CAPITULO 16 - GRAVITACION PT. 2

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Gravitación vehemente parte. 2

Clarissa

Observo con detenimiento sus expresiones y no cambian el semblante serio de siempre, este hombre me confunde muchas veces con sus cambios bipolares conmigo. Un día me amenaza con hacerme trizas y al otro está curándome o ayudándome, justo como en este instante.

Me pregunto que habrá pasado para que siempre actúe como si estuviera enojado con el mundo y cual es la verdad acerca de su familia o relación con Beniel, el chico rubio que es todo lo apuesto a Antonio mientras uno es simpático y agradable y el otro te tira dagas con los ojos e inspira temor con su porte que jamás pierde el toque con los trajes que luce.

—¿Como lo haces? —corto el silencio después de que las preguntas se acumulan en mi boca— ¿como puedes actuar como si no te afectara?

Levanta la mirada y yo señalo con mis ojos la gasa ensangrentada que cambia por otra hasta que deja de salir sangre.

—Porqué no soy nuevo, yo nací siendo así —explica—desde temprana edad, tengo completo control de lo que soy.

Ya veo —hago una pausa— entonces los que no, ¿tienden a actuar desenfrenadamente?.

—No es así como funciona. Van de la mano con los gustos y actitudes —continua— podrás encontrarte con algunos que consumen todo a su paso, así como también podrías toparte con pacifistas que pueden adoptar una apariencia indefensa y controlada, más no quiere decir que así sea.

—Beniel es uno de ellos —ejemplifico— es amable.

—Podría ser, su crianza tiene mucho que ver con dar una correcta impresión —continúa— así como lo ves de flexible y sonriente con la vida, su naturaleza permanece escondida bajo esa fachada —advierte— yo no lo subestimaría si fuera tú.

—No lo subestimo —replico— solo digo lo que veo y desde que lo conocí jamás fue grosero conmigo a comparación de otros que me topé.

Le lanzó una indirecta muy directa mientras desvío la mirada haciéndome la inocente aunque es la verdad. Beniel fue todo lo contrario a él y la pelos de cobre. Además, no es como si confiara mucho en ellos.

Intenta objetar algo, pero lo corto con otra pregunta.

—¿A que te refieres con lo de la crianza? ¿Por qué tiene que dar una buena impresión?

—Un niño siempre refleja lo que le enseñan en casa, si sus padres le inculcan modales o acatar las órdenes, ellos lo cumplirán porque crecen con un estatus que les enseña cómo actuar debidamente a su valor de cuna —continúa— esto no quiere decir que sea del todo efectivo, porque en ocasiones la rebeldía puede más así tengan una figura autoritaria. Es cuestión de quien siga o no el camino y por eso no hay problema a menos que cometan un error que les cueste todo.

Entiendo su ejemplo y lo que quiere decir pero aún así no me explico porque si se esfuerzan por imponer un ejemplo, los demás vampiros no lo siguen aún sabiendo que un error les cuesta la vida.

—¿Entonces porque no lo hacen?—cuestiono—aún estando amenazados prácticamente.

—A los ciervos  jamás se les quita el ojo de encima aunque ellos crean lo contrario y es por ello que se les deja caminar. En mi raza puedes tener tus costumbres y hacer lo que te plaza pero cuando das un mal paso el castigo no viene con la piedad. Algunos se ven cegados por él hambre y el poder que no se dan cuenta que a cada vez están más cerca de caer en la hoguera y el rey es el que se encarga de demostrar en general el peso de malas decisiones. Para ser más claro esto es como un juego de supervivencia, el inteligente salvara su vida pero el descuidado vivirá el infierno.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora