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Impulsos implacables
Antonio
Sus pezones endurecidos contra mi pecho son la incitación suficiente para tocar más, no puedo pensar claro porque lo único que se repite en mi cabeza es el hecho de que esta ante mi completamente desnuda cuando la toalla cae al suelo dejándola expuesta.
Mi cuerpo empieza a sentir una braza caliente corriendo por mis venas, despertando unas ganas inmensas que duelen por el deseo descontrolado e inexplicable que me impulsa a actuar irracional y puedo asegurar con certeza que es mutuo por parte de ella, al escuchar claramente el galope desbocado de su corazón y lo tibia que se siente su piel bajo mis manos.
La beso y me corresponde con la misma urgencia que emerge entre ambos a pesar de la enferma relación que nos une aunque en este momento no puedo pensar en eso o dejar que mi moral me detenga. La llevo contra la pared aprisionándola y el arrebato brusco provoca la caída de un cuadro que no nos inmuta y sus jadeos inocentes son lo que mandan todo al carajo. Levanto sus dos piernas invitándola a rodeándome por completo de la cintura y la traslado a la cocina.
Ella no deja de tirar de mi cabello al tiempo que devora y muerde mis labios buscando saciar esa urgencia afanada, da un respingo al sentir la fría barra de mármol contra sus glúteos desnudos. La luz de la luna se filtra a través de los ventanales traseros iluminándonos lo suficiente para que yo pueda ver perfectamente su rostro y ella el mío mientras recuesto su cuerpo lentamente deleitándome con la perfecta imagen erotica que dilata mis pupilas, su anatomía femenina es el claro ejemplo de lo que llaman silueta de reloj de arena. Tan curveada y voluptuosa en los puntos perfectos como si hubiese sido tallada a mano por los mejores artistas.
Ha recuperado peso en los días que estuve ausente; haciendo que sus curvas se volvieran más exuberantes como lo eran en un principio y son tan cautivadoras que me siento embelesado mientras mis ojos se toman su tiempo en apreciar cada una de ellas desde la más simple a la más inusual como su tímido monte de venus que alberga una fina capa de bello.
Sus caderas, sus pechos e incluso su mandíbula afilada me parecen exquisitas y llamativas. Su diminuta cintura hace compañía adecuada con las caderas anchas y glúteos redondos.
Subo mis manos desde sus pies hasta las rodillas lentamente abriéndola para mi con su espalda arqueándose por el rose de mis yemas mientras me coloco en medio inclinándome sin poder resistir dejar sus labios sin atención y la vuelvo a besar a pesar de que a mi no me gusta hacerlo con las mujeres, pero las ganas por sentirla, me llevan a encontrar agradable la sensación de su lengua moviéndose con la mía.
Jadea en susurros cuando toco y magreo sus pechos al tiempo que los chupo disfrutando de su sabor, muerdo y tiro de sus pezones endurecidos que se tornan sensibles al tacto. Mi potente erección me está lastimando aprisionada contra mis pantalones ajustados y me detengo un segundo para bajar la cremallera buscando liberación ante la presión que me suplica cederle espacio.
Tiro de sus caderas acercándola a las mías para que sienta lo duro que me tiene y ella las ondea con el mero rose del bulto presionando en su sexo. Mueve sus manos desesperada por abrir los botones de mi camisa blanca y la desliza con afán por mis hombros cuando lo logra hasta dejarme el torso desnudo. Sus ojos se abrillantan expandiéndose y se mueven por este, recorriendo mi silueta con los labios hinchados y la expresión de deseo en su rostro.
Bajo mis dedos hasta su sexo y me palpita la verga al sentir lo mojada que está, nunca he estado con una humana pero los rumores de que el sexo con ellas es lo mejor por lo caliente que se sienten, ha despertado mi curiosidad por comprobarlo aunque mi moral me diga a gritos que no lo haga.
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LINAJE
Ficção CientíficaYa nada será igual a lo que imaginaba, su pasado la torturara cada día intentando salir. El tomará todas sus primeras experiencias haciéndola caer en él abismo del deseo carnal. Pronto todas las preguntas sobre su pasado irán saliendo a frote junto...