CAPITULO 3o - HUIR, MATAR Y PECAR

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Huir, matar y pecar.

Clarissa

A pesar de sólo haber tomado un té siento el estómago revuelto. Me trasladan a otro apartamento al parecer y no me dicen nada al respecto. Me escoltan cuatro vampiros que ya he visto desde siempre y Gabriel se mantiene en el teléfono.

—No tienes nada de que preocuparse—pone fin al silencio incómodo.

—No estoy preocupada por nada—me encojo de hombros.

—No has dejado de morderte las uñas y de mover el pie con inquietud—no me mira pero sus palabras me hacen detenerme.

—¿Donde está Antonio?.

—Tiene asuntos importantes y no aparecerá por aquí pronto.

—¿Desde la madrugada?—la pregunta se me escapa y me muerdo el labio arrepentida—digo...es que salió desde muy temprano—me aclaro la voz—muy temprano diría yo.

Gabriel me mira extrañado y se baja los lentes por el puente de la nariz enarcándome una ceja, me sonrojo y mejor miro a la ventanilla esperando que no diga nada más o me regañe por entrometida. Respira hondo y yo juego con mis manos nerviosas, este tipo no da miedo aunque sea guapo pero no me fío de que no sea un completo peligro ya que por algo es el segundo de Antonio.

—Dime algo Clare—apaga el teléfono—¿que sientes por el?.

Su pregunta me toma por sorpresa y me ahogo con mi saliva, toso disimuladamente y lo volteo a ver. Me mira con seriedad y curiosidad al mismo tiempo que se mantiene quieto esperando mi respuesta.

—Indiferencia—ruedo los ojos—¿Que mas puedo sentir por el si es quien me tiene raptada?—apartó la mirada—aveces me agrada y otras veces quiero golpearlo, pero no cambia el hecho de que lo dejé de ver como un peligro para mi.

Asiente pensativo y se coloca los lentes oscuros de nuevo para continuar con lo que sea que estaba haciendo en el teléfono. A pesar de que escucho como Alex lo suele llamar señor, no lo veo como tal. Gabriel luce demasiado joven como un hombre de 28 pero no dudo que tenga más de 100.

Detienen la camioneta en el estacionamiento de otro lujoso edificio y me abren la puerta para que baje.

—Son más parecidos de los que crees—me sorprende Gabriel con su comentario—tú y el.

—Te equivocas—niego en defensa—yo no soy arrogante ni egocéntrica.

—Cuando el orgullo grita es que el amor calla—responde con ironía y me da una leve sonrisa de lado.

Amor.... ¿amor?... esa palabra no encaja aquí.

Mi mente empieza a pensar en lo último que dijo y me pregunto a mi misma ahora. ¿porque cree que entre él y yo hay similitudes?, eso es estupido. Yo jamás sería una persona tan narcisista como Antonio y mucho menos soberbia.

Los vampiros me meten a un elevador privado y subimos hasta el noveno piso en silencio. Ahora qué Antonio no está ni tampoco Gabriel o Alex me pongo más nerviosa ya que nadie me salvará el pellejo si algo malo pasa, ¿qué tal si esa tal Cecilia termina siento igual que Daniela 2.0?.

Idiota.

Digo que no me parezco nada en él y estoy juzgando ya por lo peor a una persona que ni siquiera conozco.  Las puestas se abren pero ninguno de los hombres entran y tengo que hacerlo yo sola. El apartamento es muy muy grande y no me explico cómo es que puede abarcar lo de dos pisos en uno solo, definitivamente me toma por sorpresa ya que pareciera una casa.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora