CAPITULO 76 - LINAJE

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Linaje

Monica — Clarissa

Una felicidad intermitente se basa en los buenos y malos ratos. Se decía a por ahí que nosotros no conocemos los sentimientos y lo único capaz de sentir es ese deseo innato de hambre, de devorar el mundo entero. En la historia y rumores están escritos que las criaturas dueñas de la noche, no piensan y razonan entre el bien y el mal.

Papá dice que es mejor que lo crean así, el miedo los mantiene a raya de cometer revelación en contra de su lugar y estatus. Aquellos incapaces de controlarse, deben tener una figura que los domine a base del miedo que es la mejor forma.

Dicen que tengo potencial e incluso Mama dice que seré una gran reina, mucho mejor de lo que ella lo es. Soy muy feliz de que tengan altas expectativas en mi por qué quiero enorgullecerlos como ellos lo hacen conmigo.

—Monica vamos —me llama papá.

—Tengo que irme —me levanto sacudiendo mi falda y Antonio hace lo mismo.

—Te echare de menos —dice escoltándome de vuelta con el rubor en su rostro.

Le sonrió en respuesta y corro hacia los brazos de mi padre que me levanta con facilidad. Lo abrazo fuertemente y le digo adiós al papá de Antonio que se queda con el.

El señor Stoian es muy agradable conmigo y me gusta visitar su bello castillo, en el que me he quedado a pasar la noche cuando mamá y papá tienen que dejarme.

—Papá —le hablo— ¿Por que ya no podemos seguir visitando más a menudo a los Barcsay?

Detalló las facciones de mi padre y respira hondo entrando al auto conmigo después de que Gabriel cierra la puerta.

—Bueno, por el momento es mejor mantener distancia —explica— ¿Te gusta venir aquí?

Me sienta a un lado de su asiento.

—La ciudad de Nueva York es bonita —juego con mis manos— Antonio dice que desde lo alto puede apreciarse mejor.

—Tiene razón —sonríe— desde lo alto, luce mucho mejor.

—También dijo que cuando la nieve endurece, el lago se congela y se puede patinar en el —me emociono— ¡Yo quiero hacerlo papá!

Él sonríe acomodando mi cabello y sus ojos se ponen tristes al tiempo que su sonrisa se va desvaneciendo, pero se recompone.

—Prometo intentar darte esa experiencia Monica —asiento— no mereces el encierro.

Me siento sobre mis rodillas abrazándolo de nuevo.

—Mientras esté contigo y madre no importa —me sostiene besando mi frente— la extraño.

—Regresará pronto —suspira— tranquila.

Nos movemos de vuelta a Rumania a nuestro hogar y salto de la emoción cuando veo a madre en la entrada de la casa.

—¡Mamá! —corro hacia ella que me extiende los brazos.

—¡Mi niña! —me regala su bella sonrisa que me alegra los días, mamá es hermosa y de grande quiero ser ella.

—Te extrañe ¿Ya no volverás a irte verdad? —preguntó mi padre se dirige a nosotras.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora