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- Hija. - mi padre tocó la puerta de mi habitación.

- Un segundo. - me apresuré a decir mientras escondía la droga bajo la cama.

Me paré, me vi en el espejo y luego abrí la puerta.

- Hola. - sonreí. Él me observó y entró a mi habitación. - ¿Ocurre algo? - mordí mi labio inferior, un poco confundida y asustada.

- ¿Qué es de tu vida? - preguntó sin más.

- ¿Qué?

- Últimamente estás cambiada, no sé... ¿Qué te ocurre?

- Nada. - reí.

- Es que no veo que te juntes con Shawn.- Ni que hables con él...

- ¿A qué has venido?

Él me observó y luego desvió la mirada.

- Me han dicho que eres una mala influencia para él, y que hubo mucha polémica contigo.

- Mentira. - afirmé.

- La hija de un colega es fan de ellos, y me ha mostrado videos donde te involucran en las polémicas.

Fruncí el ceño enojada.

- ¿Y eso qué tiene que ver?

- Hija, ¿es cierto lo que dicen de ti? Siento que te estoy perdiendo...

- ¿Qué? - hice un gesto sarcástico. - ¿Le vas a creer a una estúpida niña y a la prensa, o a mí, que soy tu hija?

- Martina.

- ¡No! Martina nada. En vez de venir y preguntarme cómo estoy y preocuparte por mí...

- ¡Y a eso vine!

- No, solo has venido para sacarte las dudas de esos rumores estúpidos. - tragué saliva - Siempre estás ocupado en tu trabajo, día y noche, y jamás te has preguntado cómo está tu hija. ¿Si no la juzgan en la televisión, en las redes? ¿Nunca? Claro que no, solo te importa tu estúpido trabajo.

- Lo hago para que tú estés bien y jamás te falte nada.

- Pero me falta un padre, al que tengo pero pareciera que no. Te importa nomás lo que digan los demás, en vez de la palabra de tu hija.

- No digas estupideces. - chistó la lengua.

- Te duele que te diga la verdad. No te olvides que si no fuera por mí, no tendrías ese trabajo.

- ¡Yo te di la vida!

- No, mi mamá me la dio. Y yo no pedí nacer.

- No me faltes al respeto. - se levantó.

- ¿Y qué harás al respecto? ¿Golpearme? - lo miré a los ojos. - Déjame sola.

Mi padre bufó y salió de la habitación dando un portazo.

Me contuve para no llorar, pero era imposible.

Me quería ir de aquí.

Así que agarré mi chaqueta, dinero y salí de mi habitación.

Bajé las escaleras y salí de la casa.

No sé a dónde ir, pero necesitaba despejarme y solo se me vino una sola persona a la mente.

Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora