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La noche siguió tranquila. Después de eso, seguimos jugando hasta que decidimos irnos. Nos despedimos de los chicos, y antes de irnos, Amelie me dedicó una mirada pícara.

En el carro de Shawn, ambos íbamos callados, intercambiando miradas de vez en cuando. No podía olvidar aquel beso, y por una vez estaba agradecida con Amelie.

Shawn estacionó el carro y me miró.

— Espera — dijo, bajando primero. Lo seguí con la mirada mientras se acercaba a la puerta de mi lado, la abría y hacía una reverencia. Me reí por aquel gesto y bajé.

— Gracias — sonreí. Ambos nos quedamos observándonos el uno al otro, yo sin poder ocultar mi sonrisa.

— Con lo que pasó... — iba a hablar, pero lo interrumpí.

— No. No hables. Yo entiendo y... — me cortó con un beso antes de que pudiera terminar la frase.

Puso su mano en mi cintura y la otra detrás de mi cuello, acercándome más a él. Otra vez estaba besándolo.

Me aparté de él.

— ¿Qué ocurre? — preguntó confundido.

— Nos podrían ver — contesté. — Tú tienes novia, y yo estoy con Christian — Suspiré. — Se está repitiendo de nuevo — lo miré. Él cambió su expresión y desvió la mirada. — Y no quiero que pase lo mismo.

— Tienes razón — me miró.

— Estás con ella, y no quiero ser la número tres — jugué con mi cabello. — Quiero que reflexiones y tengas tus ideas claras — besé su mejilla. — Pero no quiero que te alejes de mí.

— Nunca lo haría — tensó su mandíbula y miró el techo un buen rato.

— Creo que es momento de ir arriba, ¿no? — él asintió y fuimos al ascensor.

Al llegar a su departamento, nos despedimos y cada uno fue a su habitación. Por mi parte, me di una ducha y me acosté, quedándome completamente dormida.

(...)

Narra Shawn

El despertador sonó, y con pereza lo apagué. Tenía un terrible dolor muscular debido a que había dormido bastante mal.

Después de una ducha y mi rutina habitual, fui hasta la cocina y me preparé un café. Mientras tanto, mi móvil sonó, era un mensaje de Cameron proponiendo encontrarnos en una cafetería.

Suspiré y le contesté que saldría de mi departamento en diez minutos. Así que me abrigué, agarré mis pertenencias y salí.

En el estacionamiento, me crucé con el guardia del edificio.

— Muy buenos días, señor Mendes — saludó.

— Ya le he dicho que me diga Shawn — sonreí. — Muy buenos días para usted también. Iba a seguir caminando hacia mi carro pero retrocedí hacia él de nuevo. — Frank, disculpe. ¿Pero cómo a estas horas tiene receso?

— Como a la media hora. Vendrá un colega en mi puesto por el cambio de hora. ¿Por qué pregunta?

— Perfecto. ¿Me podría hacer un favor? — asintió. — Ok, a unas calles de aquí, hay una tienda de Donuts. ¿Podría comprar una caja? — saqué dinero de mi billetera. — Y luego llevarla a mi departamento, sexto piso, tercera puerta a la derecha. — le entregué el dinero. — Lo otro es por el favor.

— Muchas gracias... ¿Algún sabor en particular?

— ¡Oh! Sí. Rellenos con Nutella y glaseados con chocolate — él asintió. — Iría yo mismo, pero tengo una reunión. — Miré la hora en mi reloj. Aún falta para que ella se despierte.

— Perfecto. Cuanto antes, iré.

— Gracias, Frank, eres un genio — me despedí y fui hasta mi carro.

Puse en marcha y fui hasta el punto de encuentro con Cameron.

Al llegar a la cafetería, lo encontré sentado y me acerqué a él.

— Hey — llamé su atención.

— ¡Shawn! — se levantó de su asiento y nos saludamos. — Lo siento por reunirte tan temprano.

— No te preocupes. ¿Estás bien? — él asintió. — ¿Es por lo de anoche?

— Sí, sé que no me incumbe, pero soy tu amigo y debo aconsejarte — Relamí mi labio inferior. — Sé que fue un reto, un estúpido reto que Amelie hizo. Tampoco tuviste la obligación de hacerlo... — Suspiró. — Shawn, sé que te gusta, me lo has dicho. Y sé que también la buscas por eso. Pero ambos tienen pareja, y ese beso pudo complicar las cosas, porque no solo están dañando a los demás, sino a ustedes mismos...

— Da igual — bufé.

—¿Qué? —parecía desconcertado.

— Que sí, da igual. — alcé mis hombros.

— ¿Cómo que "da igual", cabrón? Te estoy aconsejando. — se rió sarcásticamente.

— Lo sé, y lo aprecio, pero no tiene sentido. Ella me rechazó. — Cameron no dijo más nada.

— Esa no me la esperaba. Creí... — se quedó callado.

— Sí, yo también. Luego, al llegar al departamento, nos volvimos a besar, y cuando yo estaba por decirle todo lo que sentía y dejar todo atrás, ella me dio a entender que seamos felices con nuestras parejas, que sigamos siendo amigos, pero que ella no quería ser la tercera... bueno, algo así había dicho. — bufé. — Ya está, ahora solo queda olvidar todo y seguir adelante. — Me apoyé sobre la mesa.

— Lo siento, no sé qué decir, amigo.

— Ni yo. — murmuré.

— Sé feliz con tu vida. — Y no podré si no es con ella.





Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora