CAPITULO 46 - RIESGOS

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Riegos

Antonio

Me incorporo tomando las sábanas para cubrir el cuerpo desnudo de la mujer que me ha dado más problemas que cualquier otra persona que haya conocido, me gustan los retos pero el destino me dio una mala jugada a pago por mis cometidos, no me quejo.

Tomo los pantalones de mezclilla y me visto con afán, a mi nada se me olvida así que voy a darle una breve visita al cómplice de esto para enseñarle el error que cometió, grandísimo error.

Volteo a ver por última vez al cuerpo desnudó y doy por hecho que no despertará ya que su estado es devastador a simple vista. Camino con largos pasos al elevador y espero impacientemente a que se habrán las puertas.

Amaneció hace poco y por ello los pasillos están más vacíos por los que prefieren dormir en el día y trabajar de noche, viejas costumbres que aveces desearía adquirir otra vez. Pongo mi huella en la celda que busco y avanzó encontrando al hombre que quiero asesinar, sentado en el piso y al levantar la mirada sonríe con descaro.

—Que grata sorpresa—habla con los labios ensangrentados por los golpes que no sanan—el príncipe por fin se ha molestado en venir a darme la cara después de tanto tiempo.

—Si no lo hice es por que te habría matado desde el primer momento en que te viera—avanzó hasta el que permanece sentado en una silla con la luz del sol sobre el—y no me habrías servido para nada.

—No me sorprenden tus arranques, pero me decepciona ver que reservas al hijo de perra que siempre fuiste—yergue el mentón—ahora te sientas sobre un trono y juegas a la monarquía cuando ambos sabemos que tus intereses son otros.

Acortó más el espacio y con un movimiento rápido ya lo tengo contra la pared bañada en oro negro que le quema la piel como el ácido. No tiene fuerza para pelear conmigo y se limita a tomarme de la mano que aprieta su garganta buscando separar la cabeza de su cuerpo.

—Te equivocas, hijo de perra siempre lo he sido o de lo contrario sería el consejo el que estuviera decidiendo qué hacer con tu culo y no yo.

—¿Cuanto crees que tardarán en descubrir lo que estás haciendo?—dice con dificultad—que estás actuando por tu propia en cuenta y pasas por encima de nuestros códigos.

—¿Crees que me importa?—sonrió deleitándome al ver como el color comienza a abandonar su piel—si ellos no lo saben aun es por que así lo quiero y seguirá así hasta que me plazca. Si piensas que dejarán de seguirme te equivocas, por que después de que vean lo que le pasa a los que van en contra, no les quedarán ganas de siquiera intentarlo.

—Quizá tengas razón y te importe una mierda—aprieta los dientes—pero no todo es así ¿cierto?—lo estrello más a la pared y termina agrietándose—si hay algo que te importa lo suficiente para pensar dos veces las cosas y ese algo tiene nombre y se hace llamar Clarissa.

Me distraigo por un segundo con sus palabras y vuelvo a estrellarlo hasta que la sangre le sale por la nariz y me asquea que su nombre salga de una boca tan asquerosa...(una boca que también la toco) dice mi mente y más me afano por matarlo.

—¿Que es lo que quieres?—le suelto hablando entre dientes y sus ojos se cierran como si la recordara—¡¿que puto interés tienes por ella?!.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora