir al grano? —interrumpió.

—Oh, cállate— puso los ojos en blanco—. Oí que estaban hablando de Camila.

—Ay, no me interesa— se dio la vuelta para irse.

—¡Espera un momento mujer! —agarré su mano—. Hablaban de ustedes y los celos de ella —asintió—. Entonces, Cameron dice cómo; “Camila no tiene motivos para estar celosa”. —me relamí los labios—. Y Shawn...

—¿Y Shawn...? —me miró sin darle importancia ni historia.

—Le suplicaba a Cameron que no dijera nada de las próximas palabras que diría.

—Amelie, me estás poniendo fastidiosa —rió.

—¡Shawn Mendes, le gustas y está loco por ti! —grité de emoción.

Ella retrocedió un paso y me miró sorprendida.

—¿Qué?