CAPITULO 15 - GRAVITACION

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Gravitación vehemente

Clarissa

Los días pasan y cada uno me pesa como bloques de concreto sobre mis hombros cuando me lo topo en la casa. Manejamos ley del hielo, ya que ninguno se anima a dirigirse la palabra. Yo por mi parte trato de parecer indiferente desapareciendo cuando coincidimos en el mismo lugar.

Soy mejor aparentando de lo que creí, cuando lo tengo enfrente, actúo con naturalidad dejándole en claro lo mucho que lo aborrezco y al llegar a la habitación me deslizo al piso limpiando el sudor que emanó debido al nerviosismo, además de que mi estómago no ha estado bien.

No puedo estar en el mismo sitio que él, si estoy haciendo algo lo dejo a medias huyendo completamente de su aroma que me pone a temblar y no tengo idea de cómo es que mi cuerpo puede reaccionar de tal manera solo con verlo si se supone que en realidad no me agrada.

No veo el día en salir de aquí, esto me está matando. Mis sueños me torturan cada qué mi cabeza lo visualiza en las noches haciéndome de todo. No puedo cerrar los ojos sin que su imagen esté presente. Los recuerdos no son de ayuda ya que los veo a cada nada como si al destino le gustará tenerme lo bien presente.

Inconscientemente paseo mis manos por mi cuerpo queriendo sentir lo mismo de hace días y vaya que jamás lo había hecho, pero al final no puedo, no es lo mismo. Me avergüenza saber que mi sexo se humedece fácilmente y mi pechos duelen al tornarse sensibles. Es como si estuviera torturándome desde las sombras. Es tan extraño y ahora no se como soportarlo.

Empecé a ejercitarme en las tardes cuando él está ausente, salgo al jardín estudiando los alrededores y aún así no logro captar nada fuera de lo normal. Juego y duermo con Aslan que de alguna manera siento que es su dueño quien me acompaña.

No me siento yo misma, no me conozco y no me gusta para nada todo esto. Sigo pensando que me hechizo para perder la cordura. Estoy más sensible de lo normal y no hay noche que no llore la ausencia de mis padres, mi hermano, Jess y mis amigos.

Daría todo por verlos una vez más y decirles que lo siento tanto, que debí escucharlos, que me hacen tanta falta y siento que ya no puedo más. Otro día más sin saber porque demonios estoy aquí si no lo merecía y preguntándome ¿qué papel me tocó? ya que él actúa como si no existiera. ¿Para que me quiere si no podemos llevarnos bien?

El clima ha cambiado de la nada trayendo consigo lluvias y frío apagando más mis ánimos de seguir, reiterándome que se viene más complicada la situación ya que no quiero tener que enfermarme y atrasar mi recuperación.

Observó la luz del día llegar sin el sol y solo son nubes grises que adornan el cielo. En toda la noche no pegue el ojo porque tenía la corazonada que aparecería frente a mi cama y juro que me abalanzaría sobre él en un santiamén. «es una suerte que no fuera así».

Los truenos retumban afuera y me levanto cuando la sed me seca la lengua. La casa parece en penumbras a la falta de luz «parece que disfruta que esté a oscuras» bajo las escaleras deseando no verlo.

Tomo un vaso de agua del fregadero y merma la sed inquietante que me cargo últimamente al punto de sentir que podría acabarme todo un galón. Un aparato vibra en la barra captando mi atención. Lo hace tres veces y me acerco curiosa para ver el nombre de la persona que llama y termino desestabilizándome de alguna manera.

El nombre de Daniela aparece en la pantalla y mi mal humor se dispara siendo una combinación de recelo. Claro está, que ha dejado el móvil olvidado y no es de mi incumbencia, así que no haré nada al respecto. Tomo otro vaso de agua mientras pico de un racimo de uvas verdes sin poder ignorar el sonido a mis espaldas.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora