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No podía creer lo que estaba pasando. Ser la mejor amiga de un famoso no estaba en mis planes. Puede que lo haya soñado, pero nunca creí que se volviera realidad.

En este momento estoy a punto de abordar un avión con destino a Los Ángeles para encontrarme con él.

No estoy preparada, tengo mucho miedo. Esto es irreal para mí. Estoy a punto de volverme loca, quisiera ocultarme en un búnker de por vida sin volver a ver la luz del día.

Pero no puedo hacerle esto a Shawn. Se esforzó tanto, y yo no puedo arruinarselo.

―Escúchame. ―Christian me agarra de los hombros con delicadeza. ―Llámame apenas aterrices, ¿sí? ―Asentí. ―Tienes en la tarjeta dinero que te deposité, y cualquier cosa te deposito un poco más.

―No, no te preocupes. ―sonreí.

―Está bien. Cómprate mucha ropa, cielo, y lo más importante, diviértete mucho. ―me abraza. ―Te amo mucho.

―Y yo a ti, cariño. ―nos separamos y me acompaña hasta la puerta de embarque.

(...)

Narra Camila C.

―... Y podrías hacerlo así, ¿te parece, Camila? ―me llamó la atención mi coreógrafa. Parpadeé varias veces y le presté atención. ―¿Qué sucede?

―Nada, solo... ―bufé y dejé el móvil en la mesa. ―¿Me decías? ―le presté atención.

―¿Camila? ―asentí. ―Tú no eres así. ¿Qué sucede? ―suspiré.

―Es esa muchacha. ¿Sabes? Apareció de la nada y robó toda su atención.

―¡Wow! Espera, ¿qué muchacha?

―Esa tal “Tina”. No sé de dónde apareció ni cómo, pero Shawn anda muy pegado a ella. ―chasqué la lengua. ―Tengo la curiosidad de qué se aprovechará.

―¡Ey! No digas eso, Shawn es tu novio. No saques conclusiones así. Habla con él, que te la presente. Quizás es una buena chica.

―Ajá. ―mordí mi labio inferior.

―Oh, vamos, Cami, pensemos en otra cosa.

―Va.

(...)

narra Martina.

Claro, aquí tienes una versión mejorada del párrafo:

Hace apenas quince minutos, el avión en el que venía aterrizó, y ahora me encuentro en Los Ángeles, California.

Agarré mi maleta con fuerza y la empecé a arrastrar hacia la salida, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo mientras observaba a la gente a mi alrededor.

―Dios, Shawn. ¿Dónde diablos te has metido? ―murmuré.

Caminé hacia la salida y busqué mi móvil en el bolso.

―¡Psst! ―Me giré confundida al ver a un muchacho asomarse por una ventanilla, llamándome con la mano y mirando a ambos lados. Está loco si piensa que me voy a acercar. ―¡Tina! ¡Soy yo! ―Se quitó las gafas por unos segundos y luego se las volvió a colocar.

Suspiré aliviada y me acerqué a él.

Desde la puerta delantera, salió Jack, quien me sonrió y tomó mi maleta y bolso, colocándolos en el maletero.

Shawn abrió la puerta y me adentré.

―¡Hola! ―Sonreí y lo abracé.

―Hola, Tina. ―respondió él, soltándome. ―Mira, te traje esto.

Vi lo que traía en sus manos y sonreí al ver la caja rosada.

―Donas. ―Lo miré con ternura.







Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora