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Narra Martina

Salí del cuarto de baño con un nudo en la garganta. Aquella noticia me dejó mareada y confundida. No podía creer que Shawn pudiera gustar de mí. Era imposible, y aunque no me caía bien Camila, no se merecía esto. Otra vez la misma historia se repetía, una situación complicada que no quería enfrentar.

Un chico estaba charlando con sus amigos a mi lado, y le arrebaté su trago y bebí de él.

—¡Martina! —me llamó Amelie. —Es una gran oportunidad. —sonrió complacida.

—No, no puedo —contesté.

—¡Por fin hundirás a Camila! —chilló.

—¡No! No puedo hacerle esto a Christian —contesté, agarrándome la cabeza.

—¡Al diablo con Christian! Ni siquiera le quieres —tomó mi mano. —¿Entiendes la oportunidad que estás perdiendo con él? Todos los millones, la fama y las puertas que se te abrirán. ¿En serio lo entiendes?

—Yo...

—¡Hey, chicas! —oí la voz de Shawn a mis espaldas y sentí un escalofrío. —¿Tina? —sentí su mano en mi cintura, y mi estómago se revolvió. Entonces vomité sobre el chico que estaba a mi lado.

—Santos cielos —dijo Shawn, y me cargó en sus brazos.

—¡No me jodas Mar, me salpicó! —contestó Amelie, pero me sentía muy aturdida.

Me recosté en Shawn mientras me llevaba a algún lugar. Se detuvo para hablar con alguien y luego continuó caminando. Solo podía ver su mandíbula, perfecta. Entramos a un cuarto y luego a un baño.

—¿Quieres seguir vomitando? —negué. Él asintió. —¿Qué ocurrió?

—No me siento bien —murmuré, y él sonrió.

Agarró una toalla de mano y la mojó.

—Si te sentías mal, no deberíamos haber venido, Tina —pasó la toalla por mis labios. —¿Te sientes mejor? —Asentí.

Él buscó algo en los cajones del baño y me extendió una pastilla.

—Toma esto, por las dudas.

—¿Por qué me miras así? —pregunté.

—¿Así cómo? —frunció el ceño.

—Así —señalé. Él se rió.—¿Me prometes algo? —tragué saliva.

—Dime.

—¿Me prometes que siempre serás mi mejor amigo?

—Te lo prometo —contestó seguro de su palabra.

—No, no, déjame terminar —tragué saliva—. Que pase lo que pase, siempre seamos mejores amigos, y nada más que mejores amigos.

—Tina, ¿a qué viene eso? —me observó intentando descifrar algo.

—Solo promete —coloqué mi meñique.

Él observó mi meñique y luego a mí.

—Está bien, lo prometo —y colocó su meñique.

Agarré la pastilla, la coloqué en mi boca, bajé del lavamanos y me agaché para tomar un poco de agua.

Observé a Shawn, quien me estaba mirando.

—Siempre haciendo el ridículo yo —comenté. Él se rió.

—Eres una tonta —y pasó su mano por su cabello tan sedoso.

—Y tú, un bobo —desvié la mirada al notar que mi corazón latía muy fuerte.

La puerta se abrió y ambos dirigimos la mirada para ver quién era.

—Ah, por fin los encuentro —Camila nos observó.

La expresión de Shawn cambió.

No, no otra vez.


Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora