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— ¿De dónde sacaste esto? —preguntó Amelie.

— No lo sé, estaba en uno de tus cajones —respondí.

— ¿Así que estuviste husmeando entre mis cosas? —alzó una ceja.

— Algo así. ¿Me devuelves el cigarrillo? —hice una mueca.

— Si me besas, te lo daré —sonrió seductoramente.

Me quedé perpleja por aquella petición.

— ¿Qué? ¿No te atreves a besar a una chica? —inhala el humo del tabaco y luego lo suelta—. Tú te lo pierdes… —acto seguido, me balanceé hacia ella y besé sus labios carnosos, saboreándolos, luego me separé.

Me quedé observándola asombrada y le quité el cigarrillo.

— ¿Qué? ¿No te lo esperabas? —mordí mi labio inferior.

— Joder, chica —contestó ella—. Ahora ya veo por qué Shawn anda detrás de ti —rodé los ojos.

— ¿Qué era lo que me estabas por contar? —cambié de tema.

— Ah sí —se acomodó en el lugar—. Me escapé a un bar donde iban a encontrarse los chicos, y me llegó la información de que iba a ir Shawn con su novia.

— ¿Y? —la verdad, no me interesaba.

— Que fui a vengarme por ti —sonrió alzando una ceja.

— Ay, Amelie, ¿qué hiciste? —me toqué la cabeza. Esta chica es capaz de todo.

— Pues, mi plan era insultarle. Pero cuando Camila presumió su "gran noticia", en un impulso le tiré tequila a Shawn, que además le salpicó a la estúpida de Camila —se acomodó su cabello—. Y me fui de allí mostrándoles mis bellos dedos del medio —ambas reímos.

— No puedo creer que hayas hecho eso —ella sonrió halagada—. ¿Y qué era esa "gran noticia"? —pregunté intrigada.

Amelie suspiró y tomó un poco del tequila.

— Creo que es momento de ir a descansar —se levantó y llevó el tequila a la cocina.

— Amelie, cuéntame —insistí.

— Que va, me olvidé —dijo.

— No, no es cierto —la observé fijamente.

Ella volvió a suspirar y me observó.

— Dijo que estuvieron hablando de casarse y que están comprometidos —eso me cayó como agua fría. Mi expresión cambió y sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.

— Pero obviamente es mentira —se acercó a mí—. Solo lo dijo porque estaba yo y los chicos, y sabía que esa noticia iba a llegar a tus oídos. Lo hace para fastidiar —negué.

— Eso es algo serio, no jugaría con eso —murmuré—. Y tiene sentido, por lo que me dijo Shawn.

— Ese se puede ir con su guitarrita muy lejos de aquí. Ni lo nombres, es un idiota.

— Y yo también —la observé—. Por caer a sus pies.

— No, no digas eso. Tienes que ser más inteligente que él y darle donde más le pueda llegar a doler —y algo se me vino a la mente—. ¿Y ahora por qué sonríes? —me miró confundida.

— Porque sé quién le puede llegar a doler —ella me miró orgullosa.

— Esa es mi niña —chilló de emoción—. Ahora, trae tu bello trasero y vamos a dormir.

— Sí, señorita —me burlé.

— ¡Ah! Y no me manosees —se rió.

Sin más, fuimos a la habitación, ella se cambió y nos acostamos.

(…)

Oigo el timbre que no para de sonar y escucho a Amelie bufar.

— Martina, ¿me haces el favor de ir y atender tú? Seguro es Cameron que vino a regañarme por lo de anoche —dice Amelie.

Suspiro y me levanto de la cama.

— Está bien —contesto.

Sin más, camino hasta la entrada y abro la puerta. Abro los ojos como platos e intento cerrarla, pero él reacciona rápido.

— Tina —dice él.

— Vete —murmuro.

— Vine a hablar contigo —contesta él, y niego.

— ¿Quién era? —aparece Amelie. — Ah —ve a Shawn—. ¿Cómo supiste que ella estaba aquí? —se cruza de brazos.

— No lo supe —relame su labio inferior—. Vine a preguntarte por qué me tiraste la bebida y si sabías dónde estaba Tina, pero ahora ya lo sé.

— Bueno, ahora te puedes ir —contesta Amelie.

— ¿Me dejas un segundo? —le pregunto a Amelie, y ella me mira incrédula—. Vamos a hablar afuera —contesto, y salimos al pasillo.

— Tina, yo…

— ¿Volviste para humillarme? —lo observo.

— No, y lamento mucho si lo hice.

— Ya está hecho —me contengo para no llorar—. Al parecer te importa un comino mis emociones —él intenta acercarse.

— No es así. Es que… —suspira—. Me gustas. ¿Entiendes? Estoy loco por ti, y si tengo que enfrentarme a mil tormentas por ti, lo hago —niego, y esta vez rompo en llanto.

— No… No volveré a caer en tus juegos —lo miro—. Perdí la cordura y te confesé todo lo que sentía. ¿Y cuál fue tu respuesta? —él agacha la cabeza.

— Si en verdad me dieras otra oportunidad… —niego.

— No, no te dejaré a que me vuelvas a lastimar. ¿Y sabes qué? —me acerco a él—. Sé que te casarás con ella, así que olvídalo.

— No, eso no es cierto —se desespera por decir.

— No me importa. Aléjate de mí, no quiero saber más nada de ti.

— Tina…

— Rompo el contrato, no quiero saber más nada. Díselo a tu mánager, ya cumpliste tu objetivo —me seco las lágrimas.

— Tina, te estás precipitando —él intenta agarrarme, y lo esquivo—. Yo te quiero —niego.

— No, no me quieres. Solo detestas verme con alguien más —esquivo la mirada—. Vete y sé feliz con Camila.

Sin más, me adentro al departamento, y Amelie se acerca a mí.

— ¿Todo en orden? —Asiento.

— Sí, prepara el desayuno. Ya vengo —y voy a encerrarme en el baño.

¿Acaso hice lo correcto?






Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora