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~Martina~

Estaba jugando a las cartas con una de las enfermeras que me visitaban durante el día cuando la puerta de mi habitación se abrió y apareció otra enfermera.

— ¡Martina! ¿Cómo estás, lindura? —dijo, con una sonrisa. —Espero que estés de buen humor, porque hay una sorpresa para ti. Alguien vino a verte hoy.

Las palabras de la enfermera hicieron que Martina se sobresaltara y mirara a su compañera con asombro. Ella, con una sonrisa de complicidad, hizo que Martina volviera a concentrarse en la puerta, llena de expectativa.

Las dos enfermeras salieron de la habitación, dejando a Martina esperando ansiosamente. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció al ver entrar a Amelie.

— ¿Qué? —dijo Martina, desconcertada. —¿Qué haces tú aquí? ¿Y Shawn?

Amelie se mostró incómoda al notar la confusión de Martina.

— Él no pudo venir, pero en su lugar vine yo —explicó Amelie.

— ¿Tú? ¿Ahora te acuerdas de que existo? ¿Cuánto tiempo te tomó darte cuenta? —replicó Martina con ironía, cruzándose de brazos.

— Lo siento mucho. Tienes derecho a sentirte como te sientes. Fui una mala amiga y no estuve allí para ti. Pensé que no querías saber nada de mí. Shawn me dijo que prefería viajar solo.

— ¿Ah, sí? —murmuró Martina, visiblemente molesta.

— Yo vine en lugar de él porque no podía viajar ahora; está ocupado con el lanzamiento de un álbum y está en plena promoción. Pero prometió que vendrá.

— ¿Hablas del mismo Shawn que dejó de visitarme de un día para otro? —preguntó Martina, alzando una ceja. —Ese mismo.

Amelie la miró con confusión.

— ¿Qué? ¿De dónde sacaste eso? —se acercó un poco más a la cama y la observó desde cerca.

— Así es. Dejó de visitarme en el internado, prometió que vendría a verme y nunca lo hizo.

Martina estaba herida y enfadada, mientras que Amelie no podía creer lo que escuchaba.

— ¿Eso te dijeron? —dijo Amelie, frunciendo el ceño. —Martina, le prohibieron verte. Ni él ni tu padre permitían que lo visitaran. Shawn se quedó más tiempo del que planeaba e iba a la clínica todos los días pidiendo verte, pero no lo dejaban. Le escribía cartas todos los días —dijo, sacando varios sobres atados con una goma de su bolso y dejándolos a los pies de Martina. —Estas cartas las escribió incluso desde Los Ángeles. Nunca dejó de preocuparse por ti y aún lo hace.

Amelie suspiró frustrada mientras murmuraba palabras inaudibles. —No puedo creer que hayas creído eso —murmuró, sin poder asimilar la situación.

— No entiendo nada —dijo Martina, confundida. —¿Entonces él sí quería verme y le prohibieron hacerlo? ¿Se molestaba en escribirme y en ir a la clínica, aunque no pudiera verme? Pero hay algo que no entiendo. — ¿Cómo supieron que estaba aquí?

Amelie dejó de moverse y la miró.

— Tu padre llamó a Shawn hace unas noches y le rogó que viniera a verte. Shawn quiso venir, pero Andrew no lo dejó, ya que está ocupado con el álbum que está por lanzar y la promoción de una canción. —Martina se sorprendió. Le alegraba que él estuviera sacando música; quería escuchar esas nuevas obras.

— Así que mi padre se tomó la molestia de llamarlo —dijo, aunque aún molesta con él, agradeció el gesto.

— Martina, tu papá quiere sacarte de aquí. Se pasa el día en la sala de espera, esperando verte aunque sea unos minutos. Se preocupa mucho por ti, y no lo estás viendo.

Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora