CAPOTULO 34 - UN PRINCIPE

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Un príncipe

Clarissa

Han pasado 3 días desde la ultima vez que salí de la habitación cuando se encontraba matando a la mujerzuela que había traído y desde entonces me mantienen adentro con alimentos que me desagradan. Odio todo lo que tenga que ver con caldo y el que me den ese tipo de cosas es peor que cada tortura.

No he intercambiado ninguna palabra con el ya que sale la mayor parte del día y regresa cuando yo ya estoy durmiendo, solo entra a la habitación para ducharse y salir con la misma en claro ejemplo de evitarme lo mas que pueda.

Cada vez lo siento mas lejos de mi y eso es algo que no me conviene para llevar a cabo mis planes, necesito apegarlo a mi de alguna manera y se cual es esa. Mi periodo ha terminado y el sexo para mi no es un sacrificio dentro de lo que cabe pero aun así no lo erigiría si tuviera otra opción.

Sigo enojada con el y ahora mucho mas con los últimos acontecimientos, así que no me agrada mucho tener que recurrir a ese método pero ¿a quien engaño? yo lo necesito por igual ya que me siento mojada la mayor parte del tiempo y me excito fácilmente. Ese hombre me eleva con todo lo que hace conmigo. No he descansado bien ya que las pesadillas continúan y cada vez en diferentes escenarios que al final terminan en lo mismo y es en un rio de sangre. 

Me confunden tanto y no se como interpretarlas porque se sienten tan reales que es imposible no despertarme aterrada y con miedo, simplemente no les tomo importancia pero lo que si me preocupa es que cada vez son mas feas. Busco entre mi ropa una de las tangas que traje para esta situación, normalmente siempre mi vestimenta era reservada y ahora tengo que ser mas atrevida, no quiero ni imaginar quien fue el encargado de elegir mi ropa porque se me caería la cara de vergüenza.

Me la coloco junto con un sostén de encaje negro y me recuesto en la cama con solo ropa interior. No quiere hablarme okey, veremos si con esto sigue actuando con indiferencia. Me acomodo boca abajo en mi posición mas provocativa esperando a que regrese, las horas pasan y finjo dormir cuando escucho su llegada por el ascensor, me quito la sabana que me cubría y peino mi cabello para no verme tan despeinada. Levanto el trasero recostando la cara sobre la almohada y con mi brazo tapo mis ojos por si llego a moverlo con los nervios de punta que traigo.

Abre la puerta y hago uso de todo mi control para no alterarme y actuar como si en verdad estuviera dormida. Sus pasos se detienen frente a la cama por unos minutos y puedo percibir como respira hondo, como aprieta sus puños y su loción impregna la habitación. Deja sus cosas en la mesilla y poco después escucho la regadera abrirse, tarda mas de lo normal pero cuando regresa a mi ya se me entumió el maldito brazo que aprovecho para mover cuando contesta una llamada entrante.

No entiendo exactamente a que se refiere pero entre todo lo que dice alcanzo a entender que habla sobre seguirle los pasos a alguien que se dirige a Brasil. Todo suena tan extraño y en parte me pregunto si tiene algo que ver con la muerte del vampiro que asesinó en casa y la mujer de la otra noche, son asuntos de vampiros quizá pero vaya que le afectan porque puedo sentir como se tensa a pesar de que no lo veo.

—Daniela llegara mucho antes que yo—se aleja y no escucho lo demás.

Muerdo la almohada cuando su nombre sale de su boca, ¿a caso esa tipa siempre rondara a donde quiera que vaya?.

Caigo en cuenta que con ella cerca no podre hacer mucho así que tengo que actuar con cuidado para no causar una pelea con el que es lo mas inconveniente. Regresa y se sienta en la cama, se que me observa por que lo siento y mi piel se pone en alerta. Pasa su mano por mi cabello hasta recorrer de mi brazo a la cadera, muerdo mi lengua cuando posa su dedo índice en mi cuello pero no toca mas, al contrario siento como lucha por no subirse y arrancarme la ropa.

LINAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora