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Por la noche, uno de los amigos de Shawn organizó una fiesta y, por supuesto, nos invitó para que pudieran conocerme. Esto me generaba mucha ansiedad.

Me coloqué un vestido de tono bordó y unos tacones, dejé mi cabello liso y me puse un poco de maquillaje. Me miré frente al espejo y no estaba segura si era demasiado o poco. La verdad es que no tenía muchas ganas de ir a esa fiesta.

Tocaron la puerta de mi habitación y, al abrirla, me encontré con Shawn ya listo.

— Hey Tina, te ves increíble — sonrió, y sentí cómo mis mejillas se ruborizaban.

— Gracias — respondí, desviando la mirada. — Pero creo que quizás es demasiado — añadí con un bufido.

— No, para nada. Estás hermosa — se rasca la nuca, con una sonrisa. — ¿Listos para ir? — asentí.

Tomé el pequeño bolso que estaba en la cama y salimos de la habitación juntos.

En la cocina, nos encontramos con Camila, quien lucía un body y una falda.

— ¡Wow, qué guapa estás! — exclamó ella. Le devolví la sonrisa.

— No más que tú — respondí, y ella rió.

Shawn abrió la puerta y salimos. Fuimos al elevador y descendimos hasta la planta baja. Shawn amablemente abrió la puerta de su vehículo para nosotros.

Sin más preámbulos, arrancó hacia la fiesta. Minutos más tarde, llegamos a la mansión de su amigo, donde había una gran cantidad de autos de lujo estacionados. Seguí a la pareja, respirando profundamente varias veces para calmar mis nervios.

— ¿Qué demonios hago aquí? — murmuré para mí misma, pero me callé al darme cuenta de que Camila podía haberme escuchado.

Shawn me presentó a varios de sus amigos, quienes resultaron ser muy amigables. Me trajeron algo para beber y piezas de sushi.

Nos sentamos en un sofá mientras ellos charlaban animadamente con sus amigos. Mientras tanto, yo miraba a mi alrededor mientras comía y tomaba un trago.

Cuando me di la vuelta, la pareja ya no estaba y me sentí un poco nerviosa.

Ay, ¿dónde se habrán metido? — Empecé a mirar a mi alrededor sin localizarlos.

— ¡Hey! — una chica rubia con aspecto de "chica mala" se sentó bruscamente a mi lado. — ¿Qué tal? — dijo.

— Hola — respondí tímidamente.

— ¿Te dejaron sola? — preguntó. Negué.

— No, ya vienen — le dije.

Ella se rió.

— Tranquila, no soy mala persona — tomó un vaso de la mesa y dio un trago. — Amelie Bernard — se presentó, extendiendo su mano.

— Martina Hurley — estreché su mano. — Un gusto.

— El gusto es mío, guapa — sonrió. — ¿Y cuéntame? ¿Eres amiga de Brian? — sacó un pequeño paquete con una sustancia blanca y lo inhaló.

— ¿De quién? — pregunté desconcertada. — Oh, no, disculpa. Vine con Shawn y Camila — ella se atragantó con la bebida.

— ¿Eres la famosa amiga de Shawn Mendes? — se acercó a mí.

— ¿Famosa? No tengo ni un pelo — dije, tomando un sorbo de mi vaso.

Ella rió.

— Oye, las fotos en las redes no dicen lo mismo. Desde que apareciste, los medios están que explotan — se recostó en el sillón.

¿Por qué Shawn nunca me contó eso?

— ¿Cómo? — fue lo único que pude decir.

Ella miró hacia ambos lados.

— Al parecer te dejaron aquí sola — dijo. — Ven — me tomó de la mano.

— ¿A dónde vamos? — pregunté mientras me guiaba hacia las escaleras.

— Quiero ir al baño — contestó.

Caminamos por el pasillo y ella abrió una puerta.

— Esto no es un baño — señalé.

— No, pero hay uno por allí — señaló otra puerta.

— ¿De quién es esta habitación? — pregunté.

— De Brian — dijo como si nada, y sentí que mi respiración se cortaba.

— ¡¿Qué?! No debemos estar aquí — dije con desesperación.

— Tranquila, Brian es un viejo amigo, nos conocemos desde hace tiempo — se sentó en el borde de la cama. Dios, ya estoy empezando a sudar. — ¿Quieres ir al baño? Te dejo ir primero — dijo.

— Sí — y me dirigí hacia allí. Abrí el grifo y lavé mis manos. Luego pasé mis manos por el cuello y suspiré. Me sequé y salí.

Noté que Amelie estaba revisando los cajones y guardando cosas.

— ¿Qué estás haciendo? — pregunté, y ella me miró.

— Tomo las cosas prestadas — levantó los hombros.

— Eso es robar — fruncí el ceño. Ella me miró incrédula y se rió. — Por favor, devuelve eso.

— Tranquila, no es la primera vez que lo hago.

— ¿Le robas siempre?

— Sí, y no es el único al que le robo — se rió.

— Pero... ¿por qué?

— Drogas, dinero — alzó los hombros. — Esta gente ni siquiera se da cuenta, de todos modos van y se compran otro.

— Pero es tu amigo — me estaba empezando a sentir mal.

— ¿Y qué? — se levantó mientras se acercaba a mí. — ¿Vas a decir algo al respecto? — su mirada era intimidante. Negué. — Muy bien. Porque si llegaras a contar algo, te prometo que me conocerás — sonrió.

La puerta de la habitación se abrió y vi a Shawn junto con otro chico.

— ¡Aquí está! — exclamó el muchacho.

— Tina — habló Shawn. — Te estaba buscando por todos lados.

— Es que... — Amelie me interrumpió.

— Queríamos ir al baño y estaban ocupados, así que venimos a este — dijo ella. — ¡Brian! Te perdí en un segundo en la fiesta — se le lanzó encima.

Fui hacia Shawn, y bajamos las escaleras.

— ¿Te encuentras bien? — lo miré. Quería decirle la verdad, pero Amelie estaba detrás de mí.

— Sí — contesté y volvimos al sofá. Ahí estaba Camila con dos chicas, y al verme con Shawn, cambió su expresión.

— Traeré algo para beber — dijo Shawn y desapareció.

No quería quedarme allí, sabía que Camila no me soportaba ni un segundo.

Mientras escaneaba la multitud, me encontré con la mirada penetrante de Amelie. Se levantó de su asiento, agarró dos botellas de cerveza y se dirigió hacia mí.

Traté de esquivarla, pero escuché la conversación de Camila.

— ¿Ella? No es nadie, es pura fachada — sus palabras me golpearon como un puñetazo en el pecho.

— Uh, eso debió doler — dijo Amelie mientras pasaba un brazo por mi cuello y me entregaba una botella de cerveza.

Miré fijamente a Camila mientras daba un largo trago a la cerveza.

— Vámonos — le dije a Amelie, decidida a salir de allí cuanto antes.

Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora