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Narra shawn

—Es inútil, Tina no da señales de vida en sus redes sociales desde hace mucho tiempo. No ha publicado nada y nadie sabe nada de ella.— Suspiré frustrado.

—Shawn, no puedes ir a Argentina y tocar todas las puertas de las casas hasta encontrarla.— Amelie tomó un sorbo de su café. —¿Y si... y si ha visto lo que dicen de nosotros y piensa que estamos saliendo?— hizo una mueca.

—¿Cómo? Ni siquiera debe usar las redes sociales.— Bufé.

—¿Y si no es así? Puede ser por eso que se haya desaparecido. Habrá visto fotos o lo que dicen, y se haya enfadado y no nos quiera ver ni en figurita.— Su cara se entristeció. —Si no hubiéramos discutido con ella ese día, esto no habría pasado.

—No pienses eso. Seguramente ella esté en una cabaña en alguna playa de Argentina, sanando.

—Ojalá sea así, Shawn. Si le pasara algo, no me lo perdonaría.— Ella suspiró.

—Te prometo que la encontraremos y todo se arreglará.— Tomé su mano.

Un flash nos asustó y miramos desconcertados de dónde provenía. Un paparazzi nos acababa de tomar una foto.

—Creo que sería mejor que nos vayamos— asentí.

—Sí, déjame llevarte el bolso.

Narra Emily.

Llevo tres semanas y media en Argentina, y estar con Martina es divertido. Salimos todas las noches a bares y volvemos al día siguiente por la mañana. Varias veces nos ha sorprendido su padre al vernos llegar a su casa pasadas de copas y también drogadas (aunque él no lo sepa, sé que sospecha). Al verla en tal estado, la regaña y le pide que pare o que la encerrará, pero ella hace caso omiso y pelean.

Ahora no sé qué hora es, pero sé que es pasada la una, así que me levanto de la cama y voy hasta el baño de Martina. Al abrir la puerta, la encuentro sentada en el retrete aspirando cocaína.

—Joder, Martina, seguramente recién despierta y ya le estás dando— le reprocho.

Ella alza los hombros restándole importancia.

—Para empezar bien el día— contesta.

—Chica, tranquilízate con eso, o te puede dar una sobredosis— advierto. Martina ríe, pero no le veo la gracia.

—Suenas igual que mi padre, ¿sabes?— se prepara otra línea.

Me acerco y le tiro el polvo.

—Ya basta.

—¿Qué haces?— ella me fulmina. —Acabas de tirar diez dólares a la basura— bufa.

—No estoy bromeando. Controla tus impulsos, porque si llegas a morir, yo no me haré cargo de ti— le advierto. Ella me mira sin decir nada.

—Vete a la mierda.

—Me iré, pero no sin antes decírselo a tu padre— le respondo. Martina se levanta velozmente y me agarra de los brazos.

—No, no hagas eso, no me traiciones de esa manera

—Es que ya no te conozco. Antes no te drogabas así. Ya perdiste la cabeza. ¡Puedes morir!— le reprocho. Ella observa el piso.

—Yo ya estoy muerta—me mira por unos instantes. —Yo morí el día que lo perdí todo. Creí que volviendo aquí podría volver con Christian, pero él ya me menosprecia... y Shawn... él me cambió por Amelie— rompe en llanto.

—Mar, debes rehacer tu vida, olvida a esos bastardos y vuelve a renacer. Esto -señalando la droga- no te ayudará; al contrario, te alejará y te matará. ¿Es eso lo que realmente quieres?— le pregunto. Ella se queda pensando unos segundos.

Recuérdame ~ Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora