Estoy parada frente a la casa de Christian, sin atreverme a llamar a su puerta por el miedo que me embarga. La última vez que lo vi fue en aquella cafetería, y han pasado meses desde entonces. Pero necesito estar con él, necesito desahogarme, y él es el único con quien puedo hacerlo.
Suspiré y toqué el timbre, esperando ansiosamente a que alguien me abriera. Mis nervios estaban a flor de piel, temiendo la reacción que pudiera tener al verme.
Minutos más tarde, aparece su madre, y se sorprende al verme.
— Mar, qué gusto verte por aquí. — me sonrió.
— Hola. — hablé tímidamente. — ¿Está su hijo? — mordí mi labio inferior nerviosa.
— Claro, está en su cuarto. Pasa. — me abrió paso — Ya sabes el camino. — me sonrió.
— Gracias. — susurré. Ella asintió y comencé a caminar a pasos tímidos hacia las escaleras.
Hacía mucho tiempo que no venía a esta casa, y se me hacía extraño estar aquí.
Al llegar a la planta de arriba, los latidos de mi corazón iban a mil por segundo.
Con pasos temblorosos, me acerqué a la habitación de Christian; se oía música del otro lado.
Relamí mis labios y toqué su puerta.
Segundos más tarde, se abrió la puerta y vi su torso desnudo y su cabello mojado. Desvié la mirada, sintiéndome sonrojada.
— Oh, Mar. — Asentí. — ¿Qué haces aquí?
Miré sus ojos azules.
— Te echaba de menos. — murmuré.
Él inclinó la cabeza y negó.
— ¿Y te costó tanto tiempo echarme de menos? — Se dio la vuelta y me ignoró.
Suspiré y lo seguí.
— Tenemos que hablar de esto, por favor.
— ¿Hablar de qué? — me observó. — ¿Cuántas maneras más hay de que me rompas el corazón? — Sacudió la cabeza.
— Lo siento. — le supliqué.
— ¿Lamentas que haya sucedido o que me haya enterado? — Cambié mi expresión.
¿Enterarse de qué?
— ¡Lo siento por todo! Realmente lo siento. — Quise tomar su mano, pero se alejó. — No quise lastimarte, no quise eso.
— "Porque me amabas", esas fueron tus palabras. — Se encontraba sereno.
Las lágrimas amenazaban con salir.
— Sí, te amo, solo cometí un error. — Saqué las lágrimas que cubrían mis ojos.
— ¡No fue un error! Martina, ¡me apuñalaste el corazón! — Me sobresalté.
— Lo siento tanto — murmuré. Realmente estaba arrepentida —, jamás volverá a suceder.
Él negó.
— Sabía que eras un montón de cosas, y te amaba por eso y a pesar de todo, pero... nunca pensé que fueras tan cruel.
— Te estoy diciendo que lo siento... — pausé — ¡Dijiste que nunca me dejarías! — grité.
— Nunca pensé que me harías sentir así.
Sigo sin entender por qué me aferro a alguien que me está dejando claro que no me quiere, no me necesita, no siente nada por mí y yo aquí, insistiendo.
— Chris...
— Sinceramente ya no puedo más. — Agachó su cabeza y suspiró —. Son ya seis meses esperando un cambio, una reacción, porque quiero seguir pensando, quiero aferrarme a que me sigues queriendo. — Me observó —. No puedo hacerlo todo yo solo y sinceramente ahora estoy solo. ¿Y sabes por qué? — No dije nada —. Porque te antepuse a todo, me lo jugué a todo o nada y a lo mejor perdí, y quiero seguir aferrándome a ese sentimiento, aunque me he cansado. Me cansé de solo dar y no recibir, me cansé de luchar yo solo. — Ambos quedamos en silencio unos segundos. Ya no le podía verle la cara, cada palabra que salía de su boca me cortaba como una cuchilla filosa —. ¿Sabes qué? Puede que seas lo más importante, pero es tú o yo, y debo empezar a quererme un poco, al menos ese poco que tú no has sabido quererme.
— Ya para. — Murmuré.
— Llevo meses quejándome de una cosa sabiendo que no cambiará y aún así sigo teniendo esperanza. Pero no, un día entonces te darás cuenta de lo que me faltó, o más bien, lo que TE faltó por darme. — Se colocó una camiseta —. Tenías a alguien que te amaba incondicionalmente, te trataba bien, quería estar contigo todos los días. Y tiraste todo a la borda. — Se acomodó el cabello —. Pero todo lo que tienes son excusas. No sabes lo que quieres y solo vienes a mí cuando las cosas se vuelven difíciles para ti. ¿Que si siento cosas por ti? Por supuesto que siento cosas por ti. Siempre voy a sentir cosas por ti. Pero no confío en ti.
Sin más, se encerró en su baño dejándome sola en su habitación.
Sequé mis lágrimas y abandoné el cuarto para salir lo más pronto posible de la casa.
Ya había pasado suficiente humillación.

ESTÁS LEYENDO
Recuérdame ~ Shawn Mendes
Fanfiction"recuérdame Tina, aunque sea en un rincón y a escondidas. no me dejes ir" 3ra parte de Conociéndote.